Citgo Petroleum, la filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en Estados Unidos, simboliza lo que fue la próspera industria de los hidrocarburos en el país suramericano. La adquisición de esta empresa, basada en Houston, formaba parte de un ambicioso plan de internacionalización diseñado por la casa matriz energética en Caracas.
De esta manera, PDVSA aseguraba una presencia en el mercado de combustibles de Estados Unidos, su principal comprador de crudo. A la vez, garantizaba la colocación de su petróleo en territorio norteamericano.
Operaciones de este tipo fueron realizadas por Venezuela en otros lugares del orbe. En Alemania, por ejemplo, se hicieron de la mitad accionaria de una refinería de la empresa Veba Oel. Así, apuntalaban posiciones en el Viejo Continente.
De esta manera, la modesta empresa petrolera venezolana, nacionalizada por los gobiernos democráticos a mediados de los años 70, jugaba mano a mano con los gigantes del competitivo negocio petrolero mundial. Esto era motivo de orgullo para el pequeño país latinoamericano.
El Socialismo del Siglo XXI cambió el panorama
Pero Hugo Chávez, el militar de tendencia socialista que trató de dar un golpe de estado y luego ganó las elecciones presidenciales, pensaba de manera distinta.
El teniente coronel criticaba duramente que PDVSA jugara con las reglas de lo que él llamaba «capitalismo salvaje». Desde los inicios de su gobierno, trazó estrategias que tendían a convertir a la filial petrolera en el brazo financiero de su proyecto político.
En más de una ocasión aseguró que PDVSA vendería Citgo (como hizo con su participación en Veba Oel). Algo que no se concretó. Sin embargo, las políticas energéticas de su administración debilitaron notablemente a la antes floreciente empresa petrolera.
En este contexto, PDVSA Citgo se convirtió en un bastión de Chávez en Estados Unidos. Una herencia que, tras la muerte de Chávez, recibió su sucesor, Nicolás Maduro.
La crisis llega a Venezuela
Sin la popularidad de Chávez, Maduro debió enfrentar las consecuencias del modelo que recibió de su antecesor. Una excesiva dependencia de los ingresos petroleros y la destrucción casi total de la industria privada, tuvieron sus efectos.
Es así como Venezuela, a pesar de sus importantes recursos y su potencial industrial, llegó a una crisis que es ya conocida por el mundo entero.
En este ámbito, la oposición ha ido ganando espacios. Así lograron ganar la mayoría de diputados a la Asamblea Nacional. En respuesta, Maduro y sus altos colaboradores comenzaron a aplicar medidas arbitrarias y anticonstitucionales para permanecer en el poder.
Estas iniciativas incluyeron la celebración de unas elecciones fuera de tiempo, en ausencia de una verdadera representación de la oposición, carente de garantías y sin observadores imparciales. Así Maduro se reeligió para un nuevo mandato. No obstante, el proceso es desconocido por la oposición y buena parte de la comunidad internacional.
Gobierno de transición
Esta acción llevó a que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, asumiera, en línea con la Constitución, las atribuciones del Poder Ejecutivo.
Sin embargo, Maduro mantiene aún los resortes del poder en Venezuela. Controla los poderes públicos (a excepción del Parlamento), así como las empresas del Estado, Alto Mando Militar, policías y PDVSA.
Por otra parte, Estados Unidos ha aplicado una serie de sanciones que han llevado al gobierno interino de Guaidó a controlar, parcialmente al menos, parte de los recursos financieros de Venezuela. Y PDVSA Citgo está en el centro de esa lucha.
Nueva directiva en PDVSA Citgo
Asdrúbal Chávez se venía desempeñando como presidente de la refinadora Citgo Petroleum. Sin embargo, el 30 de enero, recibió una notificación de que no podría seguir utilizando bienes de la empresa y que su cuenta de correo electrónico había sido cerrada.
El control rutinario de la subsidiaria había pasado a manos de un alto ejecutivo de Citgo, Rick Esser. Éste cuenta con el respaldo del gobierno interino de Venezuela, así como de la administración Trump. Le corresponderá comenzar a preparar el camino para una nueva junta directiva antimadurista.
Esser supervisó los movimientos para aislar a Chávez, primo del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. Pronto comenzaría a remover de la compañía a otros altos directivos promovidos por el gobierno de Maduro.
Una lucha que continúa
La batalla por Citgo será crucial en el esfuerzo por expulsar a Maduro. Con ello se busca proveer una fuente clave de ingresos para un futuro gobierno.
Citgo se perfila como el último activo financieramente saludable que posee PDVSA. Reporta más de 23.000 millones de dólares en ventas anuales. Sus operaciones cubren el 4 por ciento de los combustibles que se consumen en Estados Unidos.
Puertas adentro en Citgo, numerosos empleados estarían temerosos de trabajar bajo el control de una administración socialista acusada de crímenes graves. Por ello, han esperaron ansiosos el nombramiento oficial de una nueva junta directiva. Está estaría integrada por miembros elegidos por el Parlamento, controlado por la oposición. Así lo informó la agencia Reuters, citando fuentes de la empresa.
La junta entrante tuvo su primera reunión el jueves en Houston. Allí nombró ejecutivos para reemplazar a varios empleados removidos, agregó Reuters. Citgo no ha revelado su nueva composición.
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