En 2022, cuando el planeta retomaba su ritmo después de la pandemia, la humanidad consumió en siete meses todos los recursos de la sociedad previstos para doce meses. Ese año, el 28 de julio se alcanzó la sobrecapacidad de la Tierra, según las mediciones de Global Footprint Network. La ONG estima que en 2023, ese sobregiro de las capacidades podría locurrir en una fecha similar a la anterior, pese a que la economía global está contraída por la guerra rusa en Ucrania.
Hasta la década de los setenta, el planeta presentaba cierta equidad en la producción y el manejo de sus recursos. Entonces la «capacidad de los ecosistemas para producir materiales biológicos utilizados por las personas y absorber los desechos generados por los humanos», era más que suficiente para satisfacer la demanda humana anual de recursos. Pero en el medio siglo transcurrido “hemos superado constantemente a nuestro único planeta”, advierte Global Footprint Network.
El Día Mundial del Sobregiro de la Tierra de 2023 está proyectado como el año pasado, cerca del 28 de julio. La fecha de 2022 fue la más temprana registrada por la ONG ambiental, con sede en EE UU, que viene calculando los impactos ecológicos globales y nacionales durante casi tres décadas.
“El modelo imperante de producción y consumo está siguiendo los mismos parámetros de insostenibilidad de los últimos 50 años”, dice la organización. “Un modelo que está poniendo al límite la capacidad regenerativa de nuestro planeta”.
En consecuencia, en un contexto de emergencia climática y destrucción de naturaleza sin precedentes, es urgente promover una recuperación económica sostenible. Que respete los límites del planeta y reduzca la huella ecológica de la humanidad.
Con sobrecapacidad de la Tierra, así vivimos
El Día de la Sobrecapacidad de la Tierra marca la fecha en la que la demanda de recursos y servicios ecológicos de la humanidad, supera lo que la Tierra puede regenerar en ese año. A partir de allí se entra en déficit ecológico y, lamentablemente, cada año la fecha se adelanta más.
La humanidad ahora necesita alrededor de 1,7 planetas para mantener su estilo de vida. Mientras tanto, hay países que a esta fecha del año, ya tocaron el dintel de sus capacidades. E inician un largo período de sobreexigencias hasta el final de 2023. Es el caso de Qatar que llegó a su sobrecapacidad el 10 de febrero. Le siguieron Canadá, EE UU y Emiratos Árabes Unidos el 13 de marzo, Irlanda el 21 de abril.
Y le siguen Alemania e Israel, alcanzando su máximo el 4 de mayo, lo que significa que “si todos viviéramos como los alemanes, se necesitarían tres tierras”, indica la ONG. “Esto deja a Alemania mal preparada para el futuro previsible del cambio climático y la escasez de recursos. Las tendencias de huella y biocapacidad muestran que Alemania no está lista para asegurar su propia prosperidad”.
El Sur Global asumirá gran parte del costo, al igual que las generaciones futuras que sufren una crisis climática que ahora se ve impulsada por el consumo excesivo. Países como Indonesia o Ecuador, por ejemplo, no se pasan de la raya hasta diciembre y están cerca de vivir dentro de sus posibilidades. Pero son el objetivo de la explotación de recursos por parte de naciones más ricas como Alemania.
Alemania, modelo de virtud climática
«Alemania es el quinto mayor consumidor de materias primas del mundo. Y está importando hasta el 99 % de los minerales y metales de los países del Sur Global», dijo Lara Louisa Siever. Asesora principal de políticas para la justicia de recursos en la Red Alemana de Desarrollo, INKOTA.
En la medición de este año, Qatar fue el peor culpable del exceso, agotando sus recursos renovables el 10 de febrero. Repite en el primer lugar de los países en alcanzar la sobrecapacidad de la Tierra.
Pero Alemania, como la mayoría de las naciones desarrolladas, sigue ocupando un lugar destacado en la sobrecapacidad de la Tierra. Francia se excede un día después, mientras que Grecia, el Reino Unido y Japón superan su presupuesto de recursos este mes.
