Por Cambio16
24/3/2018
El pleno de investidura suspendido este sábado develó nuevamente la verdad. Que el secesionismo anda más con la boca que con los pies y que mejor se les da insultar que gobernar. El golpismo dejó claro una vez más que el odio es su divisa y la paz les quita beneficios. Finalmente, como era previsible y sin alternativa, Roger Torrent suspendió el pleno de investidura. Pero en su lugar teatralizó un «pleno simbólico» que mostró su capacidad de darle una patada a la dignidad del Parlament desde la tribuna principal. Su frase final dirigida a los políticos presos (y no presos políticos) «No descansaré hasta que esteís en casa con nosotros» deja clara las motivaciones del president de la mitad del hemiciclo. No de todos los catalanes.
Lo de este sábado estuvo muy lejos de ser un pleno de investidura, sino un capítulo más del ‘procés’. Con total desparpajo, Torrent ha instado a formar «un frente común para defender la democracia y los derechos fundamentales». Tan sólido como el «persistid, porque yo persistiré» que lanzaba el viernes Marta Rovira mientras huía de la justicia. Esta reedición de un frentepopulismo absurdo tiene sus obvias razones. El ‘procés’, entendido como un asalto revolucionario a la democracia española, ha acabado en derrota. Desde mediados del año pasado nos mostró todas su etapas. Su paso de la amenaza al victimismo. De los hechos consumados al insulto xenófobo. De la ceguera ante la corrupción propia a la generalización sobre la corrupción ajena. Dejando la silla de la gobernabilidad vacía, como la foto que acompaña este artículo.
La vuelta a la Política con Ley
Hoy el secesionismo está en una situación extrema. No pueden dar marcha atrás porque se quedarían sin sustento. Uno producto de más de cuatro décadas haciendo del odio a la hispanidad un negocio rentable. Su única victoria fue en la propaganda. Desde Assange a Putin, pasando por los fascistas de Flandes. La inconsistencia de la prensa extranjera le dio al secesionismo un eco inusitado, sin desvelar del todo su carácter fraudulento. Incluso, hasta llegar a la satirización de un «gobierno por Skype» del «líder» que, semanas después, asumiría en mensaje de chat la mentira del proceso que representa. Hoy la mentira alcanzó su cenit en el Parlament, como antesala a su pique definitivo. Y frente a ese circo están sus ofendidos espectadores, los catalanes.
Lo único que puede avalarse del discurso del Sr. Torrent en el pleno de investidura es su frase: «no estamos en un momento normal, estamos en un momento profundamente excepcional». Estamos de acuerdo. Pues no es normal que un President del Parlament haga un mitin político, que un Govern se salte las leyes y que hable de «el pueblo» de Cataluña excluyendo a más de la mitad. Esa que votó el 21-D por una vuelta a la sensatez, a la legalidad, a la recuperación económica, al progreso.
Hoy comienza formalmente la cuenta atrás para el secesionismo. La sociedad espera que haya sido éste el último espectáculo bochornoso de los derrotados. Que se acaben los discursos incendiarios e irresponsables que sólo buscan provocar el odio y el enfrentamiento. Y que las próximas acciones sean para cumplir el reclamo de todos los catalanes. Una comunidad avanzada y próspera, en la que siempre han vivido y que unos pocos intentaron decididamente arrebatarles. La hoja de ruta para los partidos constitucionalistas es clara e inequívoca. El próximo pleno de Investidura debe ser a la Legalidad.