Científicos australianos lograron una modificación genética del plátano y recibieron la aprobación de los organismos reguladores de esa fruta transgénica, con el fin de resistir una devastadora enfermedad fúngica que se ha extendido en muchos países del mundo.
Los investigadores dicen que la variedad QCAV-4 es el primer banano sometido a modificación genética del mundo y será el primero en ser aprobado por el gobierno federal para su cultivo en Australia. Pero es poco probable que acabe en tus manos o en tu cocina para elaborar algún platillo.
Si bien los científicos afirman que serán seguros para comer, la variedad transgénica se considerará una «opción de respaldo» en la lucha contra la Panamá Tropical Race 4 (TR4), ya que es casi inmune a la enfermedad.
Panamá TR4 es una grave enfermedad fúngica que priva de nutrientes a los plátanos y eventualmente mata a la planta. Este mal es causado por el hongo Fusarium oxysporum de transmisión silenciosa que se extiende antes de que aparezcan los síntomas a diferentes escalas de tiempo.
Se estima que la planta enferma estará sana hasta por un año antes de mostrar los síntomas de la enfermedad: manchas amarillas y hojas marchitas. En otras palabras, cuando se la logra detectar el hongo es demasiado tarde. Se habrá propagado por esporas en el suelo, botas, plantas, máquinas o animales, reseña ABC.Net Australia.
Durante la última década, la epidemia se ha acelerado repentinamente desde Asia a Australia, Medio Oriente, África y, más recientemente, América Latina. Actualmente, la enfermedad de Panamá está presente en más de 20 países, causando temor por la escasez de la fruta más consumida en el mundo.
Logran modificación genética del banano en Australia
El banano es una de las frutas más producidas y comercializadas en el mundo. Existen más de 1 000 variedades, que proporcionan nutrientes vitales a las poblaciones de los países productores e importadores. La variedad más conocida es el Cavendish, que representa poco menos de la mitad de la producción mundial, con un volumen de producción anual estimado en 50 millones de toneladas.
Además, el banano es especialmente importante en algunos de los países menos desarrollados y de renta baja con déficit alimentario. Su presencia puede contribuir no sólo a la seguridad alimentaria de los hogares sino también a la generación de renta como cultivo comercial.
Actualmente no existe tratamiento ni cura y, debido a que la enfermedad vive en el suelo, las áreas infectadas ya no pueden cultivar la mayoría de los tipos de bananos o plátanos, incluida la popular variedad Cavendish.
Pero ya científicos australianos lograron una modificación genética del banano y podría ser una pieza importante en el combate de Panamá TR4.
«Damos la bienvenida a esta decisión de los organismos reguladores. Es un paso muy importante hacia la construcción de una red de seguridad para los bananos Cavendish del mundo frente a la TR4, que ya ha afectado a muchas partes del mundo», dijo James Dale, líder del programa de biotecnología del banano en la Universidad Tecnológica de Queensland.
«Aproximadamente el 95% de los bananos de Australia se cultivan en Queensland, y el Cavendish representa el 97% de la producción», afirmó el profesor. La mayoría de los plátanos se cultivan en el extremo norte de Queensland, alrededor de Atherton Tablelands, Innisfail y Tully Valley.
Proteger a una de las frutas de mayor consumo
Panamá TR4 se registró por primera vez en el valle de Tully en 2015 y, si bien el movimiento de la enfermedad se ha restringido a ocho propiedades afectadas, las inundaciones recientes han generado preocupación sobre la posibilidad de una mayor propagación.
Los científicos descubrieron un gen que es casi inmune a Panamá TR4 en un banano llamado Musa acuminata ssp malaccensis. Un banano silvestre que se encuentra en varias partes del sudeste asiático, y crearon una variedad de Cavendish que incluía ese gen. «Hemos trasladado un gen del plátano de un plátano a otro», afirmó el profesor Dale.
«No hay nada que dé miedo”, agregó. “El gen ya estaba presente en Cavendish… simplemente no funciona, así que hemos introducido una versión que funciona».
James Dale confió que el mal de Panamá TR4 estaba «bastante bajo control» en Australia y que las medidas de bioseguridad estaban «realmente limitando su propagación». Sin embargo, dijo, “eso puede cambiar, por lo que ésta es realmente nuestra red de seguridad”.
«El banano sujeto a modificación genética Cavendish no va a desaparecer (pero) está listo para desaparecer, si la TR4 realmente se pone en marcha y comienza a dañar seriamente nuestra industria», comentó.
Después de más de siete años de pruebas de campo en el Territorio del Norte, los bananos QCAV-4 ahora se probarán en los potreros de Queensland. Dale indicó que su equipo también centraría su atención en desarrollar una versión editada genéticamente del QCAV-4 que fuera resistente a otras enfermedades.
«La edición genética genera mucha menos preocupación, particularmente para los reguladores y los consumidores. Por lo que esa es la siguiente etapa, se trata de una versión editada genéticamente», refirió.
Variedades y nutrientes
La enfermedad más grave en el mundo, además de la TR4, es la sigatoka negra. Un hongo que infecta las hojas. Causada por el hongo Mycosphaerella fijiensis, es la enfermedad foliar que representa la principal limitante en la producción de bananos a nivel mundial. Esto hace que los racimos y los frutos tengan un menor peso e incluso, tengan se produzca una madurez prematura del fruto.
«En Australia tenemos mucha suerte. Tenemos una versión más suave de eso. Pero en algunos países, particularmente en Centroamérica, rocían hasta 60 veces al año para tratar de controlar este hongo. Por eso”, adicionó el investigador, “queremos desarrollar no sólo un Cavendish resistente a TR4 mediante la edición, sino también resistencia a la sigatoka».
Según el profesor Dale, la edición genética ayudará a preparar el futuro de alimentos como el banano, al permitir a los científicos crear variedades que puedan hacer frente a diferentes amenazas y condiciones.
«Vamos a necesitar este tipo de tecnologías para reducir el uso de plaguicidas, pero también para hacer frente a un clima mucho más exigente. Por lo tanto tenemos que ser capaces de generar nuevas variedades que puedan hacer frente a todas estas nuevas condiciones», sostuvo el experto. Y «gracias a las tecnologías de que disponemos también podemos añadir, como hemos hecho en uno de nuestros proyectos en África, un mayor contenido de nutrientes”.
Argumentó que «esto será realmente importante para la industria de la fruta y el plátano».