Faltan días para el inicio de los Juegos Olímpicos en París. El gran reto es devolverle el glamour y brillo que ha ido perdiendo. No por el desempeño de los atletas, quienes no cesan de romper marcas, sino los escándalos y malos manejos de los organizadores. Ahora con la Ciudad Luz de telón de fondo la llama olímpica pretende volver a deslumbrar al mundo.
París organiza sus terceras olimpiadas. La primera en 1900, la última hace 100 años, en 1924. Los lazos de Francia con los juegos olímpicos son innegables. Al francés Pierre de Coubertín se debe la revitalización de los modernos Juegos. El lema adoptado durante la creación del Movimiento Olímpico en 1894, “Citius, Altius, Fortius», ( «más rápido, más alto, más fuerte», en latín) fue idea de un francés, el sacerdote dominico Henri Didon. El espíritu de los juegos se ha desarrollado bajo la influencia de la muy francesa filosofía de libertad, igualdad y fraternidad.
Un siglo
Las olimpiadas de 1924 fueron lideradas por el mismísimo barón Pierre de Coubertin. Fue cuando por primera vez se usó el logo de los seis anillos, el eslogan Olímpico “Citius, Altius, Fortius” y se contó con una “villa olímpica” para las atletas. El programa olímpico comprendía 17 deportes, con 126 pruebas. Las competiciones de arte formaron parte de los juegos. Estaban divididas en cinco categorías: arquitectura, literatura, música, pintura y escultura.
Que Francia venga al rescate de los Juegos 100 años después no debería causar sorpresa. Con más de un millón de entradas vendidas, 10.000 atletas, 54 deportes, 329 pruebas, los retos logísticos son enormes. Especialmente cuando se le suman las medidas de seguridad para neutralizar las potenciales amenazas. Perímetros, patrullas, drones, más 45.000 policías y gendarmes y un equipo de cientos de ingenieros para la ciberseguridad. Pero también es una enorme oportunidad para recuperar prestigio e influencia.
París 2024
En las últimas semanas, un zumbido ha recorrido la Ciudad Luz: miles de notificaciones alertan a los parisinos sobre las restricciones de seguridad para la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos. Para muchos, el mensaje es un recordatorio inoportuno de la inminente llegada de los Juegos. Que se celebrarán del 26 de julio al 11 de agosto. Si bien algunos esperan con entusiasmo el global evento, otros expresan su descontento con las molestias que ocasionará. Muchos parisinos tienen listas las maletas para alejarse lo más posible de su ciudad.
La capital francesa se ha visto invadida por obras de construcción, especialmente en lugares emblemáticos como la Place de la Concorde, donde ahora se levanta un «parque urbano» temporal con gradas azules para deportes urbanos. Las fuentes y farolas ornamentadas están protegidas con cajas de madera, y cerraron una concurrida estación del metro. El Puente Alejandro III, sobre el río Sena, también fue modificado para albergar las ceremonias de apertura y triatlón, entre otros eventos.
Transformaciones que generan un coro de quejas entre los parisinos. Algunos las califican de «monstruosidades» que arruinan la belleza de la ciudad. Otros lamentan el caos y las molestias que provocarán los Juegos. Un artículo de opinión en el Journal du Dimanche titulaba: «¡Ayuda! Los Juegos Olímpicos han invadido París», mientras que una protesta reciente proyectó en el Arco de Triunfo el mensaje: «Juegos Olímpicos: no estamos listos». Una encuesta realizada en abril por el Instituto Francés de Opinión Pública encontró que solo el 48% de los franceses confía en la capacidad del país para organizar con éxito los Juegos, una cifra que ha disminuido en las últimas semanas.
París se prepara
A pesar de las quejas, las autoridades parisinas y los organizadores de los Juegos Olímpicos se mantienen firmes en su compromiso de celebrar un evento exitoso. Se implementaron medidas para mitigar el impacto en los residentes. Como planes de transporte alternativos y programas de información pública. Solo el tiempo dirá si los Juegos Olímpicos de París serán un éxito o un fracaso. Lo que sí está claro es que este evento está generando un gran revuelo en la Ciudad Luz.
Los Juegos Olímpicos de París 2024 ofrecen la gran oportunidad de restaurar su reputación, sujeta a una sucesión de penosas controversias. Desde los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014, marcados por un escándalo de dopaje, hasta los Juegos de Verano de 2016 en Brasil, plagados de excesos presupuestarios y mala gestión.
La pandemia de COVID-19 solo empeoró las cosas. Los Juegos Olímpicos de Tokio y Beijing se realizaron bajo estrictos protocolos de seguridad. Los Juegos Olímpicos de Tokio atrajeron un promedio de 15.5 millones de espectadores en horario de máxima audiencia en los Estados Unidos, la más baja desde que NBC adquirió los derechos en 1988.