«El gran problema que tenemos en Alemania, que tenemos en general en el Norte Global, es que aún no hemos entendido que los recursos son finitos», señaló Viola Wohlgemuth a DW. Ella es activista de economía circular y tóxicos de Greenpeace Alemania.
Indicó que según los datos del Instituto de Recursos Mundiales, el 90% de la pérdida de biodiversidad se debe a la «explotación de recursos y la conversión en productos». Y que esta producción también representa el 50% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
A pesar de esta «enorme crisis de recursos», naciones como Alemania «no han aprendido», agregó Wohlgemuth.
En el pasado, Alemania ha sido presentada «como un modelo de virtud climática», señaló el activista climático con sede en Berlín, Tadzio Müller. «Irónicamente, la razón de este mito de Alemania como campeón ecológico no tiene nada que ver con la política industrial de Alemania. O sus estrategias políticas a nivel gubernamental, pero tiene todo que ver con poderosos movimientos sociales».
Una economía circular holística es vital para retroceder la fecha
Müller se refiere al movimiento antinuclear que surgió en las décadas de 1970 y 1980 y presionó durante mucho tiempo por la eliminación gradual de la energía nuclear. El auge del ingenio alemán en energías renovables en las empresas locales ‘Mittelstand’. Y demandas exitosas más recientes de una salida de combustibles fósiles por parte de jóvenes manifestantes climáticos.
Pero el principio impulsor del crecimiento sin fin que sustenta la política económica alemana debe cambiar fundamentalmente si se quiere abordar el cambio climático. Y el «extremadamente grave problema de la pérdida de biodiversidad» relacionado con el consumo excesivo, dijo.
Esto se extiende a la idea de «crecimiento verde». O lo que él llama «capitalismo de automóviles eléctricos», que también se basa en la expansión masiva del consumo de recursos. Especialmente de minerales y tierras raras. El gobierno federal de Alemania está debatiendo actualmente una nueva estrategia nacional de economía circular. En un esfuerzo por implementar eficiencias que reduzcan el uso de recursos, incluso si se mantiene el mismo modelo de crecimiento, señala Müller.
Para Viola Wohlgemuth, una economía circular holística es vital para hacer retroceder la fecha de la sobrecapacidad de la Tierra.
«Debemos cambiar nuestros modelos comerciales para que los productos sean verdaderamente reciclables», dijo. Refiriéndose también a los principios de reducir, reutilizar y reciclar en el corazón del Plan de Acción de Economía Circular del Pacto Verde Europeo. Wohlgemuth también pide un límite absoluto en el uso de recursos en Alemania.
Dichos límites deben abarcar el uso de energía. Solo una cuarta parte de los suministros de gas alemanes se utilizan para calentar o cocinar, según el activista de Greenpeace. Y gran parte de los combustibles fósiles con alto contenido de carbono impulsan la producción insostenible.
Muchos factores y consumo excesivo
Las emisiones de gases de efecto invernadero son una consecuencia directa de la sobreproducción y el consumo. Y deben reducirse rápidamente si Alemania quiere reducir su exceso, según Christoph Bals, director político de la organización ambiental Germanwatch.
«Las emisiones de CO2 en Alemania tendrían que caer tres veces más rápido que ahora», argumentó.
El acceso mejorado al transporte ferroviario de alta velocidad y bajo nivel de emisiones y, la reducción de los viajes aéreos se encuentran entre los medios sugeridos por Germanwatch para reducir estas emisiones.
Pero sin lidiar primero con el consumo excesivo, Alemania no podrá vivir dentro de sus posibilidades. «Analizamos todos los problemas por separado: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la escasez de alimentos, como si ocurrieran de forma independiente», señaló el fundador y presidente de Global Footprint Network, Mathis Wackernagel.
«Pero todos son síntomas del mismo tema subyacente. Que nuestro metabolismo colectivo, la cantidad de cosas que usa la humanidad, se ha vuelto muy grande en comparación con lo que la Tierra puede renovar», sostuvo Wackernagel en un asomo por reducir la sobrecapacidad a la que está sometida la Tierra.
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