El planeta está al límite. Los implacables fenómenos meteorológicos hostigan a poblaciones enteras en el mundo. De nada vale cerrar los ojos o mirar hacia otro horizonte: la realidad está ahí. Incendios inclementes en Chile, dejan al menos 120 personas fallecidas, alrededor de 15.000 viviendas hechas cenizas y una conmoción en toda la región suramericana. Al otro lado del mundo, en parte del hemisferio norte y todavía en invierno, las altas temperaturas globales debilitan la caída de nieve y la mayoría de estaciones de esquí en Europa están amenazadas.
La ciencia del clima, los gobiernos, las sociedades están al tanto de lo ocurre y luchan a contracorriente para evitar males mayores. Frenar el aumento de las temperaturas globales por encima de 1,5 °C a los índices preindustriales, es el gran desafío. Si se alcanza ese tope e incluso se sobrepasa, se prevén desarreglos planetarios. Sequías, escasez de agua, 950 millones de personas en zonas áridas experimentarán estrés hídrico, desplazamientos, muertes, menos cultivos e inseguridad alimentaria.
El calentamiento de los océanos arreciará el derretimiento de los glaciares. La acidificación y las tormentas más severas harán que los arrecifes de coral disminuyan entre 70 y 90% con un calentamiento de 1,5 °C. Con el límite de 2 °C, estos ecosistemas desaparecerían por completo y significaría una serie amenaza para el 53% de las estaciones de esquí en Europa, incluyendo las españolas, debido a la falta de nieve.
Si la temperatura aumentara dos grados más, o sea 4 °C, este porcentaje alarmante se elevaría al 98%, según revela un estudio publicado en la revista Nature Climate Change. Europa acoge el 80% de las estaciones de esquí a nivel mundial (con más de un millón de esquiadores, casi la mitad en los Alpes), las cuales dependen de una capa de nieve confiable y predecible, volviéndolas altamente vulnerables al cambio climático.
Baja densidad de copos de nieve en Europa
Sin anticipar más el futuro cercano y los posibles escenarios, el paisaje nevado ya cambió. Es un hecho. Estaciones clave de países como Austria, Italia y Alemania enfrentaron un enero sin nieve, registrando cifras récord de calor. Lo mismo sucedió en Suiza, donde la ola de calor que azota Europa elevó la línea de cero grados a una altitud sin precedentes: 5.298 metros, 114 metros por encima del año anterior.
Hugues François, de la Universidad de Grenoble, junto con sus colegas, culminó un análisis de 2.234 estaciones de esquí en 28 países de Europa para evaluar los cambios en la capa de nieve. Y sus efectos bajo incrementos de temperatura de 2 °C y 4 °C. Con base en estos datos, insistió en que entre un 53% y un 98% de los centros turísticos enfrentan un riesgo significativo de escasez de nieve.
Por ejemplo, el Pirineo y las montañas de la cuenca del Ebro, en España, están experimentando una escasez de nieve sin precedentes. Un fenómeno que se ha acentuado en la última semana de febrero según informes de la Confederación Hidrográfica del Ebro.
El pico de la campaña de nieve, que apenas superó los 600 hectómetros cúbicos, ha comenzado su declive, evidenciando un cambio drástico en los patrones de precipitación de la zona pirenaica.
Y sin nieve, no hay estaciones de esquí y por tanto se afecta la actividad económica de gran parte de los valles del Pirineo durante los meses invernales. Candanchú o Formigal muestran partes de montaña o de zonas verdes si el mano blanco que los caracterizaba en otros tiempos.
Las estaciones de esquí del Pirineo están operando a una fracción de su capacidad total, con Candanchú y Astún ofreciendo 35 kilómetros de pistas. Formigal-Panticosa 46 kilómetros, y Cerler 27 kilómetros.
Anuncian la llegada de nueva borrasca
A pesar de estas alteraciones en los niveles de nieve en montañas y picos de Europa, las autoridades meteorológicas prevén un cambio. Un mes después de las últimas nevadas que cayeron en el Pirineo aragonés, el 8 de enero, las estaciones de esquí se preparan por fin para nuevas precipitaciones esta semana en forma de nieve. Se espera que reviertan la delicada situación por la que están atravesando este invierno.
