Las petroleras no esperaron la extinción del infernal incendio que consume a Los Ángeles para lanzar una vergonzosa campaña en contra de la iniciativa legislativa que establece que quien contamine pague los daños ocasionados al medioambiente
Las Ángeles aún está envuelta en llamas, su gente cubierta por el irrespirable humo y un infernal cielo rojizo. Con esa imagen apocalíptica de telón de fondo, la industria petrolera lanzó una campaña publicitaria para bloquear una ley que la obligaría a pagar por los daños climáticos que genera. Una muestra de que entre los petroleros no hay compasión para con los débiles.
Los bomberos de Los Ángeles aún luchan contra los feroces incendios, que han cobrado la vida a 25 personas y destruido más de 12.000 instalaciones de comercios y viviendas El terror mantiene a 6 millones de personas bajo una amenaza crítica. Pero a la industria petrolera solo le preocupa que el proyecto de ley de “quien contamina, paga” vuelva a tomar fuerza y obligue a las principales compañías de combustibles fósiles a ayudar a cubrir los costos de los desastres climáticos.
La factura del clima
Michael Mann, climatólogo y director del Earth System Science Center de la Universidad Estatal de Pensilvania, manifestó que los incendios forestales que han devastado comunidades enteras en California son un crudo recordatorio de las «pérdidas y daños» asociados al cambio climático.
Los daños ocasionados por el calentamiento global son uno de los asuntos que más frecuente en los debates internacionales sobre la crisis,y engloban los impactos que superan la capacidad de prevenirlos o adaptarnos. «La crisis climática está impulsando la frecuencia e intensidad de los incendios forestales en todo el mundo», apuntó.
Las pérdidas financieras son evidentes tras cada desastre natural intensificado por el cambio climático. El Instituto de Recursos Mundiales estima que «los daños y pérdidas climáticos costaron a Estados Unidos más de 240.000 millones de dólares en 2020. Casi la mitad de las pérdidas que se han calculado para el actual incendios en Los Ángeles. En 2018, la temporada de incendios forestales causó daños por casi 150.000 millones de dólares.
Los daños no se limitan al ámbito económico. La pérdida de hogares, de seres queridos y de comunidades enteras son heridas que marcan a las personas de manera indeleble. La crisis climática está superando nuestras defensas en todo el planeta.
Un informe de Global Witness apunta que los «estragos climáticos» están reconfigurando la vida de millones de personas en el mundo. La gente común está pagando la factura del cambio climático y los costos son tan variados como la propia experiencia humana.
Irónicamente, las grandes petroleras continúan obteniendo ganancias récord. Chevron, por ejemplo, registró 30.000 millones de dólares en beneficios netos en 2023 y puso en marcha un programa de recompra de acciones por 75.000 millones de dólares diseñado para enriquecer más a sus ejecutivos e inversores.
Bloqueo a “quien contamina, paga”, pero pagan los los contribuyentes
En medio de la devastación causada por los incendios forestales que azotaron el condado de Los Ángeles en 2024, las grandes petroleras ejercieron una intensa presión para bloquear una legislación pionera en California. El proyecto de ley, conocido como «quien contamina, paga», habría obligado a las compañías de combustibles fósiles a cubrir los costos de los desastres climáticos.
Una revisión de los archivos del lobby estatal realizado por The Guardian determinó que el cabildeo de la industria de los combustibles fósiles alcanzó niveles récord en la sesión legislativa 2023-24. El proyecto de ley de que establece el pago de los contaminadores fue una de las piezas legislativas más atacadas. La incluyeron en el 76% de las 74 presentaciones que realizaron en 2024.
Chevron y la Western States Petroleum Association, el grupo comercial de combustibles fósiles más grande de California, lideraron la oposición a la iniciativa. Ambos grupos dedicaron más de 30 millones de dólares a influir en la decisión de los legisladores. En la campaña de cabildeo participaron 34 de los mayores productores de petróleo del mundo, grupos comerciales de la industria y una serie de empresas contaminantes de gases de efecto invernadero como Phillips 66 y Valero.
La ley, que habría obligado a los mayores emisores de carbono a constituir un fondo destinado a la prevención y mitigación de los desastres climáticos, fue descartada y serán los contribuyentes californianos los que asumirá la mayor parte de los costos de las catástrofes.
«Los recientes incendios forestales demuestran a la perfección cómo los californianos están pagando los daños la crisis climática. No solo con dinero de sus impuestos, sino también con la pérdida de vidas. Los responsables del calentamiento global deben asumir su responsabilidad y compensar los daños causados», afirmó Kassie Siegel, abogada del Centro para la Diversidad Biológica.
Cal Fire calcula que la actual oleada de incendios de Los Ángeles (Eaton y Palisades) es la más destructiva en la historia del sur de California. Un análisis de UCLA concluye que los de la última semana fueron más grandes e intensos de lo que habrían sido sin la contaminación por los combustibles fósiles.
