«Todo ser humano es electrosensible, y el problema está en el efecto que las ondas electromagnéticas tienen sobre nuestras células y sistema inmune»
Örjan Hallberg, exgerente medioambiental en Ericsson
Stefan Armborst /Asociación BONA ONA (bonaona@bonaona.org)
¿Estás al corriente del despliegue de la nueva tecnología 5G de telecomunicación inalámbrica y de sus implicaciones? ¿Has sido afectado por las nuevas antenas y te preocupa el aumento de la radiación electromagnética que afrontamos? Es gigante el movimiento internacional que, con argumentos bien fundados y miles de investigaciones científicas rigurosas, pide parar este “experimento global masivo” y situar nuestra salud, nuestro entorno y nuestra privacidad por encima de los intereses de las grandes corporaciones.
Con motivo del Día Internacional contra la Contaminación Electromagnética que se celebra el 24 de junio de cada año, la Asociación BONA ONA quiere daros un mensaje de esperanza.
Está al alcance de nuestras manos cambiar el relato de este momento crítico en la historia de la humanidad, cuando se está tratando de hiperdigitalizar nuestras vidas a costa de nuestra salud, nuestra dignidad y de los derechos de las futuras generaciones.
Gracias al esfuerzo de innumerables iniciativas, el proyecto tecnológico 5G va perdiendo legitimidad en las sociedades civiles del planeta. Crece la consciencia sobre riesgos y peligros de la contaminación electromagnética presente y futura.
Debido a las reticencias de los hogares particulares, las perspectivas de «rentabilidad» del proyecto 5G para las corporaciones de telecomunicación resultan cada vez más inciertas. A esto se añade su gran dependencia de la financiación pública que encuentra sus límites en la crisis presupuestaria y de endeudamiento cada vez más dramáticas de estados nacionales, como el español.
Conforme crece el número de personas afectadas (sobre todo, entre la población infanto-juvenil), aumentará la necesidad del uso mesurado y verdaderamente inteligente de las tecnologías de la comunicación.
Las tecnologías que realmente necesita la transición energética, las que realmente combaten el cambio climático, las únicas que nos pueden permitir enfrentarnos con éxito al colapso ecosocial, no necesitan muchos aparatos y, desde luego, no necesitan 5G.
Marta Mediavilla[1]
- No es verdad que necesitemos la tecnología 5G. Porque la fibra óptica y el 4G cubren las necesidades de los usuarios.
- No es verdad que se trate de una tecnología “verde”.
- No es verdad que sus impactos hayan sido evaluados.
- No es verdad que sea una tecnología biocompatible.
Proponemos más comunicación directa y sinergias para acciones directas coordinadas a nivel local.
Propuestas de acción:
- Promover la creación de grupos pro moratoria 5G en tu municipio o ciudad, recoger firmas y presentar la petición de moratoria al ayuntamiento. La Asociación BONA ONA está fomentando y apoyando estas iniciativas.[2] El precedente con éxito más reciente es la plataforma Stop 5G Artà que presentó, en colaboración con la Asociación Bona Ona, en el pleno de su ayuntamiento la petición de moratoria para que fuera debatida. Fue aprobada por PSOE-PI-Alternativa per Artà.[3]
- Reducir la dependencia del móvil[4]; boicotear la tecnología 5G como se promueve en Francia a través de un manifiesto redactado por más 600 investigadores y científicos y que han firmado 19.000 personas, publicado en el diario Libération.[5]
- Organizar charlas vecinales, sensibilizar a la comunidad de vecinos, informar a través de flyers, tomar fotografías de antenas 5G y difundirlas por las redes alertando de su peligrosidad, implicar a influencers y youtubers ecosensibles en las denuncias contra el 5G. Reactivarnos al máximo para pedir moratorias al 5G y una tecnología más segura y biocompatible.
- Movilizar las organizaciones de madres y padres de los centros escolares, colaborar con la campaña “Escuela Saludable”[6], denunciar la sobreexposición a las radiaciones electromagnéticas a la dirección de los centros escolares, delegaciones de educación y consejos escolares.
