Por Cambio16
26/04/2018
La petrolera brasileña Petrobras pierde espacio como productor de petróleo en el mercado de esa nación y lo resiente. En 2010 su control sobre la extracción de crudo fue de 93%. Sin embargo, a febrero de este año, su espacio se redujo a 75% de la producción total de Brasil.
Y es que la apertura de tres licitaciones de bloques petroleros, celebradas desde septiembre, dejó el saldo de tres grandes competidoras: ExxonMobil, Total S.A. y Statoil ASA. Sin embargo, ya hacen vida en esa nación otras grandes como BP, Shell, Repsol, y Chevron.
El propio Gobierno de Brasil aseguró a principios de 2017 que relajaría las regulaciones de la industria petrolera para septiembre. Sería un esfuerzo por atraer inversiones extranjeras y rebajar los costos que han entorpecido el desarrollo de las vastas reservas costa afuera. Con esta medida Petrobras pierde espacio en el mercado, y el Gobierno debía saberlo.
La endeudada Petrobras busca salidas y requiere con urgencia que comience a ser explotada masivamente la rica zona del presal. El mundo petrolero sabe que la incursión en aguas profundas requiere de costosas tecnologías. Posibles solo con grandes capitales.
“No es que sea bueno perder (participación de mercado), pero es importante tener otras compañías en el país”, dijo Nelson Silva, titular de estrategia de Petrobras, formalmente conocida como Petróleo Brasileiro, S.A., a periodistas.
Analistas consideran de hecho que no es malo perder espacio de mercado. Pero lo que si fustigan es que la estatal petrolera de Brasil no esté produciendo 4 millones de barriles por día, como era su meta.
Petrobras pierde espacio y en 2017 quedó lejos de sus metas
No obstante, Petrobras anunció en enero pasado un récord de producción por cuarto año consecutivo al cierre de 2017. En sus indicadores se lee que el promedio fue de 2,15 millones de barriles por día. Según la firma un aumento de 0,4% en comparación con 2016.
Explica la firma energética que la mitad de esa producción, 1,29 millones de barriles por día, corresponde al presal. Se trata de yacimientos submarinos a una profundidad de hasta 7 km bajo una capa espesa de sal. Las reservas probadas en el polígono de explotación ascienden a 40.000 millones de barriles. Un volumen suficiente para abastecer las necesidades actuales del mundo por cerca de cinco años. Pero se calcula que la cifra real de reservas gira en torno a los 176.000 millones de barriles.
La actual posición de la empresa es, en parte, consecuencia de su decisión de expandirse a segmentos de negocios como la refinación y los petroquímicos, que agotaron el flujo de efectivo y desviaron a la compañía de la exploración y producción de petróleo.
El plan de desinversión tiene por objeto una profunda reestructuración con la intención de reducir su tamaño y unas pérdidas que en 2017, por cuarto año consecutivo, llegaron a los 133.500 millones de dólares.
Al concluir el ciclo 2017-2018, la estatal brasileña espera haber vendido activos por USD 21.000 millones, que totalizarán 3.600 millones de dólares obtenidos en el bienio anterior.