Diputados alemanes enviaron una carta al Bundesländer (estados de Alemania) pidiendo que se mantenga el cierre de burdeles y demás centros de prostitución. Argumentan que representa un peligro ante la amenaza de una segunda ola de contagios de la COVID-19.
El cierre temporal de la prostitución en Alemania ha dejado en evidencia la situación de vulnerabilidad a la que está expuesta la gran mayoría de las trabajadoras sexuales. Situación que también denuncia la carta.
En 2017 entró en vigor una modificación de la ley que regula la prostitución en Alemania. Sin embargo, muchos consideran que no se trata de una ley que proteja a las trabajadoras sexuales, sino de una ley de control.
Efecto superpropagador
Un grupo de 16 diputados alemanes envió una carta a los gobiernos estatales para exhortarlos a que no se levante el cierre temporal de prostíbulos. Argumentan que la prostitución tendría «un efecto superpropagador» de la COVID-19, puesto que los actos sexuales impiden el distanciamiento social. Además de que sería más difícil rastrear las cadenas de contacto. Las relaciones con las trabajadoras sexuales suelen mantenerse en secreto.
Los 16 diputados coinciden en que las 33.000 trabajadoras sexuales que se encuentran registradas en Alemania podrían ser un factor que multiplique la expansión del virus si regresan a las actividades de la prostitución. Además, que no son solo 33.000 trabajadoras sexuales, los parlamentarios calculan que en Alemania hay un total de 400.000.
Las peticiones van más allá. Piden terminar definitivamente con el negocio de la prostitución, una actividad que califican como un «trabajo inhumano, destructivo y misógino que las mujeres se ven obligadas a hacer», como lo puso en evidencia el cierre temporal de los lupanares.
Sin registros, sin derechos
Muchas trabajadoras sexuales no existen para el sistema alemán, es decir, la mayoría no está registrada, lo que supone vivir en la ilegalidad. Además de carecer de seguro médico, seguro de desempleo y un lugar dónde vivir.
En muchos casos, el lugar donde viven las prostitutas son los burdeles donde trabajan. A alguna de ellas la pandemia las ha lanzado a la calle, ya que al estar clausurados los burdeles se quedan sin un techo.
La carta de los diputados afirma que estas mujeres «están a merced de sus proxenetas». Por lo tanto, la reapertura de los burdeles no es la solución de los problemas. La solución que plantean es la formación o un puesto de trabajo que les proporcione una vida digna.
Leni Breymaier (Partido Social Demócrata), el exministro de Sanidad Hermann Gröhe (Unión Democrática Cristiana) y el epidemiólogo Karl Lauterbach (también del Partido Social Demócrata) están entre los 16 diputados que hacen la petición.
Levantar el cierre temporal de burdeles
La carta generó una pronta reacción. Cinco jefes de burdeles en Sttugart -capital de Baden-Wurttemberg- consideran una amenaza la misiva de los parlamentarios. Enviaron al ministro de Asuntos Sociales de Baden-Wurttemberg, Manne Lucha, una propuesta higiénica que se puede implementar para que los burdeles retomen la actividad con medidas que protejan contra la infección de la COVID-19.
Entre las medidas que proponen está el uso de mascarillas en los pasillos y áreas comunes, disminuir el tiempo de los «preliminares» y eliminar el sexo en grupo. Sin embargo, dentro de estas medidas lo más complejo es la verificación de la cadena de contagio en caso de una infección. Pues sería necesario comprobar la identidad, teléfono y dirección de los clientes y sus contactos.
Los dueños de los burdeles se comprometen a realizar todo este seguimiento, mantener los datos bajo custodia y destruirlos a las cuatro semanas.
Prohibición de la prostitución
Los parlamentarios proponen a los gobiernos de los estados federados que se construya un sistema de protección basado en el modelo sueco. En Suecia, el Gobierno les ofrece a las trabajadoras sexuales -en su mayoría extranjeras- educación con cursos de alemán, vivienda, atención médica y terapia de trauma.
De acuerdo con la Ley de Protección de Prostitutas de 2017, los burdeles necesitan un permiso, las prostitutas deben registrase y tener un certificado llamado «Pasaporte de Prostituta». En Alemania, entre un 80 y 90% de las trabajadoras sexuales son extranjeras y se dedican a la prostitución de manera forzada y en condiciones inhumanas.
Muchos en el país defienden la prohibición. Mientras que el Gobierno alemán considera que la prohibición de la compra de sexo aumenta el riesgo de la ilegalidad y los peligros que las prostitutas enfrentan.
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