Los avances tecnológicos en la llamada agricultura vertical, la velocidad de conexión global y el uso de la inteligencia artificial entraron al mundo de los alimentos. El desarrollo de estas herramientas de avanzada modificarán lo que comeremos en la próxima década, pronostica Peter Diamandis, gurú tecnológico.
La tecnología no se queda detenida en el mundo espacial, aeronáutico, informático, industrial e incluso comercial. Ha incursionado, y de frente, en la agroalimentación y se esperan cambios radicales.
“La tecnología está revolucionando las necesidades humanas más básicas”, dice Peter Diamandis, refiriéndose a la alimentación. Es ingeniero, médico y empresario grecoamericano. Presidente de la Fundación X Prize y de Singularity University. Es conocido en los medios y las redes como un gurú tecnológico y visionario.
Señala Diamandis que “toda la cadena de alimentos se montará en la ola de rápidos avances tecnológicos. Lo que se consume, cómo se cultivó y cómo terminará en el estómago se transformará en la próxima década”.
No es fantasía. En sus conferencias y en su blog sostiene que a futuro habrá un incremento de la abundancia de muchos rubros, entre otros, de los alimentos. Un auge que estará unido a dos factores: la conectividad gigabit global, que conectará todo y a todos, en todas partes, a un coste muy bajo. Y la esperanza de vida humana aumentará en más de 10 años. Gracias a, entre otras razones, soluciones biotecnológicas y farmacéuticas que están en fase de ensayo y estarán disponibles para los consumidores en los próximos años.
Peter Diamandis pronostica un alza en la producción de alimentos
El gurú asegura que las “tecnologías exponenciales convergentes, desde la ciencia de los materiales hasta la agricultura digital impulsada por la inteligencia artificial, avanzan sin pausa. Los actuales progresos permitirán que el planeta aumente la producción de alimentos en casi un 70%. Con una gran ventaja, a mediados de siglo 9.000 millones se alimentará con una fracción de los bienes raíces y de los recursos que requieren ahora.
En ese contexto, la agricultura vertical, mediante la cual los alimentos se cultivan en rascacielos y edificios, representa un caso clásico de tecnologías exponenciales convergentes. Se prevé que la industria agrícola vertical supere los 15.000 millones de dólares para 2025, con una asombrosa tasa de crecimiento anual del 38%. Hoy la comida estadounidense viajan un promedio de 4.000 kilómetros para llegar al plato. Es decir, como dice el experto en la industria alimentaria Brian Halweil, «gastamos mucha más energía para llevar comida a la mesa que la energía que obtenemos con la comida».
Además, cuanto más tiempo estén los alimentos fuera del suelo, pierden en promedio el 45% de su valor nutritivo antes de ser consumidos.
Diamandis refiere que más allá de reducir las pérdidas de tiempo y transporte, la agricultura vertical elimina una gran cantidad de problemas en la producción de alimentos. Al depender de la hidroponía y la aeroponía, las granjas verticales permiten cultivar con un 90% menos de agua que la agricultura tradicional. Es fundamental para un planeta cada vez más sediento.
La tecnología al servicio de la industria de alimentos
También advierte que se espera que el mercado de la impresión de alimentos en 3D crezca a un ritmo elevado, casi el 20% anual durante el próximo lustro. «La impresión 3D ya ha tenido un impacto profundo en el sector manufacturero. Ahora se puede imprimir en cientos de materiales diferentes, haciendo cualquier cosa, desde juguetes hasta casas y órganos. Ya vemos la aparición de impresoras 3D que pueden imprimir alimentos», comenta Peter Diamandis.
Redefine Meat, una startup israelí, aborda la producción industrial de carne utilizando impresoras 3D. De tal modo que se tiene carne sin necesidad de animales. La impresora toma grasa, agua y tres fuentes de proteína vegetal diferentes, imprime una matriz de fibra de carne con grasa y agua atrapadas, imitando así la textura y el sabor de la carne real.
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