La industria de la construcción
Para darnos una idea de la situación y el volumen del mercado de esta industria antes de la pandemia, podemos mencionar que durante el 2019 las 100 compañías de construcción más grandes del mundo generaron ingresos por 1.462 billones de dólares, según datos recogidos del informe Global Powers of Construction de Deloitte.
La crisis económica y social derivada del COVID-19 ha golpeado profundamente a todos los mercados, alterando la previsión de gasto público y restando capacidad de acción e inversión en casi todos los frentes sectoriales a escala mundial, siendo el de la construcción uno de los más afectados.
En España, el sector de la construcción ha sido durante décadas unos de los principales pilares de la economía. De hecho, seis compañías españolas figuraban en el listado de las 100 empresas de construcción con más ventas, alcanzando 73.544 millones de dólares de facturación en conjunto. Esta cifra representaba el 5% del total de ventas a nivel global de la industria y consolidaba a España entre los países con mayor cuota de mercado, compartiendo un quinto puesto con Corea del Sur, y por detrás de China, Japón, EE.UU. y Francia.
Por otra parte, el informe de Deloitte apuntaba que una de las prioridades estratégicas de los grupos de construcción antes de desatarse la pandemia, era el crecimiento a nivel internacional, y que los constructores europeos encabezaban la lista de aquellos con mayor expansión fuera de sus fronteras nacionales, seguidos por los de Estados Unidos. En este contexto era destacable además la creciente presencia internacional de los grupos chinos.
Un drástico cambio de escenario
La crisis económica y social derivada del COVID-19 ha golpeado profundamente a todos los mercados, alterando la previsión de gasto público y restando capacidad de acción e inversión en casi todos los frentes sectoriales a escala mundial, siendo el de la construcción uno de los más afectados.
Ante el drástico cambio del escenario global, analistas y expertos pasaron inmediatamente a revisar sus estudios y previsiones, tomando en consideración los efectos de la crisis.
Sin embargo y pese a la desaceleración del crecimiento económico general, son varios los gobiernos que hoy en día siguen adelante con programas de infraestructura a corto plazo con la vista puesta en la recuperación.
Los cambios fueron significativos. Mientras que en España la industria de la construcción aportaba en 2019 un 10% del PIB (124.049 millones, según datos de la patronal del sector, Seopan), tras el parón provocado por la pandemia de la Covid-19 la industria retrocedió hasta situarse en el nivel de actividad que tenía en 2012.
Además del parón general derivado del confinamiento, la incertidumbre económica general afectó las intenciones de reactivación de los proyectos. El confinamiento dejó desiertas las obras, pero también muchas licitaciones públicas y contrataciones.
El camino de la recuperación: inversión vs ahorro
Sin embargo y pese a la desaceleración del crecimiento económico general, son varios los gobiernos que hoy en día siguen adelante con programas de infraestructura a corto plazo con la vista puesta en la recuperación.
En España, la patronal de la Construcción Seopan y Tecniberia, la Asociación Española de Empresas de Ingeniería, Consultoría y Servicios Tecnológicos, han presentado en el foro “Construyendo un futuro sostenible. Diálogos para la recuperación económica” celebrado este mismo mes de octubre, un plan de inversiones en infraestructuras por valor de 145.573 millones de euros susceptibles de ser financiados, en parte, por el Fondo de Recuperación de la Unión Europea.
Por su parte, en Latinoamérica, países como Colombia, Brasil, Argentina y Chile, han anunciado planes e inversiones en infraestructuras justamente con la intención de salir de la crisis.
Las concesiones ferroviarias fueron las primeras en renovarse anticipadamente y ahora se está implementando el mecanismo en otras áreas.
Los analistas ven en el retroceso de la inversión pública la apertura de más oportunidades para la Asociación Público-Privadas (APP). Así, en algunos países, se discuten cambios reglamentarios para mejorar la participación del sector privado.
Lo cierto es que si ya antes de la pandemia la industria de la construcción y la inversión en infraestructura resultaba un factor clave de productividad para la mayoría de las economías, hoy la construcción es más que nunca una herramienta fundamental para amortiguar la dura caída económica.
La respuesta que está dando actualmente el mercado asegurador, consiste básicamente en adaptar los productos a la situación de las obras durante paralizaciones y posteriores retrasos que sufren o sufrirán.
MAPFRE Global Risks, el respaldo del sector asegurador
Antes de la irrupción del COVID-19, el sector asegurador estaba sufriendo un cambio importante de tendencia. La alta siniestralidad del ramo unido a una bajada progresiva de primas, habían supuesto el endurecimiento de términos del sector asegurador, con el objetivo de recuperar el equilibrio perdido. Endurecimiento agravado por la falta de capacidad disponible en el mercado al producirse el cierre del ramo por varias compañías aseguradoras y reaseguradoras.
La actual situación que vive el sector con la pandemia, y que se está manifestando en la ralentización o falta de inversión en infraestructuras podría provocar una reducción mayor de las primas necesarias para conseguir el equilibrio mencionado.
Las constructoras y demás entidades consumidoras de este tipo de seguros estaban sufriendo las consecuencias de este cambio de tendencia del mercado, asumiendo mayores costes, auto-asegurándose o quedándose sin cobertura en el peor momento de ejecución de sus obras.
Ahora más que nunca, el sector asegurador debe seguir apoyando y dando soluciones que ayuden a remontar la situación económica en el menor tiempo posible, pero sin perder de vista el objetivo último de la supervivencia de los ramos asociados.
La industria de la construcción, por su propia naturaleza y concepción está sujeta a ciclos de grandes duraciones. Desde MAPFRE, consideramos que es importantísimo tener en cuenta estos ciclos y por tanto es absolutamente indispensable la visión a largo plazo de los productos asociados. Esta visión nos permite absorber los vaivenes a los que indudablemente está sometido el sector, con la idea de ayudar a nuestros clientes en estos complicados momentos
La respuesta que está dando actualmente el mercado asegurador, consiste básicamente en adaptar los productos a la situación de las obras durante paralizaciones y posteriores retrasos que sufren o sufrirán.
Cuando podamos afrontar la recuperación, el sector requerirá para las nuevas construcciones, soluciones aseguradoras. Estas soluciones tendrán que estar fuertemente ligadas a mayores exigencias de control y mejora en la gestión de los riesgos por parte de los agentes (administraciones, entidades financieras, ingenierías, contratistas etc). Todo ello con el objetivo último de disminuir la siniestralidad y paliar de algún modo el necesario aumento de primas que tan urgentemente requieren los productos asociados al sector.
Ahora más que nunca, el sector asegurador debe seguir apoyando y dando soluciones que ayuden a remontar la situación económica en el menor tiempo posible, pero sin perder de vista el objetivo último de la supervivencia de los ramos asociados.
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