Los desastres ambientales registrados en el ámbito global en los años recientes desalojan masas humanas que los expertos denominan migrantes climáticos. Estados Unidos no es la excepción. Incendios catastróficos, huracanes, aumento del nivel del mar, inundaciones y sequías obligaron al desplazamiento de miles de personas. Hay una propuesta que plantea planificar la migración climática antes de que degenere en el caos.
Justin H. Vassallo, un escritor e investigador que se especializa en ideología y sistemas de partidos, economía política, desarrollo político estadounidense y Europa moderna, aborda el fenómeno en un extenso ensayo en el portal digital Neoma. Plantea que la planificación de la migración climática podría resolver el problema del desplazamiento humano y contribuir a reactivar del Cinturón del Óxido y el Noreste del país. Pero advierte que ante el cambio climático no hay tal cosa como un Edén al final del camino.
Para Vassalo, Estados Unidos debe trasladar a millones de personas a «refugios climáticos», para lo cual será necesario que los motive a migrar. Parte de una cifra suministrada por Acnur. En 2022, el cambio climático y las catástrofes relacionadas con el clima llevaron a casi 33 millones de personas a huir de sus hogares. Cantidad que da por sentado que aumentará en la próxima década.
Miedos profundos
El Banco Mundial no es más optimista. Predice que fuera de Estados Unidos y Canadá, el cambio climático forzará el desplazamiento de 216 millones de personas en 2025. Otros informes calculan que serán más de mil millones los refugiados climáticos. especialmente en los países en desarrollo. ProPublica del 2020 estimaba que en el caso de Estados Unidos al menos 13 millones de personas se verán obligadas a emigrar de las zonas costeras. A lo que se deben sumar los desplazamientos provocados por los incendios forestales.
“La extraordinaria presión que la continua migración climática internacional y nacional impondrá sobre los recursos estatales y los bienes sociales como escuelas, hospitales y viviendas es difícil de imaginar”. Trae a colación los impases generados entre gobiernos locales y estatales ante la migración proveniente del sur que llevó al borde del colapso ciudades como Nueva York. En las que afloraron temores profundamente arraigados sobre si pueden absorber a los nuevos migrantes en medio de las crisis actuales.
“Es un anticipo de la ansiedad pública y de la fea política que se avecina en esta era del Antropoceno”, apunta Vasallo. El Antropoceno es un término que se utiliza para describir una nueva época geológica. Que se caracteriza por el impacto significativo de la actividad humana en la Tierra y sus sistemas geológicos y ecológicos.
Administración en deuda
Un punto clave del ensayo es que los migrantes climáticos no pueden ser simplemente reubicados. Si no que su reasentamiento debe ser el producto de un nivel sin precedentes de planificación económica y coordinación federal- regional. Que debe encajar con el objetivo de una economía verde.
Porque, sostiene el autor, la agitación social, política y económica que la migración climática presagia podría fácilmente abrumar los esfuerzos para realizar cualquier transición de energía limpia. “Lamentablemte la dinámica entre la migración climática a gran escala y el ritmo de la descarbonización sigue siendo una preocupación lejana en la gobernanza cotidiana”, dice.
Cita como ejemplo que el informe de la Administración Biden de 2021 sobre la migración climática sólo se centra en las repercusiones internacionales. “Más allá de una breve mención en el informe a la necesidad de estudiar en el futuro cómo coordinar la «migración/reubicación» nacional, con especial atención a las zonas de alto riesgo y densamente pobladas, el gobierno estadounidense aún no ha detallado cómo planea abordar la migración climática”.
Enfocado en el Sur
Otro error en cuanto a la visión de la Administración Biden que señala el autor, es que la inversión fija en energías renovables, fuera de Michigan y Ohio, se concentra en el sureste y suroeste. Lo que considera un riesgo ante las olas de calor anuales y las múltiples inundaciones.
A su juicio cualquier inversión federal adicional en infraestructura verde local no puede ir a parar a lugares que acabarán siendo sumideros fiscales invivibles. Especialmente, cuando los modelos indican que para 2060, docenas de condados del suroeste y el sureste podrían experimentar temperaturas superiores a los 95 grados Fahrenheit durante un tercio o más del año.