- Recoger adhesiones a la “Iniciativa Ciudadana Europea” (ICE)[7] cuyo objetivo es impulsar las medidas legislativas europeas necesarias que defiendan la salud, el medio ambiente y la privacidad ante el proceso desenfrenado de digitalización inalámbrica impulsada por el 5G y el internet de las cosas, impuestos, entre otros, en los planes de estímulo europeos Next Generation EU.
El 4G/5G en tierra, el Internet de las cosas subacuáticas (IoUT) en el océano y los satélites en el cielo tejerán una red para la guerra del siglo XXI, preparada para aumentar la letalidad de la guerra según algunas fuentes del ejército estadounidense. Nos oponemos a que se inviertan billones de dólares en hacer la guerra y pedimos que el dinero se gaste en programas que aborden necesidades esenciales como el hambre en el mundo, la contaminación, el medioambiente y la paz.
¿Cuáles son los mayores peligros de la tecnología 5G, según la ICE?
NUESTRA SALUD
Numerosos estudios científicos confirman efectos adversos de las radiofrecuencias en los seres vivos. Estos riesgos para las personas, el mundo animal y el vegetal aumentan exponencialmente con el despliegue masivo de la tecnología 5G, cuyos niveles de radiación sobrepasan los límites establecidos –y que resultan nocivos, especialmente para los más vulnerables.
NUESTRO ENTORNO
Con el 5G se disparará la cantidad de dispositivos electrónicos conectados: nueva generación de terminales, enrutadores, millones de dispositivos del Internet de las Cosas, IoT, dentro de los hogares, así como miles de satélites en órbitas cercanas a la Tierra, que conlleva un consumo insostenible de energía, gases de efecto invernadero y minería nociva que afecta peligrosamente a la biodiversidad y los hábitats naturales.
NUESTRA LIBERTAD
El 5G permite la recopilación masiva de datos y la vigilancia de todo objeto conectado. Esto aumenta el riesgo de ciberdelincuencia, la fuga, robo y reventa de datos, un mal uso de la inteligencia artificial y una vigilancia del individuo sin precedentes.
La investigación estableció que mientras la sociedad digital actual continúe invirtiendo en la tecnología de red 5G, se debe tener precaución de no desplegar la red 5G bajo ultra alta frecuencia por encima de 20 GHz debido a sus efectos adversos para la salud. (…) Se sabe que los CEM de alta frecuencia afectan a las glándulas sudoríparas (que pueden servir de antenas helicoidales) y pueden tener efectos indirectos en muchos órganos del cuerpo.
Propuesta No. 14 de la Iniciativa Ciudadana Europea (ICE)[9]
Hemos creado nuestra Asociación en 2019, por el riesgo de nuestra salud que implica el despliegue de la tecnología 5G a espaldas de la sociedad civil y de las instituciones locales que deben vigilar los peligros de nuestra salud.
Y se ha venido haciendo sin un debate científico-social independiente, sin un debate público, sin ni siquiera informar a los ayuntamientos y sin tener en cuenta las competencias municipales de control y supervisión recogidas en la constitución y leyes orgánicas.
Carta verde para desplegar el 5G
Estas competencias han sido ahora ninguneadas por la recién aprobada nueva Ley de Telecomunicaciones[10], cuyas disposiciones suponen carta verde para que las corporaciones de telecomunicaciones puedan desplegar, vender y beneficiarse del 5G, gracias también a copiosas subvenciones estatales y de la UE.
Con esta Ley, aprobada el 28 de abril por vía de urgencia para acortar los plazos de su paso por el Senado aumentan al máximo las competencias del Estado eliminando en todo lo posible las competencias de las comunidades autónomas, los municipios y la ciudadanía.
No permite expresamente a las comunidades autonómicas ni a los entes locales aplicar límites de exposición precautorios, como los solicitados por la propia Resolución 1815 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, reducción de límites que, como constata el Defensor del Pueblo, incumple el Estado español.
