A casi una semana de la catástrofe prevalece la frustración y el enojo de los sobrevivientes. La mala gestión de la emergencia antes y después de la DANA aumentó el poder destructivo del fenómeno meteorológico
La DANA que azotó Valencia ha dejado un panorama desolador, con al menos 217 muertos y decenas de desaparecidos, así como cuantiosas pérdidas en comercios industrias y hogares, destrucción de explotaciones agrícolas y de mascotas. La gestión de la emergencia ha recibido severos cuestionamientos a todos los niveles. La evidente ausencia de coordinación entre instituciones, administraciones y actores políticos potenció la magnitud de la tragedia.
La visita del rey Felipe VI y la reina Letizia a la localidad de Paiporta, una de las más afectadas, se convirtió en un escenario de tensión y confrontación. Los sobrevivientes, enfurecidos por la falta de ayuda y la respuesta tardía, lanzaron barro y objetos a la comitiva real y al presidente Pedro Sánchez que los acompañaba. Los gritos de «¡Asesinos!» resonaron mientras los guardias de seguridad intentaban proteger a los dignatarios con paraguas. La situación se volvió tan peligrosa que Sánchez tuvo que ser evacuado por su equipo de seguridad. Los monarcas y el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, se mantuvieron en el lugar y encararon la ira de los residentes.
Lo ocurrido refleja la frustración de los ciudadanos. Se sienten abandonados por los líderes en el momento de mayor necesidad. La falta de respuestas claras y la insuficiencia de la ayuda exacerba los ánimos y aumenta la desesperación.
Actores con papeles estelares
REY FELIPE VI
Actuación:
- Visitó las zonas afectadas junto a la reina Letizia.
- Intentó mostrar solidaridad con los afectados.
Reproches:
- Recibido con hostilidad por los vecinos de Paiporta, les lanzaron barro y objetos.
- Aunque algunos valoraron su presencia, otros criticaron la falta de acción concreta.
- A pesar de las recomendaciones de su equipo de seguridad, el rey permaneció en la zona para escuchar a los afectados.
CARLOS MAZÓN
Actuación:
- Presidió tres actos públicos en las horas previas a la catástrofe, a pesar de las alertas meteorológicas. Participó en la inauguración de un centro de salud, una reunión con empresarios y un acto de entrega de premios.
- Envió el mensaje de alarma en horas de la noche, cuando el agua había inundado buena parte de la región.
Reproches:
- Tardanza en la alerta: la Generalitat tardó medio día en avisar a la población del temporal.
- Falta de coordinación: acusado de no actuar eficazmente con el gobierno central y otros organismos para atender la emergencia.
- Respuesta insuficiente: considerada tardía e insuficiente, lo que contribuyó al elevado número de fallecidos.
PEDRO SÁNCHEZ
Actuación:
- Visitó las zonas afectadas y participó en reuniones de crisis.
- A pesar de la magnitud de la catástrofe, no activó la emergencia nacional y esperó a que el gobierno autónomo solicitara ayuda para colaborar
Reproches:
- Evadirse durante la visita: tuvo que ser evacuado tras recibir un golpe durante los disturbios en Paiporta.
- Falta de iniciativa: criticado por no tomar el mando en la gestión de la crisis y dejar la responsabilidad en manos del gobierno autonómico.
- Respuesta tardía: acusado de no proporcionar recursos y ayuda de manera oportuna.
Respuesta descoordinada
La ausencia de coordinación entre los niveles de gobierno impidió la respuesta oportuna a la emergencia. A pesar de los avisos emitidos por la Agencia Estatal de Meteorología, las autoridades autonómicas, lideradas por Mazón, difundieron el mensaje de alerta demasiado tarde para que la población pudiera prepararse y actuar adecuadamente. Además, la falta de comunicación entre el gobierno central del PSOE y las autoridades de la Comunidad de Valencia del PP complicaron aún más la situación que desembocó en la tragedia.
La aparente desconexión con la realidad de la emergencia genera señalamientos sobre prioridades y capacidad de liderazgo en tiempos de crisis. Una respuesta fragmentada y desorganizada, con esfuerzos de rescate y ayuda lentos, mantiene a los afectados sin la asistencia necesaria.
Por razones desconocidas, España no ha podido normalizar el sistema europeo de avisos de emergencia por teléfono. Se trata del ES-Alert, como adaptación del protocolo EU-Alert. Apenas se ha usado durante unas pruebas y alguna que otra vez más, como en abril de 2023 durante una DANA menor que la reciente. La excusa es que su puesta en marcha quedó en manos de las comunidades autónomas, lo que habría producido su aplazamiento reiterativo.
Además, se carece de una cultura de prevención de riesgos como en otros países occidentales, donde es habitual que en colegios y oficinas se hagan ensayos de cómo reaccionar ante situaciones de emergencia, desde un incendio hasta un huracán o un atentado terrorista.