“Los responsables gubernamentales deberían empezar a evaluar qué regiones son susceptibles de experimentar una migración inversa o un crecimiento rápido, temporal y prolongado, debido a las cambiantes nociones de «seguridad climática». Lo que debería realizarse sobre la base de un sistema que clasifique las zonas en función de su habitabilidad. Para elaborar políticas de reurbanización industrial, rural y urbana que se ajusten a este modelado.
Ciudades fantasma en el panorama
Vassallo advierte que no todas las localidades serán preservables en Estados Unidos. Por ejemplo, las afectadas por el calor extremo. Al igual que las impactadas por las ruinosas inundaciones provocadas por la subida del nivel del mar y las mareas de tempestad en las ciudades costeras. “Los lugares más expuestos entrarán probablemente en un estado de emergencia semipermanente. Por lo que será poco práctico e imprudente reconstruir viviendas, empresas y granjas destruidas por conflagraciones anteriores”.
Las tormentas y otros peligros naturales extremos, pueden producir daños en los servicios e infraestructuras que impactan negarivamente en la actividad económica y pueden generar una escalada del desorden social. Sin perder de vista que existe un umbral a partir del cual la reconstrucción tras un desastre de la magnitud de Katrina o Sandy resulta prohibitivo. Incluso para los códigos postales acomodados y los mercados inmobiliarios lucrativos.
Situación que a su vez genera el retiro de grandes inversiones privadas en bienes como viviendas, instalaciones comerciales, cadenas de suministro y servicios financieros. Todo lo cual asu vez dificulta la recuperación de las pequeñas empresas. A largo plazo, el abandono constante de los lugares afectados obligará a los responsables políticos a cerrar ciudades. También a desincorporar municipios cuyas infraestructuras deban abandonarse. Al igual que los 2,5 millones de emigrantes del Dust Bowl de los años 30 que dejaron tras de sí ciudades fantasma.
Emigración pero planificada
La emigración por razones climáticas, en su implacable avance, dejará una huella permanente en los barrios más golpeados por la crisis climática. Pero Vassallo apunta que no se detendrá ahí. Amenaza con inundar otras ciudades cercanas, ya igualmente afectadas por la desigualdad. Con nuevas demandas sobre unos recursos ya de por sí limitados.
De ahí que argumente que ante este panorama desolador, resulta claro que no podemos conformarnos con un sistema de ciudades refugio «seguros» más cercanos, como única solución viable. Es necesario que los responsables políticos asuman el compromiso de revertir las tendencias de desigualdad regional que han persistido durante las últimas tres décadas. A fin de aliviar las repercusiones socioeconómicas y geográficas de los desplazamientos.
“La migración planificada debe formar parte de una estrategia integral de reinversión para los lugares que antes se vieron duramente afectados por la globalización. Y que ahora pueden presentar una oportunidad de resiliencia económica renovada. Porque tienen más probabilidades de evitar los peores efectos del cambio climático.
Oportunidad para el Cinturón de Óxido
Las condiciones climáticas que avisoran los modelos le darían una ventaja al Cinturón de Óxido, el interior del Noreste y del Medio Oeste para la reubicación de los migrantes climáticos. Toda vez que los modelos sugieren que las regiones más frías podrían ser adecuadas para ayudar a madurar una economía verde nacional. Especialmente las ubicadas a lo largo del antiguo núcleo manufacturero y los cinturones agrícolas del norte.
Las áreas renovadas podrían soportar una mayor concentración de población gracias a inversiones ambiciosas en sistemas de transporte ferroviario de alta velocidad. Así como a la implementación de estrategias de enfriamiento urbano y a la creación de servicios sociales que mejoren el bienestar individual y familiar.
Estos esfuerzos resultarían beneficiosos tanto para los migrantes como para los residentes. Fortaleciendo así la legitimidad política de la migración planificada. Las familias de clase trabajadora como los empresarios empezarían a asociar el Cinturón del Óxido con oportunidades de desarrollo. Al percatarse de la insostenibilidad creciente en otras regiones y de la amenaza que los fenómenos climáticos representan para sus medios de subsistencia.
