Pasada una semana, el mundo sigue convulsionado con lo ocurrido en Venezuela. Las evidencias del triunfo apabullante de Edmundo González y María Corina Machado dejan sin espacio al tirano y su séquito. El régimen de Maduro y sus aliados no han podido desvirtuar el fraude descarado cometido al pueblo venezolano.
El Centro Carter, único veedor internacional autorizado, declaró que los comicios del 28 de julio no cumplieron los estándares internacionales y eran abiertamente antidemocráticos. Luego se le sumó la OEA y recientemente la Unión Europea, que exige que el CNE publique las actas y que se respete la decisión mayoritaria a favor de la oposición. Estados Unidos, Panamá, Argentina, Perú, Ecuador y Uruguay fueron más allá y basados en la abrumadora evidencia reconocieron a Edmundo González como el presidente electo de Venezuela. Sin embargo, los gobiernos de Colombia, México y Brasil decidieron tomar el camino de la complicidad con la tiranía y pretenden con pronunciamientos insulsos y contradictorios darle oxígeno a la dictadura de Maduro.
La actuación de Colombia ha sido vergonzosa. Después de varios días en silencio, el presidente Gustavo Petro parecía parecía alinearse con la mayoría de Estados. Inicialmente solicitó transparencia y celeridad en la publicación de las actas, pero a las pocas horas la abstención de Colombia ante la solicitud formal de la OEA que solicitaba transparencia y la presentación de las actas, quedó clara su posición y la de su gobierno. Una posición que ha querido justificar su canciller señalando que la diplomacia requiere de discreción y convicción, pero olvidando los principios fundamentales: el respeto de las instituciones, la promoción de la democracia y la defensa de los derechos humanos. El régimen de Maduro ha pisoteado sistemáticamente esos principios.
Solución sin principios y por la puerta trasera
Lo más preocupante es que mientras el gobierno colombiano reclama prudencia y le pide a los ciudadanos venezolanos que callen y no defiendan en las calles su triunfo, por la puerta trasera estaría acordando con Brasil y México una salida que solo beneficia al tirano de Maduro. Como lo ha denunciado el expresidente Iván Duque existe un plan que pretende anular las elecciones del pasado 28 de julio aduciendo ciberataques al sistema electoral (ya el Centro Carter dijo que era imposible). En la jugada tendría un papel estelar el Tribunal Supremo de Justicia, que le solicitaría al CNE las supuestas pruebas del hackeo y con este el «acervo probatorio» construiría la decisión de llamar a nuevos comicios el mes de diciembre, lo que le daría el tiempo suficiente al tirano para reorganizarse y encarcelar y desbandar a la oposición.
Si esto es cierto, los colombianos debemos saber que estamos ante el peor fraude cometido en el continente y que estaría avalado por el presidente Petro y su gobierno, vulnerando la Carta Democrática que suscribimos en el pasado y que lideramos como Estado fundante de la OEA. Un hecho que no representa nuestra historia y nuestras luchas, Colombia se ha consolidado como un referente diplomático y por ser la segunda democracia mas antigua de la región, debería actuar de tal forma y hacer respetar la decisión del “Poder Constituyente” poder que tanto promueve Petro y con el que amenaza para que se le aprueben sus reformas en Colombia.
Petro debe reconocer a Edmundo González como presidente electo
En consecuencia, los colombianos le exigimos al presidente Petro que acoja las múltiples evidencias y reconozca el triunfo de Edmundo González y la Resistencia Democrática, como lo demuestra el 82% de las actas consolidadas y publicadas por los testigos electorales y ratificadas por organizaciones que Petro ha citado y defendido, como la Misión de Observación Electoral de Colombia.
Igualmente, instamos al Congreso de la Republica y a las Altas Cortes hacer lo mismo. En Chile un grupo amplio de parlamentarios lo hizo, como también lo hicieron varios eurodiputados y congresistas tanto demócratas, como republicanos de EE UU. Colombianos, el presente de Venezuela, podría ser nuestro futuro en el 2026o ciudadanos no podemos quedarnos quietos.