La campaña de persecución de uigures por parte de China se extiende hasta en el extranjero, según reveló Amnistía Internacional. El Gobierno chino sigue acosando e intimando a personas de estas etnias, incluso cuando ya huyeron del país. La organización obtuvo el testimonio de unas 400 personas uiguires, kazajas, uzbekas y de otros grupos musulmanes perseguidos, que viven en 22 países en todo el mundo.
Los testimonios demuestran cómo las autoridades locales de Xinjiang amenazan a los familiares en China para reprimir la diáspora. Los entrevistados también explicaron cómo utilizan aplicaciones de mensajería instantánea para espiarlos, contactarlos e intimidarlos. El reporte sugiere que las embajadas y consulados chinos deben recopilar información de estos grupos en otros países.
Desde 2017, el Gobierno chino ha llevado a cabo una campaña de persecución de uigures como parte de un programa de “des-radicalización” y lucha contra el terrorismo islamita, según las autoridades. Se estima que más de un millón de personas están internadas en campos de concentración, llamados según la versión oficial de “formación profesional”.
Detenciones por religión
Sin embargo, imágenes satelitales de 2017 y 2018 muestran campamentos con paredes altas, alambre de púas y cámaras de seguridad, tal como reseñan varios medios y organizaciones. Esta semana, DW publicó una filtración de una lista de 311 prisioneros, donde aparecen sus datos personales, en los que se observa que la principal razón para la detención es la religión.
Las autoridades citan como motivos para detener a las personas actividades cotidianas y nada ilegales como la oración, visitar una mezquita, usar el velo o llevar una barba larga. Además, según el principio de culpabilidad por parentesco, los familiares de los detenidos tienen también más posibilidades de ser encerrados.
Abduweli Ayup, un académico uigur exiliado en Noruega, filtró la lista a la cadena alemana. Por motivos de seguridad, no dio la identidad de su fuente. Pero para él, queda claro la importancia del documento: «Solo pensé que arrestan a la gente sin ninguna razón específica», aseguró a DW. El contenido también coincide con otras filtraciones como los «Documentos de Xinjiang», publicados por The New York Times o los «Cables de China», divulgados por la Red Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). El ministerio de Exteriores chino calificó de «absurdas» estas informaciones.
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