Petición de recursos y declaración de zona catastrófica
El presidente valenciano anunció el lunes en una declaración institucional que pedirá al gobierno de España un primer paquete de 136 medidas valoradas en 31.402 millones de euros. Lo solicitado es ligeramente mayor que todo el presupuesto anual de la Comunidad en 2023, que fue de 30.050.925.430 euros. Mientras hablaba, a las puertas de la Generalitat se oían gritos pidiéndole la dimisión.
Asimismo, dijo que pedirá una ayuda adicional de 15.000 euros a los 6.000 euros consensuados por la Generalitat para la rehabilitación o reconstrucción de viviendas o una ayuda complementaria a la compra de coches por 1.464 millones de euros para complementar las prestaciones del Consorcio de Seguros o una paga extra doble para los afectados.
El ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, indicó que el gobierno declarará el martes 5 de noviembre ‘zona catastrófica’ todos los territorios afectados por la tragedia en Valencia, Andalucía, Castilla-La Mancha y Cataluña. Con la declaratoria se podrán activar más de una semana después los mecanismos de ayuda descritos en un decreto de 2005 para afrontar desastres naturales. Se dijo que el Consejo de Ministros aprobará un real decreto-ley de medidas de emergencia para ir canalizando las ayudas a los afectados.
Servicios básicos a medias
Con cada hora que pasa, la falta de electricidad y agua potable se agrava en áreas afectadas. Aunque el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, anunció que 153.000 hogares ya cuentan con electricidad, todavía hay 3.000 que no han sido reconectados. En Paiporta, Sedavi, Aldaia y otras localidades, la espera se hace una eternidad, con noches marcadas por la oscuridad total. La única iluminación proviene de las linternas de vecinos que salen a buscar agua o a buscar novedades sobre los cortes de energía.
Se reporta que todas las zonas afectadas cuentan con agua potable para aseo y limpieza, aunque por el momento no es de la calidad suficiente para su consumo. Sin embargo, vecinos denuncian que no cuentan con el servicio. En cuanto a las telecomunicaciones, se han recuperado el 90% de las líneas telefónicas fijas y el 60% de las móviles.
También reanudaron operaciones 47 de los centros de salud afectados de Valencia y quedan 10 cerrados. La Conselleria de Sanidad informó que a los usuarios se les garantiza la atención sanitaria derivándolos a otros centros de la zona.
Avanza reconocimiento forense
El Instituto de Medicina Legal ha completado 162 autopsias de víctimas de la tragedia de Valencia. Aseguran que en un gran esfuerzo coordinado entre forenses, policías y militares, los cuerpos son trasladados desde la Ciudad de la Justicia hasta la morgue improvisada en la Feria de Valencia.
Solo 39 cadáveres han sido identificados a través de huellas dactilares, lo que deja en el limbo a las familias del resto de las víctimas.
«Estamos aquí desde el martes, pero cada día se hace más insoportable», comenta María, una madre de dos hijos que aguarda noticias en la Jefatura de Policía de Valencia, donde los familiares de desaparecidos dejan muestras biológicas y descripciones, con la esperanza que los forenses encuentren una coincidencia en medio de la tragedia.
La ayuda ciudadana fue la primera que llegó
Frente a la falta de ayuda oficial para hacer frente a la tragedia en Valencia, la comunidad ha respondido con una organización improvisada pero más efectiva que la gubernamental. Personas de las zonas afectadas así como de localidades vecinas se turnan para limpiar las calles y remover los escombros. Y es que han llegado hombres y mujeres de todas partes de España para ofrecer su ayuda.
Muchos llevaron sus cubos, escobas, picos, palas, botellas de agua y comida con la intención de ayudar en las tareas de limpieza y apoyar a los miles de damnificados. Hay personas de todas las edades e, incluso, familias enteras. Pero destaca la presencia de gente joven. En la plaza de Sedaví, decenas de voluntarios con palas y cubetas trabajan codo a codo, despejando los restos de lodo y tratando de recuperar lo poco que queda de las maltrechas pertenencias y enseres.
«No hay militares ni bomberos aquí. Solo nosotros», es la denuncia que se ha hecho común. Muchos aseguran que no hay otra opción que seguir adelante y esperar a que el Gobierno responda. Las autoridades les agradecieron el gesto, pero les pidieron que evitaran ir a las zonas más golpeadas para que no interfieran en las labores de rescate y búsqueda de fallecidos.
La que tardó un poco más
Cerca de 6.000 militares ya estarían en las localidades de Valencia que han vivido la tragedia natural para ayudar en los trabajos de recuperación. Se informó que la cifra de efectivos aumentará en las próximas horas hasta alcanzar los 7.500. Aseguran que es el mayor despliegue de las Fuerzas Armadas en tiempos de paz. La llegada del grueso de los militares se produjo los dos últimos días después de que Mazón solicitará este sábado al Ejecutivo central el envío de un contingente de 5.000 uniformados para atender la emergencia.