California enfrenta una crisis financiera sin precedentes arrastra un déficit presupuestario de 32.000 millones de dólares. Aunque no está claro el impacto de los incendios forestales en el presupuesto estatal, se estima aumentará debido a los eventos extremos y la presión sobre los contribuyentes californianos será mayor.
Ahondar las crisis y evitar la rendición de cuentas
La devastadora ola de incendios forestales que azota Los Ángeles revitalizó el debate sobre la Ley de Recuperación de Costos Climáticos (quien contamina paga). Pero la industria de los combustibles fósiles intensificó sus esfuerzos para bloquear la legislación.
De acuerdo con los registros los principales productores y grupos comerciales de las grandes petroleras destinaron en el último periodo legislativo más de 80 millones de dólares en actividades de lobby en California .
Al día siguiente de que comenzaran los incendios, la Western States Petroleum Association lanzó una agresiva campaña publicitaria en la que insinúa que la implementación de la ley provocaría un aumento en los precios de la gasolina. El chantaje que reiteradamente utiliza la industria de combustibles fósiles para generar temor y la oposición a la ley entre el público.
Solo 57 empresas son responsables del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero. “Están tratando desesperadamente de evitar rendir cuentas”, afirma Meghan Sahli-Wells, ex alcaldesa de Culver City, ubicada a unas siete millas del incendio más cercano y con varias áreas de alto riesgo.
«La rendición de cuentas es una amenaza para su modelo de negocio que es una amenaza existencial para todos nosotros», afirmó Sahli-Wells, del Elected Officials to Protect America, un grupo de defensa del medioambiente.
El proyecto de Ley de Recuperación de Costos Climáticos se orienta a que las empresas más contaminantes asuman su parte de la responsabilidad por los daños causados al planeta. Perola influencia de estas corporaciones en el ámbito político sigue siendo considerable y se sustenta en las decenas de millones de dólares que destinan al cabildeo.
Superfondo climático
La propuesta de la Ley de Recuperación de Costos Climáticos para los Contaminadores Pagadores de 2024 establecía un cambio radical en la forma en que California los costos del cambio climático. La legislación es un golpe directo al corazón de la industria de los combustibles fósiles.
Crea un impuesto a las grandes empresas contaminantes y un «superfondo climático» para ayudar a cubrir los costos de los desastres climáticos. El estado identificaría a los mayores contaminadores de gases de efecto invernadero que emitieron más de mil millones de toneladas métricas entre 2000 y 2020, lo que incluiría a unas 40 empresas.
Según el análisis legislativo, la ley habría generado decenas de miles de millones de dólares anuales, que se habrían depositado en un «Fondo Climático en el que los contaminadores pagan». Recursos destinados a cubrir los costos de los desastres naturales cada vez más frecuentes y severos, como los incendios forestales y las inundaciones.
Pese a contar con un amplio apoyo de la opinión pública, y de haber superado varias etapas legislativas, la intensa presión de las grandes petroleras contra el proyecto de ley, finalmente, logró descarrilarlo.
Necesitaba la aprobación de dos tercios en la legislatura. No llegó al pleno para votación debido a la falta de apoyo, especialmente entre los republicanos y los demócratas centristas. Aun así, fue aprobado por tres comités, por lo que sus partidarios mantienen su optimismo.
Bajo amenaza
El senador estatal Henry Stern, coautor de la iniciativa, cuenta que las empresas amenazaron con cerrar refinerías y aumentar los precios de la energía si la ley se aprobaba. «Ha sido un debate bastante agrio. La industria argumentó que ya están pagando por sus emisiones a través del programa de topes y comercio de emisiones del estado».
Cuenta que algunos demócratas compartían la preocupación de las compañías petroleras sobre una posible doble tributación. Aclara que el programa actual está diseñado para mitigar las emisiones y utiliza en gran medida los ingresos fiscales para impulsar la energía limpia.
En contraste, el proyecto de ley “quien contamina, paga” es algo completamente distinto. Cubriría los daños causados por la contaminación, una carga significativa para el presupuesto estatal que el precio del carbono no cubre.
El congresista teme que, aunque el gobierno federal ayuda a cubrir los costos, una administración entrante hostil, como la de Trump, “podría no hacerlo”. Stern se pregunta si, cuando se produzca la próxima inundación o incendio “y el gobierno federal juegue a la política”, California tendrá un plan B “que no sea la bancarrota, o el recorte del presupuesto de educación, para pagar por un estado devastado por el fuego».
Batalla por la justicia climática
La batalla por la justicia climática en California está lejos de terminar. Pese a que la propuesta fue descartada, sus partidarios se muestran optimistas. «La presión ejercida por los lobistas de la industria sobre los legisladores para que se opusieran a la legislación fue intensa», reconoce Stern.
