Por Cambio16
24/01/2018
Nicolás Maduro busca la reelección en Venezuela, pero su anuncio es menos que tranquilizador para el escenario venezolano.
En un acto con simpatizantes este martes, el mandatario dijo «estar listo» para buscar un nuevo mandato.
Ésto, luego que la Constituyente chavista declarara que las nuevas elecciones presidenciales deben celebrarse antes del 30 de abril.
A todas luces, el anuncio de Maduro es un intento del partido gobernante de explotar la desarticulación de la oposición.
Y de tomar la delantera en el control del país antes de que la crisis económica del país se agudice aún más.
Más notable es que el anuncio se produce después de que la Unión Europea impusiera sanciones contra siete altos funcionarios.
«Si el mundo quiere aplicar sanciones, aplicaremos elecciones», dijo un desafiante Diosdado Cabello, uno de los funcionarios sancionados, y articulador de la propuesta de adelantar los comicios.
En las primeras de cambio, ante sus simpatizantes, Maduro se mostró confiado en ganar estos comicios.
«Si estuviera en mis manos haría las elecciones este domingo que viene y punto”, agregó.
Sin embargo, el escenario no será apacible. Maduro buscará la reelección en medios de un gran caos que, después de su anuncio, promete aumentar.
Maduro busca la reelección, y las reacciones arrancan
Este martes, paralelamente al acto de Maduro, el Grupo de Lima se reunía en Chile sobre el caso venezolano.
Y, tras conocerse el nuevo propósito del mandatario, el bloque anticipó el escenario en que llegarán esos comicios.
«Exigimos que las elecciones presidenciales sean convocadas con una adecuada anticipación, con la participación de todos los actores políticos venezolanos y con todas las garantías que corresponda», puntualizó la declaración del grupo.
«Unas elecciones que no cumplan estas condiciones carecerán de legitimidad», insistieron.
Casi en paralelo, el Gobierno de EEUU también reaccionaba.
«Apoyamos un sistema de elecciones real, completo y justo y no a la ilegítima Asamblea Constituyente que fue confeccionada por (el presidente Nicolás) Maduro», dijo hoy la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
Otra reacción notable fue el retiro de México como facilitador de la mesa de diálogo Gobierno-Oposición, actualmente suspendida.
Asimismo, Chile -otro de los facilitadores- también está considerando retirarse.
Cabe destacar que, durante esta reunión, los líderes de la oposición presionaron para que las elecciones se celebren en diciembre, cuando tradicionalmente se lleva a cabo la votación presidencial, y para que el consejo electoral cuente con funcionarios neutrales.
Sin embargo, al pararse de la mesa, dan por sentado que la elección no será ni libre ni justa.
Y, por ende, ya se da por descontado que el futuro del diálogo es tambaleante, si no es que ya no tiene viabilidad.
Ahora, con este nuevo reto en puerta, ¿cómo reaccionará la oposición?
El reto de los contrarios
Maduro ha llevado a Venezuela a su peor crisis económica en la historia moderna.
Venezuela ahora sufre de escasez de alimentos, hiperinflación y disminución de la producción de petróleo.
Sin embargo, la oposición no ha sido capaz de aprovechar la ventaja.
A menudo discuten sobre la estrategia, pero no han logrado ganarse a muchos venezolanos pobres que aún se identifican con el gobierno.
Estos factores ayudaron a los socialistas a barrer las recientes elecciones estatales y locales, aunque las encuestas muestran que los venezolanos rechazan abrumadoramente al gobierno.
Pocas horas después de oficializarse que Maduro busca la reelección, la oposición llamó nuevamente a la unidad.
«Hay una gran oportunidad para que en la oposición nos unamos como en 2015» dijo el dirigente de Voluntad Popular, Juan Guaidó.
Y puntualizó que la oposición debe crear una plataforma que decida en bloque si participará en la jornada electoral.
Por su parte, el veterano dirigente opositor Henry Ramos Allup dijo que el adelanto de elecciones es una represalia a las sanciones.
«Tenemos que pensar de manera reflexiva lo que haremos en los próximos días» dijo el dirigente de Acción Democrática.
Entretanto, otros dirigentes como María Corina Machado y Antonio Ledezma fueron más radicales.
«Son una farsa (las elecciones), se trata de un llamado fraudulento para un proceso que no es democrático» dijo Machado.
Ledezma por su parte fue más allá y pidió a la oposición no presentarse a estos comicios.
«Aspiro a que nadie en Venezuela se preste a hacerle el juego a una tiranía que pretende perpetuarse en el poder por la vía del fraude», dijo.
Así las cosas, la oposición ahora debe luchar para superar sus divisiones y reunirse alrededor de un solo candidato.
¿Por qué puede ser el principio del fin?
La voluntad del presidente de buscar la reelección y la falta de cohesión en el paisaje político venezolano son hasta ahora las únicas certezas.
Pero, detrás de la confianza que manifesta tener, el gobierno tiene en la misma calle que ha convocado su mayor obstáculo.
El partido enfrenta serias críticas de sus propios miembros y de la población venezolana en general.
La alta tasa de abstención de votantes en las elecciones de octubre es prueba de la incapacidad del partido gobernante para asegurar un nivel estable de apoyo público.
Y la insatisfacción electoral con la clase política actual es abrumadoramente clara, minando severamente la legitimidad de Maduro.
Por ende, el camino hacia estos comicios -y más una victoria- traerá enormes obstáculos para la administración de Maduro, lo que arroja dudas sobre su durabilidad a largo plazo.
En primer lugar, la economía del país aún se encuentra en un estado crítico que ha tenido su contraparte en saqueos y acciones de calle.
Además, las sanciones de EEUU y Europa impiden efectivamente que ciertos inversores realicen negocios en Venezuela.
Con el anuncio de que Maduro busca la reelección, es poco probable que se levanten tales restricciones.
Por el contrario, los pronósticos indican que éstas pueden aumentar a acciones más radicales.
El panorama venezolano hoy amanece más que incierto. Y la batalla apenas comienza.