Por Cambio16
11/12/2017
Hoy, Donald Trump ha firmado la Directiva de Política Espacial 1, una orden para nuevos viajes a la Luna y más allá.
El documento declara que ahora las intenciones van más allá de plantar una bandera.
«EEUU liderará el regreso de los humanos a la Luna, seguidas por misiones a Marte y otros destinos» precisa.
Es una promesa audaz, programada para el 45 aniversario de Apollo 17, la última misión humana a la luna.
También es una promesa que han hecho tres presidentes anteriores.
Pero cada uno fue derrotado por los desafíos políticos y financieros que representa una ambición como ésta.
La realidad se sabrá cuando se escriba el próximo presupuesto de la NASA, no hoy.
La NASA no ha diseñado un vehículo para viajes a la Luna u otra infraestructura para llevar astronautas a la luna.
Y, dadas las circunstancias, tendrá dificultades para realizar un alunizaje durante el mandato de Trump en la oficina.
Pero el presidente tiene una ventaja sobre sus predecesores.
Para volver a la luna, Trump no está solo
Una serie de compañías privadas que invierten en exploración espacial más allá de la órbita terrestre baja.
La NASA ya está trabajando estrechamente con compañías enfocadas en estos viajes a la Luna.
Una de ellas es Moon Express, que recibió permiso para la exploración el año pasado.
Y junto a ella, está la gran Tesla de Elon Musk, que ya es conocida su declaración de intenciones.
El propio Musk ha dicho que su próximo cohete se diseñará para visitar la Luna y Marte.
«Es hora de que Estados Unidos regrese a la Luna, esta vez para quedarse» asegura.
Mientras tanto, el CEO de Boeing prometió que los primeros astronautas que visiten Marte llegarán allí en uno de los cohetes de su compañía.
Pero ¿por qué hay tantos interesados en volver a la luna?
Agua y dinero
La presencia de agua, como se ha especulado, podría generar nuevas actividades.
Entre ellas, una «habitación espacial» más económica a largo plazo y crear oxígeno del agua.
Esto a su vez podría traer planes de negocios futuristas,
En la mira están el turismo espacial y la minería de asteroides, al alcance de los empresarios.
Y, puede haber otros productos químicos útiles que se extraigan de la luna, como Helium-3.
George Sowers, quien dirige el programa de recursos espaciales de la Escuela de Minas de Colorado, compara el agua en la luna con el petróleo en el Golfo Pérsico, lo que sugiere que pronto habrá una lucha internacional por reclamos en la luna.
Tensiones geopolíticas
Ésto se conecta con lo primero: el ambicioso programa espacial de China ha anunciado que quiere aterrizar humanos en la Luna para el año 2036.
Y la Agencia Espacial Europea ha defendido durante mucho tiempo a favor de un concepto de exploración de la aldea lunar.
Por lo tanto, el gobierno de los EEUU no quiere verse excluido del retorno a la Luna.
Los tratados espaciales internacionales, escritos en los primeros días de la exploración espacial, dejan mucho que interpretar y no explican el comercio en el espacio.
Los hechos sobre el terreno -o el regolito lunar- serán importantes en futuros debates sobre cómo las personas cooperan en el espacio.
El ejército de EEUU ya está refiriéndose a su nuevo enfoque del espacio como un entorno de guerra. Ciertamente, los emprendedores espaciales no dudan en invocar un nuevo conflicto internacional.
Exploración y ciencia
En la política espacial, hay muchos que piensan que el destino próximo debe ser Marte y no perder el tiempo con el regreso a la luna.
Sin embargo, las misiones lunares podrían permitir, en lugar de obstaculizar, viajes más ambiciosos al espacio.
Si ideas sobre el agua en la luna resultan ser ciertas, la fabricación de estaciones allí podrían permitir misiones más baratas a Marte.
Construir infraestructura científica en la Luna también podrían crear nuevas oportunidades científicas.