El caso Evan Gershkovich, periodista del Wall Street Journal acusado de espionaje por las autoridades rusas, crea preocupación en la comunidad periodística y los defensores de la libertad de prensa, de expresión y de información. A Gershkovich lo detuvieron en la ciudad de Yekaterimburgo, capital de los Urales, “in fraganti” por el Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso. Lo pueden condenar a 20 años de prisión.
Gershkovich rechazó rotundamente todas las acusaciones y que su actividad en rusia se relacionan únicamente con su trabajo de periodista. Un portavoz del FSB dijo que no podía dar declaraciones porque es un caso «completamente confidencial».
A través de la agencia TASS se conoció que un tribunal de Moscú considerará el recurso que presentaron los abogados de Gershkovich. El periodista se encuentra en el centro de detención preventiva de Leftereovo, donde permanecerá hasta el 29 de mayo.
Desde los tiempos de la guerra fría no se presentaba un caso similar. Se infiere que la detención del periodista del Wall Street Journal, bajo cargos de espionaje, supone una escalada del Kremlin contra los medios de comunicación extranjeros derivadas de su invasión a Ucrania y los crímenes de guerra cometidos por mercenarios y tropas rusas contra la población civil.
El presidente Joe Biden y el secretario de Estado Antony Blinken demandaron la liberación del reportero. Sin embargo, la nueva embajadora estadounidense en Rusia, Lynne Tracy, habría manifestado que era «inútil presionar en ese asunto». The Wall Street Journal manifestó que los cargos de espionaje contra su periodista son categóricamente falsos e injustificados. «Seguiremos exigiendo la liberación inmediata de Evan», reiteraron en un comunicado.
Qué se sabe del caso de Evan Gershkovich
El secretario de prensa de la Presidencia rusa y portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo la semana pasada que al periodista «lo capturaron mientras intentaba recopilar por encargo estadounidense informaciones secretas sobre las actividades de una de las empresas del complejo militar industrial ruso”. Enfatizó que la detención del periodista “es una prerrogativa del FSB en su combate contra los espías”.
La agencia gubernamental Interfax difundió que “el FSB abortó las actividades ilegales del corresponsal The Wall Street Journal y ciudadano estadounidense Evan Gershkovich, señalado de espionaje en interés del gobierno de EE UU”.
Asimismo, la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, escribió en su canal de Telegram que “lo que hacía en Yekaterimburgo el periodista del The Wall Street Journal no tiene nada que ver con el periodismo”.
Yaroslav Shírshikov, productor en Yekaterimburgo, que había acompañado antes a Gershkovich en un viaje para un reportaje, declaró a medios locales que el periodista trabajaba en una historia relacionada con el grupo Wagner y la Operación Militar Especial en Ucrania. Explicó que Gershkovich todavía no había publicado nada.
Otro periodistas acusados de espionaje
El caso de Evan Gershkovich no es el único de un periodista europeo acusado de espionaje recientemente. El periodista español Pablo González, fue detenido por las autoridades polacas en febrero de 2022 acusado de espionaje. González, que colaboró con varios medios de comunicación españoles, como el diario Público, investigaba sobre el conflicto entre Bielorrusia y Polonia.
González, que tiene doble nacionalidad, española y rusa, lleva un año en detención preventiva en la prisión de Random, a cien kilómetros del sur de Varsovia. Durante ese tiempo la justicia polaca ha prorrogado en varias ocasiones la detención del periodista, la última vez hasta el próximo 24 de mayo.
La detención de periodistas acusados de espionaje parece ser una forma de represión de la libertad de prensa de gobiernos autoritarios. En Polonia, González no es el primer periodista ni extranjero que acusan de espiar para Rusia. En los últimos años las autoridades polacas han acusado a varios periodistas de espionajes y a personas de otras profesiones y nacionalidades de trabajar para los servicios de inteligencia rusos.
Desde febrero de 2022, la Agencia de Seguridad Interior (ABW) aumentó su actividad. Prácticamente, cada mes detiene a alguien y lo señala como confidente, delator, soplón o agente del GRU.
Democracias limitadas y represivas
La libertad de prensa y de información no son prioridades en gobiernos con democracias limitadas. Para estas autoridades los periodistas no difieren mucho de los espías. El trabajo de un periodista es desvelar secretos y verdades ocultas. La diferencia entre ambos sujetos sería el fin con el que utilizan esa información.
Esta semana las autoridades rusas abrieron tres investigaciones criminales a Roman Ivanov, un periodista de la región de Moscú que trabaja para el sitio web RusNews. Se cree que las investigaciones criminales están vinculadas a publicaciones de Ivanov en su canal de Telegram, que tiene unos 1.600 suscriptores.
El martes, alrededor de las 6:00 am, hora de Moscú, la policía comenzó a registrar el apartamento de Ivanov, que podría enfrentar hasta 10 años de prisión si es declarado culpable.
En febrero, un tribunal ruso condenó a otra periodista de RusNews, Maria Ponomarenko, a seis años de prisión por difundir “noticias falsas” sobre la guerra en Ucrania. Ponomarenko fue arrestada en abril pasado luego de publicar información sobre el bombardeo ruso del Teatro Dramático Mariupol en la región ucraniana de Donetsk. El Kremlin niega responsabilidad por el ataque aéreo que mató a cientos de civiles, la mayoría escolares.
Poco después del comienzo de la guerra contra Kiev, Rusia promulgó una ley que prohíbe compartir información que no siga la narrativa del Kremlin de su “operación militar especial” en Ucrania.