Era pequeño cuando su mamá le llevó una enciclopedia ilustrada sobre las especies marinas. Patrik Svensson quedó maravillado con aquellos dibujos de peces y sus historias que se enriquecieron en su fantasía de niño. Ese encuentro con las letras y los colores marcó su vida. Muchos años después, este periodista sueco ha escrito varios libros sobre el impresionante y aún desconocido mundo marino. La incuantificable vida en los océanos, sus profundidades sin límites, su absoluta oscuridad, ¿y atemporalidad?.
‘Un inmenso azul’ (Libros del Asteroide) es definitivamente una oda al mar y un homenaje a su madre, que falleció mientras escribía sus páginas.
Svensson mezcla el relato de aventuras con mediciones científicas. E incluye fascinantes episodios protagonizados por mujeres y hombres que consagraron su vida al mar. Desde investigadores como Piccard y Walsh, que en 1960 exploraron por primera vez la fosa de las Marianas –el punto más profundo de la superficie terrestre–, hasta Enrique, el esclavo malayo de Magallanes y seguramente la primera persona que circunnavegó el planeta. O el panadero Robert Dick, que en 1863 encontró un fósil que sería clave en la teoría de la evolución de las especies, señala la editorial.
Pero la historia del mar es también la historia de su depredación. Denunciada hace décadas por la bióloga, escritora y pionera del ecologismo moderno Rachel Carson, otra de las protagonistas del libro.
Luego de ‘El evangelio de las anguilas’, galardonado con el premio literario August de 2019, Svensson regresa con una obra cálida, que recoge su asombro de niño por el mar pero narrado con la veteranía periodística. Asegura en un encuentro en Madrid, que “alrededor del 70% de las profundidades oceánicas están aún inexploradas. Ningún ser humano ha estado allí. Es una gran parte del planeta que no conocemos».
Desconocemos la vida en los océanos
Patrik Svensson (1972) creció en Kvidinge. Una pequeña ciudad al noroeste de la provincia de Escania, al sur de Suecia, rodeada de un monte oscuro y boscoso. Cuenta que las olas se encontraban a unos treinta kilómetros de su hogar. “Nunca he navegado. Y conocí el mar a los 23 años de forma un poco tardía, pero siempre el océano ha ejercido sobre mí un encantamiento. De siempre me han cautivado los exploradores y todas esas gentes que han vivido aventuras tan grandes”.
No pocas veces, esas temerarias expediciones perseguían, como ahora, la apropiación de metales preciosos y recursos naturales. “Así como hoy el hombre busca en el fondo del mar minerales o petróleo, Colón y Magallanes querían descubrir mundos nuevos, pero también tomar el control de ellos”, dice el escritor en un encuentro con los medios.
Y esta idea de que el océano representa lo desconocido también es cierta desde un punto de vista científico, comenta. “Me fascina que todavía sepamos tan poco”. Se podría decir que el acercamiento histórico a esa inmensidad es comparable a las más recientes exploraciones del espacio, agrega según el diario Las Provincias. “Hay muchas similitudes. Tanto el océano como el espacio han sido representaciones de lo desconocido para el ser humano. Y sólo en el último siglo hemos desarrollado métodos técnicos para investigarlos, para ir allí y observar”, reconoce el autor.
“Ahora se invierte mucho dinero y tecnología en viajar al espacio, en conocer otros planetas. Y no tanto en conocer el fondo del mar. “Quizá”, comenta, “sea más fácil llegar al espacio que a las profundidades del mar”, recoge ABC. Quizás también sea porque controlar el espacio es sinónimo de poder. Esto es lo que pasó con los océanos.
El mar: cautivador, poderoso y vulnerable
Svensson desarrolla su discurso con precisión y pasión. Entabla un paralelismo entre dos mundos fascinantes y desconocidos: la vida en las profundidades de los océanos y la que hay o no en el espacio.
“El mar representaba el mayor poder de todos. Era tan enorme, tan profundo, tan peligroso y tan difícil de explorar y controlar, que constituía el mayor poder natural para el ser humano. En muchos sentidos sigue siendo así. Pero hemos descubierto que también es muy vulnerable. Y que la forma en que se explora y explota, en busca de pesca o petróleo, nos ha hecho ver que tiene efectos sobre el planeta entero”, reflexiona Svensson.
Un ejemplo es la caza de ballenas, esa empresa homérica que Melville relata en ‘Moby Dick’: “A principios del siglo XX, los balleneros simbolizaban la gran aventura. Los hombres salieron y viajaron por todo el mundo, incluso durante años, para cazar a este enorme y majestuoso animal. Pero la aventura también tiene un lado oscuro, pues llegaron al extremo de extinguirlos, ignorando que no son un recurso ilimitado. Esto se dice en ‘Moby Dick’”, enfatiza Svensson.
El mar siempre estará ahí como elemento aventurero. Antes fueron los marineros y los balleneros; ahora los submarinistas y los surfistas, nuevas formas de explorarlo. «Es una forma de ser aventurero. «Siempre habrá gente atraída por lo peligroso: ir a lo más profundo del océano, surfear la ola más grande». El mar, señala Svensson, explica la vida: «La vida viene de ahí, durante muchos años la vida sólo existió en el océano».
Y después de miles de años seguimos sin conocer los océanos, sus profundidades, su vida. “Para mí es extremadamente fascinante que la ciencia haya descubierto 250.000 especies en los océanos. Pero que todavía queden 750.000 especies por descubrir”.
Preocupación por el cambio climático
“Cuando hablo en mi libro de la zona más profunda del océano, a casi 11.000 metros, se trata de un lugar muy peligroso al que no llegó nadie hasta que lo hicieron Piccard y Walsh en 1960. Después de ellos, hasta 2020, solo dos personas han vuelto a bajar hasta allí. En todo ese tiempo, más de 500 personas han viajado al espacio exterior, o más de 10.000 han subido al Everest. Y esto nos da una idea de lo difícil y peligroso que es llegar a las profundidades del océano y descubrir otros espacios de vida”, afirma Svensson a EFE. También expresa su preocupación ecológica: “cómo está afectando el cambio climático a las corrientes oceánicas”.
El cambio climático “es un problema compartido, que reclama soluciones compartidas”. Y ello incluye “mayor regulación de la industria pesquera y del transporte”, entre otras, para evitar que el océano se vea “afectado irreversiblemente y de forma grave” por alteraciones “como la sufrida por la Corriente del Golfo.
Svensson se refiere al estudio del oceanógrafo Robert Todd, publicado por la revista Nature Climate Change, según el cual durante los últimos 20 años se ha calentado con mayor rapidez que el conjunto del océano. Además de desplazarse hacia la costa: los efectos de estos cambios son insospechados puesto que esta corriente que transporta aguas cálidas desde el Caribe hacia el norte de América influye tanto en los patrones climáticos como en la generación de borrascas.