A pesar de que unos 150 países se han sumado a la iniciativa de reducir en 30% emisiones de metano para 2030, impulsada por Estados Unidos y la Unión Europea, los resultados no son acordes con los compromisos. Las emisiones de metano se mantuvieron altas en 2022.
Una combinación de altos precios de la energía, preocupaciones por la seguridad del suministro y la incertidumbre económica no fueron suficientes para reducir las emisiones de metano el año pasado, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
En la última actualización de su Global Methane Tracker encontró que la industria energética mundial fue responsable de 135 millones de toneladas de metano liberado a la atmósfera en 2022. Solo un poco por debajo de los máximos históricos observados en 2019. Hoy, el sector energético representa alrededor del 40% de las emisiones totales de metano atribuibles a la actividad humana, únicamente superada por la agricultura.
El metano es responsable de alrededor del 30% del aumento de las temperaturas globales desde la Revolución Industrial. Se disipa más rápido que el dióxido de carbono. Pero es un gas de efecto invernadero mucho más potente durante su corta vida útil. Reducir las emisiones de metano es una de las formas más efectivas de limitar el calentamiento global y mejorar la calidad del aire a corto plazo.
El informe de este año también incluye las emisiones de metano de las minas de carbón y las medidas para reducirlas a la mitad.
Emisiones de metano causantes del calentamiento
En el segundo semestre de 2022, la firma Kayrros anticipó ese comportamiento creciente de las emisiones de metano. En el caso de EE UU, contrariamente al compromiso, han aumentado durante el primer trimestre y “hasta ahora parecen ir en la dirección equivocada”.
Entonces indicó que estas emisiones en algunas de las cuencas de petróleo, gas natural y carbón más prolíficas de EE UU corren el riesgo de aumentar significativamente en 2022. Después de recuperarse de los mínimos durante la pandemia, refirieron las últimas mediciones de la firma.
Ahora, la agencia, con datos consolidados señala que las emisiones de metano del petróleo y el gas solo podrían reducirse en un 75 % con las tecnologías existentes. Esto pone de relieve la falta de acción de la industria sobre un problema que a menudo es muy barato de abordar. Se necesitaría menos del 3% de los ingresos acumulados por las empresas de petróleo y gas en el mundo el año pasado para realizar la inversión de $100.000 millones en tecnologías necesarias para lograr esta reducción.
“Nuestro nuevo Global Methane Tracker muestra que se están logrando algunos avances. Pero que las emisiones aún son demasiado altas y no disminuyen lo suficientemente rápido. Especialmente porque los recortes de metano se encuentran entre las opciones más baratas para limitar el calentamiento global a corto plazo. Simplemente no hay excusa”, indicó el director ejecutivo de la IEA, Fatih Birol.
“La explosión del oleoducto Nord Stream el año pasado liberó una gran cantidad de metano a la atmósfera. Pero las operaciones normales de petróleo y gas en el mundo liberan la misma cantidad de metano que la explosión de Nord Stream todos los días”, precisó.
Satélites registran las fuentes de emisiones
Detener todas las quemas y venteos de metano que no sean de emergencia es la medida más impactante que los países pueden tomar para controlar las emisiones, sugirió el ejecutivo.
Actualmente, cada año se pierden en la atmósfera alrededor de 260 mil millones de metros cúbicos (bcm) de metano debido a las operaciones de petróleo y gas. Las tres cuartas partes de esto podrían retenerse y llevarse al mercado utilizando políticas y tecnologías probadas. El metano capturado equivaldría a más que las importaciones anuales totales de gas de la Unión Europea desde Rusia antes de la guerra en Ucrania.
Asimismo, indica el informe que los satélites brindan una imagen cada vez más clara de las emisiones de metano y aumentan considerablemente el conocimiento mundial de las fuentes de emisión. El Rastreador Global de Metano de la AIE incorpora sus últimas lecturas junto con datos de otras campañas de medición basadas en la ciencia. Solo en 2022, los satélites detectaron más de 500 eventos de superemisión de operaciones de petróleo y gas y se observaron otros 100 en minas de carbón.
“La liberación incontrolada de metano en la producción de combustibles fósiles es un problema que a veces pasa desapercibido en el debate público”, alertó Birol. “Desafortunadamente, no es un problema nuevo y las emisiones siguen siendo obstinadamente altas”.
Muchas empresas, dijo, “obtuvieron grandes ganancias el año pasado luego de un período turbulento para los mercados internacionales de petróleo y gas en medio de la crisis energética mundial. Los productores de combustibles fósiles deben dar un paso adelante y los formuladores de políticas deben intervenir. Y ambos deben hacerlo rápidamente”.
Un compromiso por afianzar
El documento destaca también las formas más efectivas de limitar las emisiones de metano de las minas de carbón además de reducir el consumo de carbón. El despliegue de medidas de mitigación debería ser una prioridad, especialmente dado el riesgo de que la demanda de carbón siga siendo alta en los próximos años.
La AIE ha desarrollado una nueva hoja de ruta regulatoria y un conjunto de herramientas para guiar las acciones de los legisladores. Así como de las empresas que buscan reducir las emisiones de metano de las minas de carbón. Esto se encuentra junto a publicaciones similares sobre petróleo y gas publicadas en años anteriores que se han convertido en la fuente de referencia para los reguladores que buscan desarrollar nuevos métodos.
El Compromiso Global de Metano marcó un importante paso adelante al unir a los gobiernos sobre este tema. Fue lanzado en noviembre de 2021 en la Conferencia sobre Cambio Climático COP26 en Glasgow
El compromiso ahora tiene alrededor de 150 participantes que se han comprometido colectivamente a reducir las emisiones de metano de las actividades humanas en un 30% para 2030. Esto incluye las emisiones de la agricultura, el sector energético y otras fuentes.
Los países que se han unido al compromiso actualmente representan el 55% de las emisiones totales de metano de las actividades humanas. Y alrededor del 45% del metano de las operaciones de combustibles fósiles. Será fundamental que los participantes formulen estrategias y medidas pragmáticas para reducir sus propias emisiones. Y a la vez comprometerse con los países que aún no se han sumado al compromiso.