No obstante, el que haya avanzado en la legislatura demuestra un creciente consenso sobre la necesidad de responsabilizar a los principales contaminadores. Pero, la industria de los combustibles fósiles se opone frontalmente a la propuesta. Y no ha renunciado a sus agresivas tácticas para bloquearla.
Western States Petroleum Association lanzó una campaña publicitaria con dos objetivos: confundir a la opinión pública y desacreditar la propuesta. Los anuncios, que se publicaron en medio de la crisis de los incendios, sugieren que la ley aumenta los precios de la energía y perjudicar a los consumidores.
Aunque la campaña lanzada en las redes sociales el 8 de enero no menciona específicamente el proyecto de ley de pago por contaminación, se hace eco de la campaña de 2024 que sí lo hizo. Un anuncio dice «California necesita políticas energéticas que equilibren asequibilidad, confiabilidad y sostenibilidad, no aquellas que hagan la vida más difícil» e insta a los lectores a comunicarse con su legislador.
«La decisión de Western States de publicar los anuncios mientras se desataba el desastre es sorprendente. Está absolutamente mal”, opina Duncan Meisel de Clean Creatives. Para quien la estrategia de la industria demuestra su falta de escrúpulos y disposición a sacrificar el bienestar público en aras de sus propios intereses.
A pesar de la oposición de la industria, la propuesta de un «superfondo climático» está ganando terreno a nivel nacional. El estado de Nueva York aprobó recientemente una legislación similar, lo que demuestra que la idea cobra fuerza.
Obligación moral
Richard Heede, creador del conjunto de datos Carbon Majors en 2013, sostiene que los productores de combustibles fósiles tienen la obligación moral de pagar por los daños que han causado y exacerbado con sus tácticas dilatorias.
En la COP27 de Egipto, los países crearon un fondo para responder a las pérdidas y daños relacionados con el clima, destinado a ayudar a los países en desarrollo vulnerables, ya devastados por el cambio climático.
Sin embargo, sigue siendo minúsculo. Las promesas de los países desarrollados representan una pequeña fracción de los recursos necesarios para reparar los daños anuales relacionados con el clima. Ascienden al menos a 400,000 millones de dólares anuales, según un estudio.
Una investigación de Global Witness muestra que la industria de combustibles fósiles obtiene ganancias como para cubrir las pérdidas anuales ocasionadas por las catástrofes. Solo las 30 empresas más rentables, entre las que se encuentran las grandes petroleras BP, Chevron, Exxon, Shell y TotalEnergies, obtuvieron 400,000 millones de dólares al año de ganancia neta media.
De acuerdo con investigaciones recientes los fenómenos meteorológicos extremos atribuibles a la emergencia climática cuestan al mundo 143.000 millones de dólares al año. Otros estudios que analizan el efecto del calentamiento global en el PIB en 2020 situaron la cifra entre 116.000 y 435.000 millones de dólares. Sólo para el subconjunto de los países más vulnerables. Los investigadores coinciden en que, a medida que se intensifique la crisis climática, la cifra aumentará. Los daños climáticos podrían costar más de 600,000 millones de dólares cada año de aquí a 2030.
Más allá de California
La creación de Superfondos para reparar los desastres climáticos progresivamente toma fuerza. Además de California y New York, Vermont y New Jersey han presentado recientemente proyectos de ley para crearlos. Se financiarían con las contribuciones de los productores y refinadores de combustibles fósiles que operan en sus territorios.
Según Glenn Perry, de Global Witness, una Tasa por Daños Climáticos podría recaudar fondos a partir de un gravamen sobre la extracción de combustibles fósiles. En septiembre de 2024 los demócratas presentaron una Ley para que los contaminadores paguen por el clima.
Obligaría a los principales productores de combustibles fósiles a contribuir con cuotas anuales a un fondo de un billón de dólares por una década, en proporción a su cuota de emisiones en Estados Unidos durante un periodo determinado.
Los ingresos de estas propuestas se invertirían en proyectos climáticos en todo el país, incluidos los costes de pérdidas y daños. Mientras que el 40% de los fondos se reservaría para las comunidades de justicia medioambiental.
Pero la industria está negada a contribuir. Aunque empresas como ExxonMobil, Chevron, BP y Shell tienen objetivos de emisiones netas cero, sus definiciones del objetivo y los métodos para lograrlo varían. Shell por ejemplo incluye la producción de gas, y todas, pese a los acuerdos, están aumentando la producción de crudo.
«Si las cosas siguen como hasta ahora, no tendremos un planeta habitable para nuestros hijos y nietos. Debemos reunir la voluntad política, empresarial y política para evitar la peor amenaza que plantea el cambio climático. Podemos hacerlo», según Heede.
La industria fósil tiene 60 años desinformando y presionando con sus millonarios lobistas para neutralizar las iniciativas legislativas que perjudican sus negocios. La campaña lanzada en California es una muestra de cuan bajo puede caer.