En medio del fuego cruzado que se libra en Ucrania, destacan en la cruenta jornada, héroes anónimos [niños, mujeres, soldados] que armados de coraje han defendido a sus familias y su territorio. Del otro lado e incluso, de la misma acera, valientes periodistas ucranianos, rusos y extranjeros, dan cobertura al conflicto derribando las trolas del Kremlin. Sorteando la muerte o de ser prisionero de guerra. Y las amenazas cada vez más hostiles de Putin contra la prensa independiente.
Durante el avance de la confrontación han muerto 8 periodistas y Reporteros sin Fronteras contabiliza 50 posibles crímenes de guerra contra la prensa. El lado menos visible de la información.
Vladimir Putin ha aplastado los últimos medios de comunicación independientes que quedaban en Rusia. Amenazando a periodistas y ciudadanos comunes con encarcelamiento si se desvían de la línea del Kremlin. Una nueva ley aprobada al comienzo del conflicto prevé penas de hasta 15 años de cárcel para cualquiera que difunda lo que el gobierno considera «información falsa» sobre la invasión.
Las autoridades rusas han lanzado una campaña de represión sin precedentes en el país contra el periodismo independiente y las voces disidentes tras la guerra, afirmó Amnistía Internacional. Además en contra de las protestas que llevan años de sometimiento.
Se han bloqueado los medios de comunicación críticos más populares y cerrado emisoras de radio independientes. También han obligado a decenas de periodistas a interrumpir su trabajo o abandonar el país. El órgano regulador de los medios de comunicación de Rusia, Roskomnadzor, bloqueó el acceso a Facebook y Twitter.
Periodistas agujerean la desinformación de Putin
Al menos 150 periodistas rusos se han resguardado en países vecinos como Armenia, Georgia y Letonia y han formado una especie de medios en el exilio. Trabajando con sus fuentes por teléfono y otras plataformas, continúan informando sobre la guerra en Ucrania. Así como sobre la oscuridad cada vez más autoritaria en Rusia.
Un caso a destacar es el medio de noticias IStories. Bajo la creciente presión del Kremlin, sus periodistas metieron sus computadoras portátiles, sus mascotas y sus vidas en vehículos. E hicieron el largo viaje a Letonia y otros países. Esperaron en las fronteras durante horas, temerosos de ser arrestados. Estos periodistas no son bienvenidos en Rusia pero miran con cautela en el extranjero debido a su procedencia. Se han convertido en apátridas y sin hogar, pero decididos a luchar en la guerra de la información, reseña Nieman Reports.
IStories ya está informando de las atrocidades y posibles crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas en la ciudad ucraniana de Bucha. IStories está brindando su cobertura a más suscriptores de boletines que nunca antes, un crecimiento que no se está produciendo entre los expatriados sino dentro de Rusia. Y ha visto un crecimiento del 50% en Telegram.
Recientemente publicó una compilación de videos que muestra lo que Putin no quiere que nadie vea. La muerte y destrucción que la guerra ha traído tanto a Ucrania como a sus propios soldados. («Los tanques nos empujan hacia adelante como escudos de carne», dice un combatiente ruso). Sacar información de Rusia resulta más difícil. Muchas personas temen las consecuencias del régimen de Putin de hablar con un periodista. Pero IStories sigue publicando historias que cuestionan la decisión de Putin de ir a la guerra y revelan las atrocidades que el ejército ruso en Ucrania.
Nuevos medios y más periodistas se enfrentan a Putin
El público busca cobertura de IStories y otras fuentes independientes. Meduza, un medio de noticias independiente fundado por un periodista ruso con sede en Letonia, tiene millones de lectores. Y casi ha triplicado el número de seguidores en su canal de Telegram desde la invasión, dijo una portavoz. Cada vez más periodistas se unen para desbloquear el cerco informativo de Putin.
Si bien su sitio está bloqueado en Rusia, los visitantes aún pueden acceder a él mediante VPN, y su canal de Instagram y sus boletines permanecen accesibles. Han perdido fuentes dentro del país en las últimas semanas. Otros corren el riesgo de hablar de forma anónima con los reporteros de Meduza desde lejos. La financiación es otro desafío más. Meduza pasó rápidamente de los fondos de crowdsourcing de sus lectores rusos que ya no pueden usar tarjetas de crédito debido a las sanciones a los seguidores internacionales. También están ofreciendo más contenido en inglés.
Otros medios en el exilio también están llegando a nuevas audiencias, como Proekt Media, Holod, MediaZona, ROMB y la recién renombrada Novaya Gazeta Europe. Están trabajando arduamente para garantizar que los jóvenes rusos no sean envenenados como sus padres por la propaganda del Kremlin. Pero al igual que el ejército ucraniano, están superados en armas y fondos. Así como gran parte del mundo está dando un paso adelante para proporcionar a Ucrania los recursos que necesita para ganar esta guerra.
Mientras que el Kremlin trabaja sin descanso para difundir su propaganda sobre el conflicto, el trabajo de los periodistas sobre el terreno se hace esencial para obtener informaciones verificadas e independientes.
Asesinatos y descréditos
El asesinato del periodista francés de la cadena BFMTV Frédéric Leclerc-Imhoff, ha conmocionado no solo a los gremios sino a la opinión internacional. RSF pide toda la transparencia posible para la investigación en curso. Y multiplica sus esfuerzos para garantizar la mejor protección posible a los reporteros in situ.
Se trata del octavo periodista asesinado en Ucrania, desde el comienzo de la invasión. Según las informaciones de RSF, el cuerpo de Frédéric Leclerc-Imhoff va a ser trasladado de Bajmut a Dnipro para que le sea realizada una autopsia y un examen forense, según ha revelado un consejero del ministro ucraniano de Interior. Su compañero de BFMTV, Maxime Brandstaetter, así como la fixer ucraniana que los acompañaba, Oksana Leuta, ambos heridos leves, están siendo evacuados a Dnipro.
El cámara de la cadena informativa francesa BFMTV Frédéric Leclerc-Imhoff se encontraba en la parte delantera de un vehículo. Formaba parte de un convoy humanitario en Lisichansk cuando fue impactado en el cuello por la explosión de un obús, que atravesó el parabrisas blindado del vehículo. Estaba cumpliendo su misión: grabar una operación de evacuación de una decena de civiles desde el frente del Este hacia territorios más seguros.
El Kremlin ha instaurado una censura total a la información libre en Rusia y en los territorios ocupados por su ejército en Ucrania. Y ha mancillado la memoria de Frédéric Leclerc-Imhoff, a través de la agencia de noticias estatal TASS. Despreciando cualquier atisbo de verdad, el periodista ha sido descrito como un “mercenario” al servicio “de las fuerzas de extrema derecha ucranianas”. Pese a las adversidades, los periodistas se mantienen aferrados a difundir la verdad pese al bloqueo de Putin.
Garantizar la información independiente
Desde el comienzo de la invasión, RSF ha contabilizado 50 actos susceptibles de ser considerados crímenes de guerra, que afectan a unos 120 periodistas. La organización ha interpuesto su quinta denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) y ante la Fiscalía General de Ucrania.
RSF provee de equipos de seguridad a los profesionales de la información sobre el terreno, les facilita información para su seguridad, así como apoyo psicológico. El objetivo: garantizar una información fiable sobre la guerra de agresión y contra la información llevadas a cabo por el poder ruso.