La organización Sea Shepherd lucha contra los pescadores furtivos, los cárteles y los arrastreros industriales que violan la ley y empujan a las especies marinas al límite
Su vida ha transcurrido entre los mares, la razón y la libertad. Desde joven mostró una fascinación por los mares y sus habitantes. Focas, delfines, tiburones, tortugas y demás animales marinos forman parte de su esencia. A Paul Watson, se le conoce más como el defensor de las ballenas.
Se ha dedicado con pasión y entereza a salvaguardarlas del acecho y la maldad. A este amante de la conservación, sumergido entre aguas quietas y bravías, buques y, un activismo medioambiental empedernido, podría pasar el resto de su vida en prisión.
Watson se alistó a la guardia costera de Canadá, su país, como miembro de los equipos de búsqueda y rescate. Tenía apenas 20 años y una fuerte consciencia ambiental que lo impulsó a participar en las protestas antinucleares de 1969. De ese movimiento surgió Greenpeace la creación la organización ecologista global.
Respaldado por la ONG ambientalista, se embarcó como capitán y oficial en varios viajes durante la década de los años setenta dedicados a evitar la actividad ballenera en los mares y océanos del norte. Su pasión por proteger la fauna marina lo llevó a colaborar con múltiples grupos de activistas.
De esas ideas, conversaciones y agrupaciones nació Sea Shepherd Conservation Society, que ha sido muy controvertida por abordar con estrategias combativas en la defensa de las amplísimas especies marinas.
Creada en 1977 por Paul Watson, Sea Shepherd Conservation Society es una organización internacional sin ánimo de lucro que promueve la conservación activa del entorno marino. No solo denuncia sino que también impide la destrucción del medioambiente. Han sido numerosos los barcos de pesca piratas hundidos por la asociación.
Paul Watson y Sea Shepherd actúan apegados a la Carta Internacional de las Naciones Unidas para la Naturaleza, que insta a actuar para proteger el ecosistema y las especies animales en peligro. Con ese fin, un centenar de voluntarios recorren las aguas del globo a bordo de barcos negros preparados para arriesgarlo todo a fin de salvaguardar la fauna marina.
La organización se financia en su totalidad de donaciones y no depende de ningún gobierno. La independencia es el pilar de Sea Shepherd, que actúa donde las reglas no se aplican.
Justiciero, activista y defensor de las ballenas
Paul Watson se ha reafirmado con Sea Shepherd Conservation Society como defensor de las ballenas y de los derechos de la vida marina. La organización señala en su página web que la pesca ilegal, no declarada ni reglamentada, es más grande que el tráfico ilícito de drogas y devasta la vida oceánica.
Su afán justiciero y el de su gran equipo, los motiva a actuar de manera integral y tenaz a través de un modelo colaborativo que se asocia con los gobiernos para hacer frente a décadas de explotación y negligencia en los mares.
Utilizan barcos, tecnología, coordinación y un compromiso incansable con las soluciones prácticas y diarias. Luchan contra los pescadores furtivos, los cárteles, el maltrato a las ballenas y otros animales. Sobre todo, contra los arrastreros industriales que violan la ley y empujan a las especies al límite. Sus tripulaciones y voluntarios trabajan para poner fin a estas prácticas.
En los mares y océanos se han tropezado con muchos intereses contrarios al respeto de los animales marinos. Los han encarado, enfrentado y salido airoso. Pero el 21 de julio de 2024 Watson fue sorprendido y detenido por la policía danesa al desembarcar en el municipio de Nuuk, en Groenlandia. Las autoridades japonesas habían emitido una orden internacional de arresto que puedo costarle la extradición al país nipón, y hasta 15 años de cárcel.
Las autoridades niponas lo acusan de haber agredido a cazadores de ballenas y de haber entorpecido dos veces su actividad en 2010. En el momento de su detención, Watson se dirigía a una misión al Paso del Noroeste como parte de la campaña #OpKangeiMaru. Destinada a interceptar un barco ballenero japonés en el Pacífico Norte.
Hechos y acusaciones en una balanza
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ESTA SEMANA DINAMARCA DICTARÁ EL FUTURO DE PAUL WATSON
Máxima difusión y presionemos a las embajadas de Dinamarca a que elijan la única opción correcta que es la liberación de Paul Watson!
Estos son algunos países para saber el tuyo solo tienes que buscar en internet Embajada de Dinamarca en tu país y buscar el mail y decir que liberen a Paul Watson. Presionemos, no dejemos que un héroe muera en la cárcel por defender las ballenas.
Correos de la Embajada de Dinamarca en algunos países hispanohablantes:
🇪🇸 madambconsular@um.dk
🇲🇽 mexamb@um.dk
🇦🇷 dkambargentina@gmail.com
🇨🇴 _bogamb@um.dk
sclamb@um.dk
🇪🇨 _quito@umgate.dk
Japón pidió en 2010 a la organización policial mundial Interpol «información sobre la ubicación y actividades» de Watson. Si bien no solicitó su arresto internacional, advirtió que sería detenido por las autoridades locales si pisaba suelo japonés. Watson era sospechoso de instar al sabotaje de las actividades niponas de caza de ballenas en el Antártico.
