Por Andrés Tovar
23/06/2018
- El discurso de Pablo Casado tras su victoria
- Ésto dicen los partidos de la victoria de Pablo Casado
A Pablo Casado le viene como anillo al dedo aquella frase «Ladran Sancho, señal que cabalgamos«. Y es que el nuevo presidente del PP se convirtió casi en un monotema este fin de semana. Y no es para menos. Es el ganador de un proceso inédito; su victoria sorprendió a todos -incluso dentro del orbe de los populares quienes, pese a que muchos vaticinaban la victoria de Soraya Sáenz de Santamaría, ya comienzan a ‘alinearse’ a las órdenes del nuevo líder- y ha puesto a meditar a la oposición que, en las próximas semanas seguro meditará el real alcance de la llegada de Pablo Casado al trono ‘popular’.
Y tal meditación pasa, sin lugar a dudas, por la juventud de Casado. El nuevo líder popular tiene el músculo y la energía para ser el líder de la oposición. No en vano las críticas de la izquierda y de los defensores de la «plurinacionalidad» este fin de semana se pasearon por etiquetar de forma cansina a Casado de «reencarnación de Fraga Iribarne» o «representante» del «aznarismo«, el «falangismo» o el «franquismo» (sic). Algunos de esos críticos actualmente en posiciones de Gobierno, cosa que deja mucho que desear.
Y fuera de la arremetida izquierdista «resucitadora» de Franco y de Primo de Rivera está Ciudadanos. A la formación cuyo rédito electoral en Cataluña elevó su poder como alternativa nacional también le toca entrar a meditar. Pues ahora el joven liderazgo de Casado y su intención manifiesta de firmeza ante el tema catalán planea entrar a la carrera en una pista donde los naranjas manejaban con pista ancha. La ‘batalla’ entre Pablo Casado y Albert Rivera será particular. Pues el cazador Casado va a por los votantes que se fueron a la formación naranja. Y Rivera lo sabe, y por ende se prepara.
El lifting político
Pero además, Pablo Casado es la pata que faltaba para completar el proceso de refrescamiento que en los últimos años vive la política española. Ahora tenemos un tablero político cuyos principales líderes no superan los 50 años. (Pablo Casado con 37, Albert Rivera con 38, Pablo Iglesias con 39 y Pedro Sánchez -ahora de un plumazo el ‘mayor’ con 46).
Un lifting político que debe tener entre ceja y ceja devolver, con sindéresis y responsabilidad, el «buen rollo» de la política. Sobretodo para una sociedad millenial erróneamente etiquetada de perezosa, narcisista y consentida. Los jóvenes españoles de entre 18 y 34 años son críticos, exigentes, reformistas, comprometidos, digitales y participativos. Les preocupa la recuperación económica, el empleo y -sí, créalo- la unidad de España. Y también piensan que la sociedad está en deuda con ellos. Ésta realidad ya bien conocida en el mundo empresarial -serán más del 70% de la fuerza laboral del mundo desarrollado en 2025- también pesará en las urnas.
Y quien no se monte en el patín, rodará por la escalera.