A una semana de negociaciones de la cumbre del clima COP26, en Glasgow, líderes del mundo han razonado públicamente sus compromisos crecientes por reducir emisiones de metano y de carbono. Asimismo, impulsar mayores controles y elevadas inversiones en tecnologías y alternativas limpias. Pero decenas de miles de activistas y ciudadanos estremecieron las calles de Escocia y de muchas otras ciudades en el globo, al exigir justicia climática y redoblados esfuerzos por preservar la Tierra y sus ecosistemas.
La jornada fue contundente y multitudinaria en Glasgow. Replicada en unos 200 puntos en distintas latitudes del mundo como Seúl (Corea del Sur), Río de Janeiro (Brasil), Manila (Filipinas), México. También en Lisboa (Portugal), Los Ángeles (EE UU, Nairobi (Kenya), Sídney y Melbourne (Australia) entre otras ciudades. Sociedad civil y ambientalistas tomaron las calles exigiendo acciones radicales para frenar el cambio climático.
La manifestación se movilizó por casi cinco horas, desde Kelvingrove Park hasta alcanzar las inmediaciones de la cumbre de la ONU. Aglutinó el sentir de personas que habían estado pasivas y decidieron sumarse a la causa climática motivadas por los colectivos convocantes en el Día Global de la Justicia Climática. Las pancartas exigían un mayor compromiso de los gobiernos por detener los cambios climáticos extremos, la rendición de cuentas de los líderes y una crítica al doble discurso de muchos países que cuestionan la contaminación, pero se mantienen fieles a los combustibles fósiles.
Bajo la lluvia y fuertes vientos, la marcha mantuvo un ambiente festivo con un marcado reclamo a los poderes de decisión por el desatino en abordar el tema climático. La caminata estuvo bajo un fuerte control policial que puso a resguardo la sede de la COP26.
Justicia climática, la balanza desequilibrada
La manifestación se efectuó un día después de que unos 25.000 jóvenes, con Greta Thumberg a la cabeza, recorrieran igualmente las calles de la ciudad de Glasgow. Emplazaron a los líderes políticos a que acaben con el «bla, bla, bla» de la COP26 que la activista sueca denunció en la reunión pre-COP26, en Italia, a comienzos de octubre. Insisten en acelerar las acciones en favor de la justicia climática.
Luego de siete días de negociaciones, la joven denunció que la conferencia sobre el cambio climático de Glasgow es un fracaso. «Es una celebración de dos semanas del ‘aquí no pasa nada’ y del ‘bla bla bla’. No es una conferencia del clima, sino un festival de lavado de imagen del norte global», manifestó.
Entretanto, delegados de casi 200 países están reunidos desde el 31 de octubre deliberando para aumentar el recorte de gases de efecto invernadero. Una manera de acelerar la transición energética y mantener el calentamiento del planeta en un máximo de +1,5 °C.
Brianna Fruean, una samoana miembro del Pacific Climate Warriors, insistió en que había llegado la hora de que los líderes mundiales escuchen a los manifestantes. «Nos negamos a ser solo las víctimas de esta crisis. Estamos luchando y el mundo nos escuchará», dijo.
A la concentración se unieron varias causas. Las comunidades indígenas, antirracismo y defensa de la vivienda, entre otras. Todas reclaman a los gobiernos por no hacer lo suficiente por el planeta. Las metas del Acuerdo de París han sido incumplidas y las olas de calor, sequías y lluvias intensas azotan todos los rincones y dejan en la desolación e indefensión a millones de personas.
Defensores de los combustibles fósiles en la COP26
Más allá de las marchas y de las demandas por una justicia climática, los activistas reclamaron la rendición de cuentas de la COP26 y de los líderes del mundo. En la cumbre hay más delegados asociados con la industria de los combustibles fósiles que de cualquier país, reseña la BBC.