Retos de la migración planificada
Ante la interrogante sobre cómo puede logra el gobierno fomentar la migración hacia las regiones que se han comprometido a revitalizar, y asegurar que esta visión de renovación se haga realidad; Vassallo responde con su propuesta de un sistema eficiente de migración planificada. El cual debe ofrecer incentivos de transición fáciles de utilizar, como créditos fiscales avanzados, y garantizar servicios públicos de alta calidad para aquellos individuos y familias dispuestas a reasentarse. Además, es fundamental que las zonas reurbanizadas cumplan con las expectativas de comodidad y productividad de sus habitantes.
Para lograr esto, es necesario superar la narrativa del declive irreversible que ha plagado gran parte del Cinturón del Óxido. En el Medio Oeste, por ejemplo, el porcentaje de población de 65 años o más ha aumentado en general entre 2010 y 2019, llegando a un 60% en algunas áreas. Desde el año 2020, las poblaciones de Ohio y Michigan han experimentado una reducción del 0,4% y la de Illinois un 1,8%. En contraste, durante este mismo periodo, más de dos millones de personas se trasladaron al Sur.
Para el ensayista con los estímulos y la planificación adecuados, podrían surgir nuevos patrones de asentamiento desde Nueva Inglaterra hasta el Alto Medio Oeste a medida que la crisis climática empeore. Esto hace aún más urgente la necesidad de realizar nuevas inversiones públicas y estatales para abordar esta situación de manera prudente y efectiva.
Limitaciones políticas
Ante la posible resistencia que pueda surgir frente a la propuesta de un plan federal que guíe el proceso de migración climática, Vassallo cree importante tomar como ejemplo la industrialización del Sur en la segunda mitad del siglo XX. Proceso facilitado en gran medida por líderes pragmáticos que estaban dispuestos a tolerar formas de planificación económica. Desde las piedras angulares del New Deal, como la Tennessee Valley Authority y la Rural Electrification Act, hasta otras políticas federales que establecieron juntas de desarrollo regional público-privadas, se demostró que la planificación económica a gran escala es posible.
En realidad, los únicos límites reales a esta planificación son de naturaleza política. Es fundamental adoptar una visión expansiva de la planificación económica para evitar obstáculos y asegurar que las políticas de migración climática respalden un crecimiento inclusivo y estratégicamente disperso. Las áreas de reinversión masiva ofrecen a los responsables políticos la oportunidad de reducir las marcadas desigualdades entre las zonas rurales y urbanas.
Sin embargo, los programas que combinan la reurbanización con mandatos para proporcionar seguridad y oportunidades a los migrantes climáticos dependerán de hábiles negociaciones que forjen coaliciones locales y regionales en apoyo de los objetivos del gobierno federal. Al igual que en períodos anteriores de desarrollo dirigido por el Estado, la migración planificada requerirá más que una apariencia de toma de decisiones descentralizada y democrática en sus etapas iniciales.
Nuevos retos
En palabras de Justin Vassallo, la migración planificada presenta una serie de desafíos que deben abordarse cuidadosamente. Uno de los principales retos es el riesgo de deprimir prematuramente las economías locales, incluso décadas antes de que se experimenten los peores efectos del cambio climático.
Para los individuos y las familias, el sacrificio personal que implica la migración puede ser difícil de cuantificar y no siempre se compensa de manera convincente con la ayuda financiera u otros recursos proporcionados a través de los programas oficiales de reasentamiento.
Quienes estén a cargo de dirigir los flujos de migración sostenibles también deberán enfrentar la inevitable resistencia que encontrarán. Las comunidades más desfavorecidas deben comprender que su única opción es un cierre controlado y ordenado o enfrentar una desintegración caótica del tejido social sin un respaldo fiscal adecuado.
Polémico
Vassallo, señala que la migración planificada puede enfrentar una fuerte oposición de conservadores antigubernamentales y de aquellos que no están dispuestos a abandonar sus vínculos locales. Muchas personas se niegan a dejar sus hogares, pertenencias y mascotas ante un peligro inminente, por lo que convencerlas de que se muden cuando las amenazas mortales no lo sean requerirá una serie de incentivos, campañas educativas y mandatos escalonados que aclaren los riesgos de quedarse atrás.
