Por Cambio16
11/02/2017
Dado que las mujeres poseen habilidades mágicas empáticas y, por lo tanto, son muy buenas en la lectura de las señales no verbales, siempre van a saber cuando un hombre les está mintiendo. Esto tiene orígenes míticos, desde la prehistoria, la época en que los hombres salían a cazar y las mujeres protegían la coherencia social dentro de la tribu.
Pero la biología de la mujer ofrece una explicación. Como madre es fundamental para ella ser diestra en la lectura de las señales no verbales. Los bebés no pueden hablar, sin embargo, varias investigaciones han demostrado que las mujeres incluso tienen el sentido del oído mucho más desarrollado para poder escuchar al bebé.
Sea por biología o por sociología, las mujeres tienen un sentido más rápido cuando hay algo mal dentro de un grupo o de una persona. Y una mentira tiene sus «señales», las cuales emites sin a veces sin siquiera darte cuenta, pero que ellas saben reconocer.
¿Cuáles son estas señales?
1. Las personas que mienten tienden a mover excesivamente sus brazos y manos. Evitan el contacto visual. Sus manos tocan la cara, la garganta, la boca o la nariz, o se rascan detrás de la oreja.
2. El tiempo y la duración de la expresión de una emoción es diferente de lo normal. O tarda demasiado tiempo o se detiene repentinamente.
3. Su emoción no está sincronizada con la expresión verbal. Por ejemplo, cuando dices «te tengo preparada una sorpresa maravillosa» y después de decir esto, te ries. (Este es un ejemplo completamente hipotético, por supuesto.)
4. La expresión emocional no coincide con el verbal. Por ejemplo, cuando dices: «Cariño, te quiero mucho» y tienes el ceño fruncido en el rostro.
5. Cuando la emoción se limita sólo a la boca. Si es al menos sincera, una persona verdaderamente empcionada mostrará señales de ello en las mejillas, los ojos y la frente.
6. Estás actuando de manera diferente de lo habitual. Cuando, por ejemplo, de repente comienzas a tomar el teléfono cuando vas al baño cuando antes quedaba siempre tirado por allí.
7. Cuando estás siempre a la defensiva. Una persona inocente no haría eso.
8. Cuando en tu respuesta repites las palabras de su pregunta: «Cariño, ¿fumaste de nuevo ayer?» «No, querida, no he fumado ayer»
9. Cuando estás hablando más de lo habitual y añades todo tipo de detalles innecesarios para convencerla.
10. Cuando intentas muy rápidamente cambiar el sujeto de la conversación o utilizas el humor o el sarcasmo para cambiar de tema.