Señala el medio británico que Global Witness evaluó la lista de participantes publicada por la ONU y descubrió que 503 personas con vínculos e intereses en combustibles fósiles aparecían acreditadas para la cumbre climática. Estos delegados presionan por las industrias del petróleo y el gas, que los activistas exigen que se prohíban
«La industria de los combustibles fósiles ha pasado décadas negando y retrasando acciones eficaces para frenar la crisis climática. Y es la razón por la cual el problema es tan grande. Su influencia es una de las principales razones por las que 25 años de conversaciones sobre el clima de la ONU no han llevado a recortes reales de las emisiones globales»», dice Murray Worthy de Global Witness.
Estos cabilderos de los combustibles fósiles son miembros de las delegaciones de 27 países, incluidos Canadá y Rusia, indica la investigación. El lobby de los combustibles fósiles en la COP es más grande que el total combinado de las 8 delegaciones de los países más afectados por el cambio climático en los últimos 20 años.
Uno de los grupos más grandes que identificaron fue la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA) con la asistencia de 103 delegados. Incluidas 3 personas de la compañía de petróleo y gas BP.
Cabilderos y ¿soluciones falsas?
Global Witness precisa que IETA está respaldada por las principales compañías petroleras que promueven la compensación y el comercio de carbono para presionar que se les permita continuar extrayendo petróleo y gas. «Esta es una asociación que tiene un número enorme de empresas de combustibles fósiles como miembros. Su agenda está impulsada por las empresas de combustibles fósiles y sirve a los intereses de las empresas de combustibles fósiles», afirmó Worthy.
Manifestó que estamos viendo es la presentación de soluciones falsas. «Parecen ser una acción climática, pero en realidad preservan el status quo y nos impiden las acciones claras y simples para mantener los combustibles fósiles en el suelo. La única solución real para la crisis del clima y la justicia climática», subrayó.
La IETA dice que existe para encontrar los medios más eficientes basados en el mercado para reducir las emisiones. Los miembros incluyen empresas de combustibles fósiles, pero también una variedad de otras empresas. «Tenemos bufetes de abogados, desarrolladores de proyectos. Los tipos que están poniendo tecnología limpia en el terreno en todo el mundo. También son miembros de nuestra asociación», dijo Alessandro Vitelli, portavoz de IETA.
Socios con huellas de carbono y blanqueo ecológico
Un análisis publicado por la cooperativa de periodismo de investigación escocesaThe Ferret, hizo importantes revelaciones. Las 11 empresas seleccionadas como los “principales socios” de la COP26, produjeron una huella de carbono de casi 350 millones de toneladas de CO2 en 2020. Las 11 compañías que forman la lista son la multinacional energética escocesa SSE, ScottishPower, Sky, Sainsbury’s, Unilever, NatWest, National Grid, Microsoft, Hitachi, Reckitt y GlaxoSmithKline.
Los activistas medioambientales calificaron como asombroso el impacto climático producido por los principales socios de la cumbre climática. «En la COP26 no debería permitirse que las grandes empresas tengan una oportunidad de marketing para aparentar credenciales ecológicas. Mientras, en la realidad, hacen muy poco”, afirmaron.
En respuesta, los colaboradores de la COP26 señalan que estaban suscritos a objetivos ambiciosos para reducir las emisiones. Inclusive, aseguran que han logrado “reducciones considerables¨.
Sin embargo, The Ferret precisa al detalle las acciones de cada una de las empresas y sus aportaciones a las emisiones de carbono. Desmonta las versiones de las compañías citadas en las cuales su compromiso ambiental es creciente. La responsable de las campañas de Friends of the Earth Scotland –Amigos de la Tierra de Escocia–, Mary Church dio su opinión.
Comenta que la COP26 debería tratar de “llevar a cabo la acción real necesaria para abordar el colapso climático“ y adelantar una justicia climática. Pero se ha convertido en un “escaparate para blanquear, ecológicamente, la reputación de los grandes contaminadores”.