Ante la oleada de cuestionamientos, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, pidió a la ciudad a apoyar los Juegos y dejar de lado las críticas. Los organizadores de los Juegos de París tienen la ambición de restaurar su diversión, brillo y prestigio. Pese a su optimismo, no existen unos Juegos Olímpicos libres de problemas. Incluso la primera vez que la ciudad fue sede, en 1900, los juegos tardaron cinco meses en completarse. Londres 2012, que se presenta como un modelo de Juegos modernos y razonables, estuvo rodeado de escepticismo y preocupación por el transporte público y la escasez de personal de seguridad hasta la ceremonia de apertura.
Menos controvertidos y austeros
París no es ajena a la organización de grandes eventos deportivos. Pero los Juegos Olímpicos de 2024 presentan un conjunto único de desafíos: la amenaza latente de ataques terroristas, el verano que puede registrar temperaturas récord, un sistema de transporte público que está al límite y la posibilidad de disturbios laborales. En 2017, París y Los Ángeles estaban compitiendo por albergar los juegos de 2024. Sorpresivamente, el Comité Olímpico Internacional decidió otorgar ambos juegos al mismo tiempo. El COI eligió a París como anfitrión de los Juegos de 2024, en parte porque era menos controvertido y de menor costo. A Los Ángeles le corresponde organizar los juegos de 2028.
París cuenta con importantes ventajas. La ciudad tiene una larga historia de albergar eventos deportivos de alto nivel. Le proporciona una base sólida de experiencia y conocimiento. Francia, en general, y París en particular, son consideradas destinos turísticos seguros. Atrae a atletas, aficionados y patrocinadores. La ciudad posee una impresionante infraestructura, como el Palacio de Versalles, que no necesita grandes modificaciones para brillar en las transmisiones.
En contraste con los excesos de presupuesto de anteriores ediciones, París 2024 prometen ser unos Juegos más austeros y responsables. El objetivo es que el costo total ronde los 10.000 millones de dólares, por debajo de Londres 2012 (12.900 millones) y Río 2016 (15.200 millones). El 97% de la financiación provendrá del sector privado. Un muestra del compromiso de la ciudad con la sostenibilidad financiera. La ambición de los Juegos también se refleja en su alcance. Algunos eventos se celebrarán fuera de la ciudad, e incluso en lugares tan lejanos como Marsella (a 772 km) y Tahití (a 16.000 km), sede de la competición de surf. Decisión que busca distribuir el impacto económico de los Juegos y promover otras regiones de Francia.
Apuesta audaz
«Queremos demostrar que hay una manera diferente de organizar los Juegos», declara Tony Estanguet, presidente del comité organizador y ganador de tres medallas de oro en su anterior vida como piragüista olímpico. Resume la filosofía de París 2024 en una frase: «Nuestra seña de identidad será la audacia».
Una de las decisiones más audaces de los organizadores ha sido convertir el río Sena, un lugar donde la natación está prohibida desde hace un siglo, en el escenario de las pruebas de triatlón y natación en aguas abiertas. La limpieza del río ha sido una preocupación importante. El verano pasado las autoridades tuvieron que cancelar la prueba en el río debido a una alta concentración de bacterias en el agua.
En febrero, los niveles de E. coli eran 20 veces más altos de lo permitido por el Triatlón Mundial. La ciudad construyó un tanque de almacenamiento subterráneo para evitar que las aguas residuales lleguen al Sena durante las tormentas. Pero la preocupación persiste. Una de las atletas que manisfestó sus dudas fue la campeona olímpica brasileña defensora de aguas abiertas, Ana Marcela Cunha. «Necesitamos un plan B», dice Cunha. «El Sena no está hecho para nadar». A pesar de su preocupació, los organizadores esperan que los atletas se metan al agua.
Sonríe para las cámaras
París 2024 busca alcanzar un equilibrio entre el espectáculo global y la experiencia local. Se han implementado medidas para mitigar el impacto en los residentes, como el trabajo desde casa y el aumento del precio del metro para no residentes. Aunque más de un millón de personas han comprado entradas para asistir a los Juegos de París, la verdadera audiencia son los espectadores que verán desde sus hogares en todos los rincones del mundo.
En otras palabras, los Juegos Olímpicos no son solo para quienes asisten físicamente. París, con su rica historia y su preciosa arquitectura, está lista para desempeñar un papel como deslumbrante. Se espera una audiencia de miles de millones de personas, y la ciudad se ha preparado para ser el escenario perfecto.
Está aumentando el número de «cámaras de belleza» instaladas en lugares altos con el único propósito de ofrecer a las emisoras imágenes de París dignas de Instagram. Según el director general del comité organizador, Étienne Thobois, cada toma de cámara está diseñada para parecer una postal. Los lugares se han ubicado frente a monumentos emblemáticos como la Torre Eiffel y el Arco de Triunfo.