Watson dijo entonces que Japón estaba haciendo todo lo que puede para evitar que vayamos al océano Antártico». Las investigaciones continuaron sin ser concluyentes, pero 14 años después se avivó la orden y el defensor de ballenas fue detenido en Groenlandia en virtud de la orden de arresto internacional que emitió Japón, que solicita ahora su extradición.
Si Dinamarca la aprueba y es juzgado en Japón puede ser condenado a 15 años de cárcel.
Tokio pidió la extradición del cofundador de las organizaciones ambientalistas Greenpeace y Sea Shepherd el 31 de julio. La Guardia Costera de Japón argumenta que el activista se enfrenta a cargos que incluyen complicidad en asalto y violación de la propiedad privada por haber agredido a cazadores de ballenas y por abordaje en 2010 del navío ballenero japonés Shonan Maru 2 en el océano austral. La legislación nipona impone por esos delitos penas que van entre los tres años por entrar sin autorización en el barco y quince años por agresión
Petición desproporcionada
El gobierno japonés admitió que las actividades de obstrucción del grupo Sea Shepherd impidieron que su flota alcanzara su objetivo de capturas de ballenas y otros grande mamíferos Precisamente la actividad que rechaza la Carta Internacional de las Naciones Unidas para la Naturaleza y a lo que se dedica la organización para evitar excesos de los pesqueros japoneses en aguas antártidas, donde están autorizados a cazar una cuota anual de ballenas con «fines científicos», que casi nunca lo son.
Hasta ahora, los balleneros japoneses han aprovechado una laguna en las normas de la Comisión Ballenera Internacional, que permite la caza de ballenas con fines de «investigación científica». Lo han hecho durante décadas, a pesar de una orden de 2014 de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas que ordenaba a Japón que detuviera su programa de caza de ballenas en la Antártida.
La detención del defensor de las ballenas en la prisión de Anstalten desató un tsunami de rechazos. Activistas de todo el mundo, incluidos grupos ecologistas y políticos españoles, solicitaron a sus gobiernos y a la Comisión Europea que presionaran a las autoridades danesas para conseguir su liberación.
La extradición y condena en Japón es a todas luces una medida desproporcionada. Las acciones de Watson y la organización Sea Shepherd pretenden conservar una especie frenando la caza ilegal de ballenas, que autorizan las leyes japonesas en contra de la biodiversidad.
Libre, pero la amenaza sigue
Después de 150 días en prisión en el territorio autónomo danés, Watson, de 74 años de edad, las autoridades danesas decidieron que era libre de abandonar la isla. “Sin duda, me siento aliviado. Significa que puedo ver a mis dos hijos pequeños. Mi única preocupación todo este tiempo. Entiendo los riesgos de lo que hacemos y, a veces, te arrestan. Aunque estoy orgulloso del hecho de que nunca me han condenado por un delito”, manifestó.
Watson, que ha pasado cinco décadas frustrando a los balleneros en alta mar, no estaba en la escena de los presuntos crímenes y ha negado las acusaciones.
Japón expresó su consternación por su liberación. “Es lamentable que el gobierno de Dinamarca no haya aceptado la petición de Japón”, señaló Yoshimasa Hayashi, portavoz del Estado japonés.
Peter Hummelgaard, ministro de Justicia de Dinamarca, indicó que no había recibido garantías suficientes de Japón de que los cinco meses de prisión que Watson pasó en espera de su extradición, se deducirían de cualquier sentencia futura. Añadió, también que rechazó la petición de extradición de Japón con base en una evaluación general del caso.
Las ballenas corren peligro
Una campaña para su liberación ganaó el apoyo de una serie de personas de alto perfil, incluido el presidente francés, Emmanuel Macron, la activista Brigitte Bardot y el actor irlandés Pierce Brosnan.
“Mi tiempo en prisión al menos sirvió para centrar la atención en las operaciones ilegales de caza de ballenas de Japón y en la matanza de delfines en las islas Feroe de Dinamarca. Fue una prisión exitosa”, dijo Watson.
En una entrevista con The Guardian a principios de diciembre, Watson declaró que no creía que pudiera sobrevivir a una estancia en una cárcel japonesa. “Creía que si me enviaban a Japón no volvería a casa. Un día me sentía confiado y luego otros no. Japón estaba ejerciendo mucha presión económica. Afortunadamente, Dinamarca tiene un buen historial en materia de derechos humanos”, afirmó al salir de prisión.
Watson vuelve a los mares, a la defensa de los derechos de los animales. “Mi apuesta es que hay que prepararse para lo peor y esperar lo mejor. Eso es todo lo que se puede hacer”, asentó