Y anula, en este ámbito, lo dispuesto en el Título VIII de la Constitución, la Carta Europea de la Autonomía Local y la normativa básica de régimen local, donde los Municipios disponen de competencias propias en materia urbanística, de salud y medio ambiente, así como, entre otras, las de vigilancia sanitaria, reconocidas en la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública.[11]
Cada vez aumenta más el número de antenas y el nivel de radiación en general (sobre todo por las noches). España es el segundo país del mundo con los niveles más altos de radiación electromagnética: 4.500.000 W/m² por detrás de Estados Unidos, con 6.000.000 W/m².
Los niveles subirán mucho más después de que en julio de este año el Estado subaste entre las empresas de telecomunicaciones las bandas de frecuencias de 26 GHz, unas ondas milimétricas muy potentes parecidas a las que se usan en los hornos microondas para cocinar.
Aparte de las antenas 5G existentes, está planeado instalar «pequeñas estaciones base» a cada 50-100 metros en la calle y en las carreteras, además de los espacios e instituciones públicas (escuelas, hospitales, etc.).
La nueva Ley de Telecomunicaciones establece que las corporaciones estarán “liberadas” de la obligación de presentar ninguna comunicación previa a los ayuntamientos para instalar y explotar estos “puntos de acceso inalámbricos para pequeñas áreas”.
Cada vez más seremos víctimas de “efectos cóctel” de la yuxtaposición de una mezcla de radiofrecuencias de muy diferentes bandas y niveles de pulsaciones.
A este frangollo se une la contaminación electromagnética de la magnetosfera y los efectos de la contaminación electromagnética producida por los miles de satélites lanzados a la ionosfera, que sirven para proporcionar Internet de alta velocidad a cada centímetro cuadrado de la Tierra.[12]
Debido a que los datos viajan más rápido en el espacio que en la fibra, todas las torres de telefonía celular transmitirán sus señales a los satélites, para que sean enrutadas a través del espacio hacia sus destinos. Los satélites también se utilizarán para poblar con torres de telefonía móvil todas las áreas remotas de la Tierra.
Estos satélites usarán arreglos en fase, tecnologías de formación de haces y ondas milimétricas con frecuencias de 10 GHz a 80 GHz, al igual que las antenas 5G en la Tierra.
La envoltura electromagnética de la Tierra, la magnetosfera, se contaminará masivamente. Millones de señales digitales pulsadas y moduladas que cubren 80 GHz de espectro serán emitidas día y noche hacia la magnetosfera por decenas de miles de satélites, cada uno de los cuales emitirá múltiples haces similares a los de un láser dirigidos a la superficie de la Tierra.
¿Estamos indefensos?
La puesta en funcionamiento del conjunto de la tecnología 5G en todo el territorio de España y en el espacio se basa en tecnologías de transmisión de datos que nunca han sido probadas. Es vital reducir las fuentes de radiación electromagnética artificial a los que estamos expuestos cada minuto, cada hora y cada día, con graves repercusiones para el cuerpo humano y la naturaleza.
El excelente postulado eco-social elaborado por Ecologistas en Acción termina con un impactante alegato en pro del completo abandono del “5G y su mundo” y de una paulatina desdigitalización y desinformatización de la sociedad como única vía para aumentar la resiliencia frente al colapso ecosocial: “Una genuina cultura de los límites que nos permita abrazar una autocontención individual y colectiva”.[13]
Es hora de informarnos, crear conciencia y dirigirnos a los responsables de nuestros municipios, a cuyas espaldas o con cuyo consentimiento, muchas veces desinformados, se realiza el despliegue de una tecnología que pone en peligro la vida y la libertad.
BONA ONA, Asociación para la información y difusión sobre radiaciones no ionizantes, es la primera asociación de protección de consumidores y usuarios en el ámbito de la tecnología, oficialmente reconocida por la Conselleria de Salut y Consum de las Illes Balears. Tiene como objetivos informar y divulgar sobre cómo las radiaciones no ionizantes -en especial las provenientes de telecomunicaciones inalámbricas y telefonía móvil- afectan a nuestra la salud, al medioambiente y a nuestro derecho a la privacidad. También defendemos jurídicamente los derechos de las personas usuarias a través de demandas, recursos e iniciativas legislativas.