Por Juan Emilio Ballesteros
13/03/2018
El repunte de los precios del petróleo en los últimos seis meses mejorará el crecimiento económico de Colombia y apuntalará la calificación crediticia de grado de inversión de la nación. Buenas perspectivas para un país que en 2017 creció a su ritmo más débil desde la crisis financiera mundial y sufrió su primera rebaja de calificación en 15 años.
El repunte de los precios del petróleo en los últimos seis meses mejorará el crecimiento económico de Colombia y apuntalará la calificación crediticia de grado de inversión de la nación. Buenas perspectivas para un país que en 2017 creció a su ritmo más débil desde la crisis financiera mundial y sufrió su primera rebaja de calificación en 15 años. El petróleo caro es una auténtica bendición, comentan los analistas con cierta sorna. El Gobierno colombiano ya piensa en actualizar sus previsiones económicas para 2018, demasiado conservadoras a tenor de los datos del pasado año. “La perspectiva es más positiva, más favorable, lo que debería ser tranquilizador para la calificación BBB”, ha dicho el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, en una entrevista en el marco del Foro Económico Mundial en Davos.
“El comienzo de este año ha llegado con una serie de indicadores que se mueven en la dirección correcta, lo que debería ser positivo para nuestra calificación”. El Banco Central ha recortado su tasa de interés en tres puntos desde finales de 2016 debido al estancamiento de la economía tras el fin del auge petrolero, lo que provocó que la agencia S&P Global Ratings rebajara la calificación de Colombia a un nivel por encima de la categoría de basura. La Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) reveló que en 2017 el costo de operación para la producción de petróleo en el país se ubicó en 16,3 dólares en promedio, lo que se constituye en una reducción del 8% frente a los 17,7 dólares promedio que costó la operación para la producción de crudo en 2016. Han bajado tanto los costos de extraer un barril de crudo, como los costos de transportarlo.
Si el precio internacional del petróleo se mantiene en los niveles actuales, con el Brent alcanzando un nivel de 70 dólares el barril, como ha sucedido recientemente, el más alto desde diciembre de 2014, el ritmo de la economía del país se acelerará más rápido de lo esperado por el mercado. Una situación que corregiría los actuales desequilibrios, reduciría el déficit y la inflación e influiría decisivamente en el PIB en un año en el que se celebrarán elecciones para el Congreso en el mes de marzo y presidenciales en mayo. El año pasado la producción de crudo se mantuvo por encima de las estimaciones establecidas en 840.000 barriles por día (bpd). Colombia produjo un promedio de 854.121 bpd en 2017, cifra menor a la lograda en 2016 que alcanzó 885.000 bpd.
Este descenso influyó en las cuentas de resultados de las principales compañías, que vieron disminuidas sus ganancias. Tanto Ecopetrol, como Ocensa y Cenit apuestan por estrategias que fomenten la reducción de costos en sus operaciones, la eficiencia en la gestión y la precaución a la hora de invertir.
Desarrollo de infraestructuras petroleras
El transporte de hidrocarburos líquidos ha sido la rama de la industria petrolera que menos ha sufrido los recortes derivados de la caída de los precios. Uno de los principales retos que afronta Colombia a medio plazo es el desarrollo de su infraestructura petrolera. El país cuenta con más de 9.000 kilómetros de redes principales de oleoductos y poliductos que convergen en las terminales de Coveñas y Santa Marta, en el Atlántico, y Buenaventura y Tumaco, en el Pacífico. Pero no es suficiente para transportar la demanda de combustibles líquidos y la mayoría del petróleo que se produce. Además, los atentados terroristas contra oleoductos, pozos y torres de energía son uno de los principales problemas que arrastra la industria petrolera y ponen en grave peligro la vida de las comunidades y el medioambiente. Según datos de Ecopetrol, los atentados contra las infraestructuras representan una pérdida de unos 17.000 bpd.
Entre 2000 y 2017, los atentados contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas causaron 167 muertes y 584 heridos. Adicionalmente, provocaron el derrame de 66 millones de galones de crudo. Esta
situación ha provocado una parálisis de esta línea el pasado año, lo que implica que el oleoducto solo ha operado el 51% del tiempo disponible. Ha sido objeto de un derrame de 18.000 barriles de crudo, con pérdidas por 36.000 millones de pesos, además de los graves híbridos y medioambientales.
Reversión del oleoducto Bicentenario
Colombia es el tercer exportador de petróleo en América Latina y el oleoducto Caño Limón Coveñas transporta el crudo producido en el departamento de Arauca (este) hasta la localidad de Coveñas, en el norte del país. La violencia terrorista ha impulsado la firma de un convenio entre las compañías Cenit, filial de Ecopetrol, y Ocensa que permite la reversión del oleoducto Bicentenario y habilita una nueva ruta para el transporte de crudo. La conexión de los oleoductos Bicentenario, Araguaney y Central fue la ruta que logró habilitar Ecopetrol para poder sacar el crudo desde el campo Caño Limón hasta el puerto de Coveñas. Aunque para Ecopetrol esta ruta de bombeo es alta en costos por ser extensa –tiene una longitud cercana a los 1.000 kilómetros–, es más económica con respecto al tradicional transporte por el oleoducto Caño Limón-Coveñas debido a las millonarias pérdidas ante los continuos ataques de la guerrilla.
La reversión del oleoducto Bicentenario aprovecha la doble vía del oleoducto Araguaney, que a su vez se conecta con el tubo de Ocensa que tiene línea directa con Coveñas, evitándose parar el campo Caño Limón ante los constantes atentados del ELN al oleoducto Caño Limón-Coveñas.
Proyecto ‘Diáspora’
En 2018 se implementará asimismo las medidas tendentes a reducir el impacto ambiental del transporte de crudo. Las empresas que forman parte de la Estrategia golfo de Morrosquillo, perteneciente a los departamentos de Sucre y Córdoba, comenzaron la construcción de 50 arrecifes artificiales en aguas de esta zona del Caribe. Esta es la tercera parte de un plan
denominado ‘Diáspora’, del que ya se han sembrado cinco arrecifes artificiales construidos con artefactos navales en desuso. El proyecto, liderado por Cenit, Ecopetrol, Ocensa, Oleoducto Bicentenario y Oleoductos de Colombia, busca la recuperación de la biodiversidad y la productividad del golfo de Morrosquillo, mediante la construcción y siembra de arrecifes artificiales en el lecho marino y la recuperación de los manglares.