En Candanchú, por ejemplo, las máquinas están recogiendo nieve de fuera de pistas para transportarla por las noches a las pistas que están abiertas. Ese trabajo permitirá que se pueda seguir esquiando desde Tuca hasta la parte baja de la estación a 1.500 metros, reseñó el Heraldo.
La Agencia Estatal de Meteorología anunció la presencia de una nueva borrasca procedente del Atlántico que cruzará la Península y Baleares este jueves. Dejando un episodio de viento intenso y lluvias generalizadas con una cota de nieve en torno a las 1.800-2.000 metros. Los siguientes días se espera que continúen y, además, las temperaturas también se desplomarán con lo que se esperan que las nevadas se prolonguen.
Las previsiones de la Aemet para este mes de febrero es que será más húmedo o muy húmedo. Hasta la fecha, la superficie nevada medida por satélite en los Pirineos es la más baja de este siglo.
Los centros turísticos de Europa continúan luchando contra temperaturas inusualmente altas que reducen los niveles de nieve. Y representan una amenaza existencial para las pistas de menor altitud y que ya han dejado a muchos sin trabajo, advierten los expertos.
Alrededor del 90% de las pistas de Italia dependen ahora de nieve artificial para garantizar una distribución uniforme. Y cerca del 70% de las pistas en Austria, así como el 50% en Suiza y el 39% en Francia.
La nieve en los glaciares
Pero transformar el agua en nieve requiere temperaturas cercanas a los cero grados. «La semana pasada la tuvimos por encima», explicó un operario de estación en Austria. Además, lograr esa transformación implica un aumento en el consumo energético y las emisiones de carbono.
La demanda total de electricidad para producir nieve podría aumentar en un 18% en caso de un aumento de temperatura de 2 °C, y en un 24% para un incremento de 4 °C. Gran parte de la huella de carbono está ligada al transporte de turistas desde sus lugares de residencia, no tanto a la producción de nieve.
Pese a los costos. Esta práctica tiene beneficios. El proyecto «Mortalive», por ejemplo, fue diseñado para evitar el deshielo del glaciar Morteratsch.
La idea es sencilla: mientras el hielo esté cubierto de nieve, no podrá derretirse. La nieve tiene una reflectividad mayor que el hielo desnudo, por lo que los rayos del sol se reflejan y no afectan al deshielo.
Según el estudio, el glaciar Morteratsch perderá entre el 56% y el 71% de su volumen en los próximos 40 años sin ninguna intervención externa. La nieve artificial podría evitar entre un tercio y un cuarto de esta pérdida de aquí a 2060. Esto retrasaría algo el declive del glaciar.
Los costos son elevados. Habría que invertir unos 150 millones de francos suizos (164 millones de dólares) para instalar un sistema que produce nieve artificial sobre el glaciar. Sin embargo, los ambientalistas resaltan el impacto sobre la naturaleza virgen de la Alta Engadina sería considerable.
Adelgazamiento de los glaciares
La Organización Meteorológica Mundial y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático elaboran un informe en 2023 sobre el calentamiento global, los deshielos, y bajos niveles de nieve en Europa y otros lugares.
En promedio, los glaciares de referencia del mundo han adelgazado 33,5 metros (equivalente en hielo) desde 1950, del cual un 76% ha sido desde 1980. El 2021 fue un año especialmente duro para los glaciares de Canadá y el noroeste de Estados Unidos, con una pérdida récord de masa de hielo como consecuencia de las olas de calor y los incendios de verano.
En Groenlandia se produjo un deshielo excepcional a mediados de agosto y se registraron las primeras precipitaciones líquidas de la historia en la Estación de la Cumbre. El punto más alto de la capa de hielo, a 3.216 metros de altitud. Asimismo, el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida fue inusualmente extenso y profundo. Alcanzando un máximo de 24,8 millones de km2 –superficie equivalente al tamaño de África– como resultado de un vórtice polar fuerte y estable y de unas condiciones más frías que la media en la estratosfera inferior.