Incluso la política de migración planificada más sofisticada, rigurosa y humana tendrá que lidiar con ciudades de alto riesgo en las que las poblaciones siguen funcionando con una capacidad muy mermada. Desde un punto de vista ético, dejar sin apoyo fiscal a una ciudad o suburbio rural ya es problemático. Además, mantener bolsas de decenas o cientos de miles de personas con un soporte vital económico a través de programas gubernamentales podría generar nuevos agravios políticos y formas de polarización.
Para evitar este escenario, los responsables políticos tendrán que aceptar gradaciones más altas de riesgo en determinadas regiones meridionales y costeras y estimular estrategias de adaptación más agresivas en ellas. Este proceso de toma de decisiones también será polémico, ya que la migración planificada transformará la composición de los distritos locales para cargos electos e incluso podría redistribuir el poder del Congreso lejos de los estados del Cinturón del Sol menos preservables.
A pesar de esto, Vassalo es partidario de que las agencias federales tengan la facultad de fijar cuotas de población y ordenar evacuaciones permanentes de urbanismos en zonas de alto riesgo, al tiempo que determinen qué municipios disponen de más tiempo para desplegar estrategias plausibles de mitigación del cambio climático.
La disyuntiva
Enfrentamos disyuntivas sin precedentes en la historia en medio de una rápida transformación. Vassallo advierte que nuestro espacio habitable se está reduciendo inevitablemente y el progreso de los índices de desarrollo humano en Estados Unidos solo será posible si las zonas económicas se desplazan y concentran en el Noreste y el Medio Oeste.
La visión de Vassallo requiere un nivel extraordinario de capital político y apoyo popular. La migración planificada implica un ejercicio de poder y autoridad económica del Estado sin precedentes en la democracia. Sin embargo, cualquier sistema de migración planificada debe considerar una «incógnita conocida»: la posibilidad de que zonas antes óptimas se conviertan en focos de destrucción y desorden.
El Medio Oeste también enfrenta desafíos propios, como sequías, inundaciones, tormentas y olas de calor, que requieren estrategias de adaptación para proteger la producción agrícola, la biodiversidad y limitar el efecto isla de calor en las áreas metropolitanas.
Asegurar el suministro de alimentos en estas regiones mediante la diversificación de cultivos y una gestión cuidadosa de los ecosistemas es fundamental para el éxito de cualquier programa de reasentamiento. Además, mejorar la infraestructura de las antiguas ciudades consideradas posibles «refugios climáticos» sigue siendo un desafío costoso y prolongado.
«El cambio climático está poniendo rápidamente en tela de juicio nuestros supuestos sobre los lugares que se espera que sean mejores a largo plazo. Incluso con modelos avanzados, nuestros criterios sobre lo que constituye un terreno más seguro están abocados a ser inestables”, declara.
Sin Edén ni exceso de autoridad
En medio de la crisis climática que nos enfrentamos, es crucial que los responsables políticos y los líderes visionarios reconozcan que no existe una solución perfecta para el caos, el hambre y la pérdida de trabajo y vivienda que estamos experimentando. Solo existen opciones mejores y peores que debemos considerar.
Para Vassallo entre quienes rechazan las intervenciones audaces e intentan paralizar la acción federal, “muchos disimularán sobre los costes de la migración planificada. Mientras que otros invocarán cínicamente las escalofriantes y mortíferas expulsiones forzosas de la Segunda Guerra Mundial como advertencia contra un exceso de autoridad estatal”.
En su opinión la resistencia a la migración planificada se debe a una simple razón. El uso de acciones gubernamentales positivas para coordinar la migración climática masiva remodelaría toda la economía política del país. “Por fin, retiraría los mitos del individualismo rudo que impiden pensar con claridad sobre la crisis que nos ocupa. Basaría la resiliencia económica nacional en un modelo más circular y «predistributivo». Legitimando así irrevocablemente la planificación económica en líneas cuasi socialistas”.
El propósito de la migración planificada no es solo evitar futuros horrores inimaginables. También invertir en los ciudadanos y contrarrestar el retroceso de las fronteras y las oportunidades perdidas. Esto implica, de acuerdo al planteamiento de Vassallo, crear nuevos caminos hacia el bienestar colectivo. Al tiempo que se preserva, en la medida de lo posible, la libertad individual para perseguir talentos y vocaciones.