Seguro que alguna vez en tu vida has oído hablar del cambio climático, o del agujero de la capa de ozono o, incluso, de un término cada vez más en boga: la huella de carbono. Lo cierto es que el concepto de la “ecosostenibilidad” es algo que cobra cada vez más relevancia en todo tipo de empresas. Las industrias que habitualmente se han considerado desde siempre como las más contaminantes, como las del automóvil o la industria química, hasta algunas que ni se nos habrían ocurrido que podían ser contaminantes, como la del juego, tienen algo en común: todas ellas quieren reducir su huella de carbono y ser consideradas eco-friendly. Pero, ¿por qué es esto tan importante en el mundo en el que vivimos?
La importancia de ser “verde”
En el tema que nos ocupa, el de las apuestas deportivas, lo cierto es que los casinos y casas de apuestas online cuentan con una gran cantidad de ventajas sobre los tradicionales, empezando, por ejemplo, con que pueden ofrecer bonos a sus jugadores para que puedan apostar o jugar de forma gratuita. Esto es algo que suele ser impensable en los casinos físicos, pero claro, no es la única razón. En España hay muchos locales de juego, entre casas de apuestas y casinos, que emplean a gran cantidad de gente y todo esto tiene sus consecuencias en el medio ambiente. Por ejemplo, en la capital española, la ciudad de Madrid, hay más de 400 locales de juego y esto implica un gran movimiento de personas que acuden a ellos para apostar, jugar o simplemente ver eventos deportivos. No debemos olvidar que el principal culpable del calentamiento global y el efecto invernadero es el dióxido de carbono y, en menor medida, otros gases como el metano, ambos generados, claro, por la actividad humana (no somos los únicos responsables, pero por el mero hecho de respirar o usar un medio de transporte a motor ya estamos emitiendo gases a la atmósfera). Obviamente, jugar online tiene la ventaja de no tener que desplazarse, al poder hacerlo desde la comodidad de nuestras propias casas. Esto implica no tener que mover el coche y, por consiguiente, el consumo de combustible y la emisión de gases derivada de ello lo evitamos. Es posible que el ahorro individual sea minúsculo, pero si multiplicamos esta actividad por varios miles de desplazamientos, estaremos hablando de una reducción importante de la huella de carbono a lo largo del año.
Una tendencia que solo puede incrementarse
Todos estos conceptos, aunque a día de hoy estén aún en pañales (ya que lo de la huella de carbono es relativamente reciente) cobrarán una importancia todavía mayor en el futuro. Por ejemplo, se dice que dentro de unos años todos los productos estarán medidos en CO2 y que los ciudadanos sabremos exactamente cuánto contaminan antes de comprarlos, para poder obrar en consecuencia. Esto, suponemos, penalizará a las empresas más contaminantes y contribuirá a remover conciencias. Lo que está claro es que, después de muchos años de causar estragos en el medio ambiente y de la cantidad de signos de alarma que nos ha dado la tierra en forma de enormes terremotos, tsunamis y demás, por fin parece que las empresas (y la ciudadanía en general) han empezado a tomar cartas en el asunto y a ponerse serias a la hora de respetar y cuidar el medio ambiente. Esperemos que no sea demasiado tarde porque nuestro futuro depende, literalmente, de ello… ya que no tenemos ningún otro lugar al que ir.