Marta Sánchez Esparza, Universidad Rey Juan Carlos; Adoración Merino Arribas, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja y Elías Manuel Said Hung, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Los líderes de los principales partidos políticos que concurrieron a las elecciones generales de 2016 y 2019 en España emplearon Twitter como caja de resonancia para sus mensajes, buscando el eco y la viralización, y no como un foro de interacción y debate de temas de interés social. Así lo acredita el análisis de más de 26.000 tuits lanzados desde las cuentas de los dirigentes de PSOE, PP, Ciudadanos, Podemos y Vox durante las campañas para las elecciones de mayo de 2016, abril de 2019 y octubre de 2019.
Este análisis, elaborado en el seno del proyecto DisinformationPoliticsLab de UNIR, emplea una metodología basada en el machine learning, a través del algoritmo de Asignación Latente de Dirichlet (Latent Dirichlet Allocation), y en él se revisan un total de 26 078 tuits publicados desde las cuentas de los partidos mencionados y de sus principales líderes.
Gracias a este trabajo, hemos logrado diferenciar la morfología de los tuits y los principales temas tratados en esos periodos electorales.
El análisis representa una radiografía de los usos que los partidos y sus líderes hicieron de esta red social, y en él se revela que los líderes políticos optaron en las elecciones generales de 2016 y 2019 por movilizar a los seguidores ideológicamente más cercanos, reproduciendo mensajes asociados a los usuarios afines, y reduciendo progresivamente el número de temas de interés general abordados.
Twitter no se utilizó como una herramienta para el intercambio de posiciones y la confrontación de ideas con otros partidos, sino como mecanismo para reforzar los vínculos con los perfiles de usuarios más próximos.
A más polarización, menos debate de contenidos
La tendencia fue incluso más acusada en el caso de los actores más polarizados ideológicamente, como sucede con las marcas electorales de Podemos y Vox y los líderes políticos Pablo Iglesias y Santiago Abascal. En estos casos se percibe claramente una reducción de los tópicos tratados en cada convocatoria electoral, y un mayor nivel de reacción de los seguidores de sus cuentas.
La estrategia en Twitter fue no atomizar los mensajes, sino concentrar la carga sentimental en unos pocos temas que se proyectan para ser virales. De esta forma se habría producido un uso instrumental de Twitter como una caja acústica de ideas, reclamos, opiniones y sentimientos, con tuits cada vez más dominados por mensajes textuales y por el uso de recursos de apoyo visual, frente a un menor uso de URLs, que dotarían de mayor profundidad a los contenidos.
El estudio, presentado recientemente en el Congreso Internacional COMRED, en Lisboa, analiza contenidos e interacciones, como retuits y likes, y constata que la estrategia de los partidos en Twitter rebajó el debate y buscó en cambio la viralización de sus propios eslóganes o mensajes.
Referencias cruzadas
Así, nueve de cada diez mensajes estaban dirigidos o aludían a otros usuarios en Twitter, para reforzar la visibilidad y multiplicar el mensaje emitido por el partido o el líder. De hecho se produjo una alta referenciación cruzada entre los actores políticos analizados o los compañeros de partido político destacados en la estructura orgánica.
La campaña de las elecciones generales de 2016 pasó a la historia como la primera repetición electoral de la democracia española, ante la incapacidad para formar gobierno tras los comicios de diciembre de 2015. Ya en esa campaña, el uso de Twitter por parte de los actores políticos emergentes (Ciudadanos y Podemos) fue determinante para acabar con el bipartidismo (PP-PSOE) que dominaba el sistema político desde la transición.
En las elecciones de 2016, todos los líderes políticos de los principales partidos políticos españoles en aquel momento –Pedro Sánchez Castejón (PSOE), Mariano Rajoy (PP), Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Albert Rivera Díaz (CS)– usaron esta red social como parte de su estrategia de comunicación. Con esa estrategia cobraron fuerza los hashtags emocionales, muy por encima de los contenidos centrados en las ideas. En 2019 esta estrategia fue todavía más acusada: el objetivo era la viralidad.
Marta Sánchez Esparza, Profesora de Comunicación e investigadora del grupo PROCOMM, Universidad Rey Juan Carlos; Adoración Merino Arribas, Profesora contratado doctor en el área en Comunicación, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja y Elías Manuel Said Hung, Profesor titular de la Facultad de Educación, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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