Por Iñigo Aduriz | Vídeo: Benito Guerrero
15/02/2018
“En política, cuando a uno no le consiguen ganar en las urnas intentan ganarle mediante las campañas de desprestigio”. Con estas palabras se ha expresado el alcalde de Alcorcón, David Pérez. Que ha querido así salir al paso de las críticas que recibe prácticamente desde que accedió al cargo. Y de quienes le han llamado machista u homófobo. “Quien me conoce sabe perfectamente que soy una persona absolutamente respetuosa con todo el mundo y que ninguna de esas etiquetas se corresponde con mi forma de ser o con mi forma de pensar”, insiste.
En una entrevista con Cambio16 –que podrá leerse completa en la próxima edición de la revista– David Pérez lamenta que quien no le conoce se pueda formar una idea distinta de lo que es. Porque “cuando por parte de determinadas instancias se acuña un mensaje de ese tipo y se repite en redes, en medios y por parte de los partidos políticos, llega un momento en el que, por desgracia, cala y hace daño”. En todo caso, el alcalde de Alcorcón asume que las críticas “son gajes del oficio”. Por lo que él ha decidido optar “por seguir trabajando” y explicando lo que hace al frente del ayuntamiento madrileño.
Se trata de una trayectoria de éxito la que describe regidor madrileño. Tal y como explica, cuando David Pérez llegó a la Alcaldía, Alcorcón salía de una etapa socialista. Un periodo que había acumulado “una deuda de 612 millones de euros”. Además de “una destrucción de 6.800 empleos en cuatro años, un remanente negativo de tesorería, un déficit en todos los ejercicios, subida de impuestos y huida de empresas”.
«Generando confianza»
Con su gestión, “se ha pasado de que todos los años hubiera déficit a que haya superávit. Eso significa que ningún año gastamos más de lo que ingresamos. Además, hemos pagado 350 millones de euros de deudas heredadas. El periodo medio de pago ha llegado a estar en 900 días. Y hoy está ya por debajo de los 150, y bajando. Con el PSOE se destruyeron 6.800 empleos en cuatro años y con el PP se han creado seis mil y pico empleos en cuatro años. Yo no me lo atribuyo, pero nosotros sí que creamos las condiciones para que eso sea posible. Lo hacemos generando confianza, pagando las deudas y evitando que cierren las empresas, luchando por que vengan inversiones a nuestra ciudad, bajando los impuestos, reduciendo la burocracia, apoyando a los emprendedores…”, recalca. Alcorcón, remacha, “es una ciudad líder y con una proyección excelente”.
Pérez asegura, además, que se siente plenamente respaldado por su partido, el PP. En el que, según dice, existe “una gran libertad para opinar”. Sostiene que él tiene su forma de pensar que “no tiene por qué ser compartida por todo el mundo”. Recuerda, así, que ha habido “momentos puntuales” en los que no ha podido votar con su partido por discrepancias. “A veces uno tiene que anteponer lo que cree sobre lo que le interesa”, advierte.
David Pérez, en defensa de «la vida»
Por eso, David Pérez reivindica una clase política con principios. Los suyos tienen que ver con la “defensa de la vida”, que considera que “está amenazada”. Esa es la razón por la que se opone al aborto. “No es bueno para la sociedad. Toda vida humana debe ser protegida, incluso y especialmente la del niño no nacido, porque es un ser indefenso que necesita de nuestra protección. Y esa desprotección me preocupa y me agobia”, advierte. A su juicio, “se necesitan políticos que luchen por la vida, que defiendan la dignidad humana, que apoyen a las familias y que defiendan los valores de la verdad”.
El alcalde de Alcorcón considera que “hay un problema muy serio” en la sociedad actual. Y tiene que ver con la “irrupción del relativismo en todas las esferas y que ha minado conceptos elementales de la justicia como el bien y el mal”. En su opinión, es necesario recuperar esa idea, también en el derecho. “Ahora parece que los seres humanos no tenemos derechos por el mero hecho de serlo sino en función de que te lo reconozcan determinadas legislaciones, lo cual es muy peligroso porque se ha considerado que los niños no nacidos pueden ser eliminados en determinados supuestos”, concluye. “Allí donde se pueda lo combatiré porque eso no es bueno para la sociedad. Ya no solo desde el punto de vista moral sino del antropológico y de los derechos humanos”.