Los militares están destinados a participar un amplio abanico de actuaciones desde recuperación de fallecidos, limpieza y apertura de viales con maquinaria pesada, apoyo con mini máquinas para la retirada de vehículos, hasta búsqueda cinológica, trabajos de achique de agua y lodos, reconocimientos aéreos con drones, atención sanitaria a personal civil y traslado de pacientes. Además, darán apoyo en el suministro eléctrico con grupos electrógenos, iluminación de zonas con torres de luz, reparto de víveres y vigilancia en calles.
También trabajan para dar apoyo psicológico a los familiares de los fallecidos en la tragedia y en misiones de helitransporte de técnicos de Iberdrola para cometidos de reconocimiento y reparación de instalaciones eléctricas en Valencia.
Despeje de toneladas de residuos
El paso de la DANA en Valencia dejó toneladas de residuos que representan riesgo potencial para la salud de los sobrevivientes de la tragedia. El agua arrastró todo tipo de residuos desde orgánicos hasta tóxicos y peligrosos. A estos se suman los que se sigue generando cada día. En este sentido, la Generalitat Valenciana autorizó el traslado de lodos y residuos voluminosos a varias canteras de Valencia. La decisión obedece a que los vertederos y depósitos actualmente autorizados no pueden absorber todos los materiales que se acumulan en las calles de los municipios afectados.
Estos materiales debe ser retirados con urgencia, pues entorpecen los accesos y el paso de vehículos de emergencia. La planta de tratamiento de residuos de Quart de Poblet (Valencia) ha recibido casi 400 camiones de gran tonelaje de muebles y electrodomésticos procedentes de los municipios del área metropolitana. Enseres inservibles que los vecinos han ido sacando de sus casas y han ido depositando en las calles para su recogida. Irán a una parcela de 95.000 metros cuadrados junto a la planta principal de tratamiento.
Igualmente, se han retirado más de 2.950 animales muertos en 17 explotaciones de porcino, ovino, equino y avícola. También se ha atendido los avisos de recogida de cadáveres de animales en vías públicas para evitar riesgos sobre la salud. En este sentido, se publicó una guía sobre cómo llevar a cabo los trabajos de limpieza y qué medidas de higiene seguir para evitar accidentes o contagio de enfermedades.
Fenómeno atmosférico récord
Las tormentas son habituales en las regiones mediterráneas de España en los meses de septiembre y octubre. Sin embargo, las caídas este año en la zona marcaron récord. En la provincia de Valencia fueron hasta 500 litros de agua por metro cuadrado, de ahí la magnitud de la tragedia. Por lo copioso de las precipitaciones se saturaron con rapidez los suelos y se generaron crecidas súbitas en torrentes, cauces y rambla.
Videos colgados en redes mostraron cómo el torrente fue extendiéndose por calles y veredas, incluso en zonas en las que no llovía. Aunque con una fuerza descomunal, era la conocida gota fría. El fenómeno que se produce cuando una masa de aire polar aislada empieza a circular a altitudes muy elevadas y choca con el aire más cálido y húmedo típico del Mediterráneo al final del verano, lo que desencadena a menudo tormentas que descargan gran cantidad de agua en poco tiempo.
El cambio climático está probablemente contribuyendo a aumentar su frecuencia e intensidad. Con las aguas del Mediterráneo cada vez más calientes, se están formando nubes de mayor potencia que producen más precipitaciones. La organización académica World Weather Attribution, centrada en ponderar el impacto del calentamiento global en eventos extremos, estableció que la altas temperaturas marinas han hecho un 12% más intensas las lluvias que caen sobre España y duplicado las probabilidades de que se produzcan.
Desastre con firma humana
La tragedia en Valencia evidenció no solo falta de coordinación de actores políticos para manejar adecuadamente la emergencia, sino lo que es un problema histórico: la desordenada ocupación del territorio en el litoral mediterráneo español. Caracterizada por ser una de las regiones más densamente pobladas y turísticas del país, desde hace décadas se ha permitido las construcciones en zonas inundables.
En la Comunidad Valenciana abundan los cursos de agua estacionales. Habitualmente están secos pero expuestos a crecidas ocasionales. Sin embargo, allí han construido los barrios en los que habitan miles de personas. El ejemplo más claro es la rambla del Poyo, en la localidad de Chiva, arrasada por el agua.
El problema ha quedado de manifiesto a lo largo del tiempo. El desbordamiento del río Júcar en Valencia en 1957 o las inundaciones en Alicante en 1982, que dejaron decenas de muertos, son consecuencias del urbanismo descontrolado. El experto José María Bodoque señala que «el principal factor amplificador de pérdidas de vida humana, damnificados y de daños económicos es la urbanización de los espacios fluviales de cauces y ramblas, circunstancia esta que también se ha dado en la mayoría de los núcleos urbanos afectados por la DANA».