En palabras del presidente del comité organizador, Tony Estanguet: “Va a ser poderoso, espectacular y deslumbrante”. La ciudad busca proyectar su imagen, atraer turismo y dejar una impresión duradera en los espectadores de todo el mundo. Aunque llegar al estadio de voleibol playa al pie de la Torre Eiffel podría ser una pesadilla para los turistas. Pero a la audiencia global no le preocupan esos detalles logísticos. París está lista para demostrar su audacia y hacer que el mundo diga: “Tengo que ir a ver esto”.
Hay descontentos
Detrás del glamour y la emoción, también existe una creciente preocupación por el impacto social y ambiental de los Juegos. Especialmente en las comunidades más desfavorecidas. París ha sido capaz de aprovechar su infraestructura deportiva existente para los Juegos Olímpicos de 2024. El 95 por ciento de las sedes ya existen. Pero, el restante 5 por ciento de nuevas construcciones geraron numerosos titulares negativos.
El Estadio Olímpico, la Villa de los Atletas y el Centro Acuático están ubicados en Seine-Saint-Denis, el departamento más pobre de Francia continental. Los críticos acusan a los organizadores de ignorar las necesidades de sus residentes a largo plazo. Como el impacto en el transporte y la vivienda. Alegan que los proyectos de construcción provocaron la pérdida de espacios públicos, la reubicación forzada de personas sin hogar y la gentrificación de barrios que ya existían. Grupos activistas como Revers de la Médaille manifestaron su preocupación por la «limpieza social» en las calles. Un fenómeno en el que los eventos deportivos desplazan a los residentes de bajos ingresos para dar paso a turistas y personas adineradas.
Las autoridades de París 2024 insisten en que han actuado de manera responsable y que los Juegos inyectarán miles de millones de euros a la zona. Los organizadores prometen que los proyectos de construcción actuarán como un estímulo, y proporcionarán más viviendas una vez que la Villa de los Atletas se convierta en 3.000 apartamentos. Pero, el descontento no se limita a Seine-Saint-Denis. Incluso en el centro de la ciudad, hay indicios de irritación entre los residentes molestos por las construcciones y el aumento de los precios.
La meta de Estanguet
Tony Estanguet, exatleta olímpico francés, ahora se enfrenta a un desafío diferente en su nuevo rol como presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024. Su trabajo ya no consiste en competir y ganar medallas, sino en asegurarse de que los Juegos se celebren de manera responsable y sostenible. Quien una vez ondeó la bandera francesa en la ceremonia de apertura como atleta olímpico, ahora se encuentra inmerso en interminables reuniones con funcionarios electos, emisoras y patrocinadores. Su misión: asegurar que los Juegos Olímpicos de París 2024 no se conviertan en otro despilfarro financiado por los contribuyentes. “Mi trabajo es convencer a la gente”, explica.
El presupuesto de los Juegos es de 7.400 millones de dólares, y los organizadores esperan recaudar alrededor del 97% de este total a través de patrocinios y ventas de entradas. El resto provendrá de fondos públicos. Para lograrlo, París necesita recaudar alrededor de 75 patrocinadores locales, incluidos LVMH y Sanofi. Sin embargo, algunos de los patrocinadores más grandes solo se han sumado en los últimos 12 meses antes de los Juegos. París tiene una ambición clara: diferenciarse como anfitrión de los Juegos. La distinción más importante sería celebrarlos dentro del presupuesto, a tiempo y principalmente mediante financiación privada. Una meta ambiciosa que, a pocos meses del encendido de la llama olímpica, parece ser posible.
Más que un evento deportivo
Los Juegos Olímpicos de París 2024 se presentan como un evento que busca dejar un legado positivo. No solo en la ciudad, en el mundo entero. Un modelo austero, responsable y comprometido con el futuro. París quiere ser vista como el centro de una Europa unida y responsable. Los Juegos Olímpicos de 2024 son una oportunidad para mostrarlo al mundo.
Representan una ocasión única para reavivar el prestigio e influencia de Francia en el panorama internacional. El país aspira a ser visto como un referente en Europa. Capaz de conjugar la tradición con la modernidad, la cultura con la responsabilidad global. Un mensaje que se refuerza con la inclusión del breakdance como nuevo deporte olímpico.
París es consciente de que los Juegos Olímpicos ya no pueden ser una mera exhibición de ostentación nacional. La organización entiende que este tipo de eventos deben ir más allá y contribuir a un mundo mejor. «Ya no se pueden organizar los Juegos sin hacerse algunas preguntas fundamentales. Tenemos un desafío planetario y los Juegos deben hacer su parte. No lo van a arreglar todo. Ni traerán la paz mundial por sí solos, pero sí tienen que intentar ayudar», afirma Estanguet.