Un grupo de investigadores consiguió desarrollar plantas de patata resistentes a la sequía a través de modificaciones genéticas. El equipo liderado científicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del CONICET en Argentina, además pudo constatar que estas plantas de patata modifcadas tienen hasta un 17% más rendimiento de tubérculos que las plantas normales.
Los científicos han logrado sentar las bases para aumentar los rendimientos de patata en condiciones de recursos limitantes, como la disponibilidad de agua en el suelo, según explicó el biólogo Javier Botto, líder del estudio e integrante del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura de la UBA y del CONICET. Para llevar a cabo el estudio, los autores evaluaron la respuesta de las plantas normales y la respuesta de las que expresan más la proteína BBX21, en condiciones de estrés hídrico moderado.
“Comprobamos que la expresión de más proteína BBX21 mejora el comportamiento de las plantas al estrés reduciendo los síntomas de deshidratación en las hojas basales, produce más clorofila y tiene más fotosíntesis que le confiere mejor uso del agua transpirada por unidad de hidrato de carbono sintetizado”, dijo Botto.
La patata o papa es la hortaliza más consumida
La patata, conocida con el nombre común de papa en otros países, es una planta herbácea, tuberosa y perenne. Es originaria de la región del altiplano andino, donde se concentra la mayor diversidad genética de papas cultivadas, considerándose esta región como el centro de origen de domesticación de la especie.
El cultivo de patata es uno de los más importantes de la Argentina. Actualmente cubre más de 80.000 hectáreas y tiene una producción de más de 2,8 millones de toneladas en todo el país. Mientras que la producción mundial alcanza, aproximadamente, los 370 millones de toneladas. China, la India y Rusia los principales productores.
En las regiones productoras de Argentina se cultiva principalmente la especie Solanum tuberosum. Aunque existen aproximadamente más de 150 especies tuberíferas dentro del género Solanum. Es muy común porque tiene un alto valor nutricional. Los tubérculos de papa presentan aproximadamente un 78% de agua y un 18% de almidón, con cantidades variables de proteínas, minerales y lípidos. Es por mucho, la hortaliza más consumida.
El cambio climático intensifica las sequías
La investigación, publicada en la revista académica The Plant Journal, partió de la premisa de que una de las consecuencias del cambio climático global es la intensificación de las sequías con incrementos de la temperatura y la radiación que pueden limitar el crecimiento y los rendimientos de las plantas de patata. Pero mediante la manipulación genética es posible resolver los problemas de limitación de alimentos en ambientes limitantes de recursos como el agua en el suelo, explican los investigadores.
Tras los hallazgos, el equipo planea realizar pruebas de transferencia a campo con las plantas de patata desarrolladas usando prácticas de manejo comerciales.
Usarán la misma técnica para la alfalfa y la soja
Pero el estudio no quedó allí. Ahora, los autores aseguran estar interesados en utilizar la misma herramienta biotecnológica en otras especies como la alfalfa y soja. Y así, poder generar mayores rendimientos de materia verde en especies forrajeras y de semillas en cultivos oleaginosos y otros. Para lograrlo, los investigadores buscan socios y colaboradores que quieran participar en este proyecto.