Por Andrés Tovar
06/06/2018
La carrera por la presidencia del PP comenzó este 05 de julio tras conocerse el resultado de sus primarias. Será en el Congreso del Partido del 20 y 21 de este mes cuando Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado pasen por el tamiz de los llamados compromisarios, los representantes de los afiliados, para elegir entre éstos dos al sucesor de Mariano Rajoy. Una elección de entrada complicada. Fundamentalmente porque aunque Santamaría fue la más votada, no es dificil vaticinar que los votos de María Dolores de Cospedal engrosarán en principio a Casado.
Por consiguiente, el «Juego de Tronos» de los próximos días en la casa de los populares será determinante. Ambos candidatos lo saben. Por ende ya comienzan a jugarse sus cartas. Apenas al hacerse públicos los resultados, Casado no dudó en hacer guiños a la exministra Cospedal. De ella dijo es una persona «con la que lleva trabajando desde el 2013» y con la que ha dicho tener una «excelente relación». Por su parte, Santamaría apeló a su «generosidad». Y acto seguido anunció su determinación de abrir negociaciones con los demás candidatos. Asegurando tener «los avales» para hacerlo, dado que «lidera la candidatura más votada».
El ábaco de la presidencia del PP
Pero el ajustado resultado de este jueves deja claro que ser el/la más votada no es directamente proporcional a asegurarse el puesto en la presidencia del PP. Santamaría ganó en las dos regiones con mayor reparto de compromisarios según el último censo del PP –Andalucía (18,2%, 475 compromisarios) y Comunidad Valenciana (13,4%, 349)-. Pero el resto del gran reparto -279 de Galicia (10,7), 278 de Castilla y León (10,6), 207 de Madrid (7,9) y 199 de Castilla-La Mancha (7,6)- están repartidos entre Casado y Cospedal. Ésta ultima, aunque tercera, está lejos de haber quedado fuera de la contienda.
La ex secretaria general podrá presumir de tener un «comodín» para la elección final. Aunque no desveló en explícito una posición de apoyo a Casado, sí anunció que quiere llegar hasta el final en el proceso electoral abierto en el PP. Una afirmación trascendente. Sobretodo en un proceso de votación final donde los compromisarios elegidos, más los llamados «natos» o «del aparato» decidirán el nombre del nuevo líder del PP. Traducción: la conocida divergencia pública entre Santamaría y Cospedal también jugará en la mesa.
Así las cosas, ni Santamaría ni Casado tienen la fórmula mágica para hacerse de la presidencia del PP. Por ende, les quedará jugarse la piel en estos días por venir. Principalmente para convencer a la militancia que tienen la madera. Primeramente para llevar adelante la tan nombrada «necesaria regeneración» del partido. Sino también, y más importante, sobretodo a juzgar por la cantidad de votantes en las primarias del jueves, no sólo rescatar, sino hacer activa a la militancia perdida. El juego de Tronos popular comienza.