Por Carlos Martínez*
04/11/2017
*Presidente de IMF Business School
Como casi siempre, el mes de octubre y este año con más fuerza si cabe, ha supuesto, por un lado, un incremento del número de desempleados en las listas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en más de 56.000 personas, como consecuencia en gran medida del fin de las contrataciones veraniegas (aunque este año, fruto del buen tiempo, se ha alargado algunas semanas). Deja el número de desempleados en casi 3,5 millones.
Por otro lado, y como era de prever, ha habido un aumento del número de afiliados a la Seguridad Social en más de 94.0000, dejando el número de cotizantes en 18,4 millones. Ésta última es, sin duda, una noticia excepcional que hace que los malos augurios que traían a nuestra economía el efecto Cataluña, han quedado atenuados, y de momento casi difuminados, quedando el drama fundamentalmente centrado en Cataluña, donde el desempleo ha crecido en más de 14 mil personas, el doble que hace un año.
Este mes tenemos que destacar algunos datos interesantes; el empleo ha crecido en mayor medida y como viene siendo habitual en la educación, que ha creado más de 170.000 puestos de trabajo, seguido de la sanidad y la construcción también han tenido un comportamiento positivo. En el lado contrario, como es normal, tenemos el sector servicios donde se han destruido más de 50.000 puestos de trabajo, seguido de la agricultura y la industria.
Noticias apocalípticas
En cualquier caso, y más allá de temas coyunturales como el asunto catalán, vemos que los patrones se repiten cada año y que nuestro mercado laboral no cambia la tendencia más allá de los ciclos económicos, donde en la parte baja se destruye empleo de manera fulminante y posteriormente volvemos a recuperar, si todo va bien, encontraremos tasas del 10% pasados unos años.
Últimamente, recibimos de manera continua noticias apocalípticas sobre nuestro mercado laboral; unos opinan que desaparecerán el 20% de los puestos de trabajo en los próximos 15 años, otros que será el 50% de los puestos los que desaparezcan, hace poco hemos leído un estudio publicado por el MIT donde manejaba un escenario del 80% de desempleo a nivel mundial…
Incluso existen aplicaciones informáticas que también nos indican que porcentaje existe de que nuestra profesión desaparezca… en fin. Lo que es indudable es que algo está cambiando en nuestro mercado de trabajo, actualmente con dos millones de empleados menos conseguimos la misma productividad que en el año 2008.
Esto nos debe hacer reflexionar sobre las causas de este aumento en la productividad; ¿ha sido la automatización de procesos, robótica, etc.?, ¿puede haber sido causado por el miedo de los trabajadores a perder su puesto de trabajo durante la crisis y eso ha hecho que se trabaje con más intensidad y por lo tanto con una mayor productividad?
«El futuro crea el presente»
De momento no tenemos respuesta, pero pienso que, por mucha automatización de procesos, robotizaciones, etc. la solución a este nuevo desafío la tenemos en nuestras manos, que debemos ser un poco más optimistas, como decía Thomas Frey: “El futuro crea el presente”, es decir, el futuro dependerá en gran medida de como construyamos el presente. Y, desde mi punto de vista, el presente no va por buen camino, y no vamos por buen camino, porque fundamentalmente, nuestras aulas y nuestros programas de estudios apenas han cambiado en los últimos 30 años. Pensemos como era un teléfono móvil, un televisor hace 10 años y como son ahora; ¿podemos decir lo mismo de las aulas?.
Recientemente, se ha publicado un informe de la Comisión Europea, donde afirmaban que 70 millones de europeos carecen de las habilidades adecuadas para afrontar la era digital y esto supone un claro riesgo de pobreza y exclusión social, además sostenía que el 40% de las empresas manifiestan que no encuentran trabajadores con los perfiles adecuados para crecer e innovar.
Desde mi punto de vista, no cabe duda que, con la educación adecuada, los beneficios de la tecnología superan con creces los inconvenientes, la educación es la base sobre la que deben construirse los modelos productivos.
No parece que las sociedades modernas y los gobiernos tengan la educación como una de sus prioridades, pero debemos reflexionar sobre esto y comenzar a pensar cómo queremos que sea nuestro mundo en unas décadas, y cuando los visualicemos, empezar a educar a los niños y jóvenes para conseguirlo. No olvidemos que el mercado laboral es un ente vivo en continua evolución, por lo que exige una adaptación de los profesionales para acceder a un adecuado puesto de trabajo, sólido y bien remunerado.