Por Cambio16
29/01/2018
La cuenta atrás ya está en marcha. Y tiene una fecha límite de 48 horas. El Parlament tiene de plazo hasta el miércoles para celebrar un pleno de investidura para el que, de momento, el único candidato es el expresident Carles Puigdemont. Y eso que el Gobierno está dispuesto a echar el resto para impedir que sea reelegido. El objetivo del Ejecutivo es que el presidente del Parlament, Roger Torrent, nombre a otro aspirante. O incluso que se puedan convocar nuevas elecciones.
Por el momento, el equipo de Mariano Rajoy ha logrado, en parte, el respaldo del Tribunal Constitucional, al que recurrió dado que Puigdemont está huido en Bruselas y a que sobre él pesa una orden de detención en España. Dicho órgano judicial dictaminó el sábado que no es posible realizar una investidura telemática. Aseguró que debe ser «presencial». Y que, en caso de ser detenido al regresar a España, Puigdemont debería solicitar una autorización judicial para presentarse al pleno.
«No podrá celebrarse el debate y la votación de investidura del diputado don Carles Puigdemont i Casamajó como candidato a Presidente de la Generalidad a través de medios telemáticos ni por sustitución por otro parlamentario», zanjaba el Alto Tribunal. Le daba así al expresident un límite de 48 horas.
Puigdemont no pedirá permiso
El partido de Puigdemont insiste en presentarle a él como único candidato a la investidura que, como tarde, debería producirse el miércoles. Ayer, lo confirmaba el exconseller y diputado de JxCat Josep Rull. También aseguraba que el expresident pedirá al juez Pablo Llarena que le autorice a asistir y participar en el pleno de investidura de mañana. Sin embargo, este lunes, el abogado de Puigdemont ha asegurado en Rac1 que su defendido no solicitará ese permiso.
No obstante, y a pesar de ese límite de 48 horas, esta mañana la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal insistía en la candidatura de Puigdemont. «Solo trabajamos con el escenario de hacer caso a los ciudadanos y no me quiero plantear ningún otro». Pascal ha pronunciado estas palabras en una entrevista en TV3. Una conversación en la que ha argumentado que mantienen la candidatura de Puigdemont. «Se presentó a unas elecciones a las que nadie dijo que no pudiera presentarse y ha resultado elegido», ha argumentado.
De esta forma, este lunes la pelota podría volver a situarse en el tejado del Tribunal Supremo. En el caso de que permita a Puigdemont asistir al pleno, la investidura podría celebrarse mañana y dentro de plazo. En el caso de que se lo deniegue, la decisión estaría en manos de Torrent. El presidente del Parlament deberá optar por cumplir con el mandato del Constitucional, nombrando a otro candidato. O incumplir su decisión y aceptar una investidura telemática, con el riesgo de ser procesado por la justicia.
La renuncia de dos diputados huidos
Mientras tanto, las fuerzas independentistas buscan cómo mantener su hegemonía. Así, los diputados Clara Ponsatí y Lluís Puig prevén este lunes renunciar a su escaño. Se trata de dos de los consellers cesados, que actualmente se encuentran huidos en Bruselas junto a Puigdemont. Con su renuncia correría la lista de Junts per Catalunya, y así el independentismo se aseguraría la mayoría.
En un principio, Puig anunció en su cuenta de Twitter que también renunciaría a su acta otra de las exconsellers huidas, Monserrat Serret. Pero su salida no ha sido confirmada ni por ella ni por su partido (ERC). Y el propio Puig tuvo que corregir sus palabras y, en la misma red social, se disculpó por su «incontinencia verbo/tuitera». Y reconoció que no tiene «derecho a hablar en nombre de otros parlamentarios».
Hacer cuentas con un límite de 48 horas
Según JxCat, los escritos de renuncia de sus diputados se entregarán este lunes en el registro del Parlament. Así se podrán tramitar las credenciales y las actas de sus nuevas incorporaciones. Por un lado, Sawla El Garbhi, número 19 por Barcelona, sustituirá a Ponsatí. Mientras que Ferran Roquer, número 8 por Girona, entrará en el lugar de Puig.
Después del pronunciamiento del Constitucional se da por hecho que los cinco diputados en Bélgica no podrán delegar su voto. Por lo tanto, si todos ellos mantuvieran su escaño, la mayoría de 70 diputados independentistas podría verse reducida a 65 escaños (sobre un total de 135) y perder cualquier votación parlamentaria. En cambio, con la renuncia de los tres diputados esa mayoría se ampliaría a 68, suficiente para ganar cualquier votación. La primera podría producirse con un límite de 48 horas.