Por Cambio16
25/12/2017
El papa Francisco recordó en su Urbi et Orbi las alarmas y retos frente a «un mundo azotado por vientos de guerra».
«Hay un mundo azotado por vientos de guerra y un modelo de desarrollo ya superado que sigue provocando degradación humana, social y ambiental» ha dicho el Pontífice.
Y recordó el «sufrimiento de los niños» y pidió convertirlo en uno más digno para ellos,
El papa Francisco invitó en este día de Navidad a reconocer en el Niño Dios, «los rostros de los niños».
Y señaló, «especialmente de aquellos para los que, como Jesús, no hay sitio en la posada».
Entonces repasó cada rincón de la tierra donde sufren los niños.
Como en Medio Oriente, donde «siguen sufriendo por el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos».
O en Irak, «que todavía sigue herido y dividido por las hostilidades que lo han golpeado en los últimos quince años».
También en Yemen, «donde existe un conflicto en gran parte olvidado, con graves consecuencias humanitarias».
Y mencionó «los rostros de los niños sirios, marcados aún por la guerra que ha ensangrentado ese país en estos años».
«Vemos a Jesús en los niños de África, especialmente en los que sufren», añadió.
Un nuevo Urbi et Orbi
Desde que comenzó su pontificado, Jorge Bergoglio ha cambiado la motivación habitual de Urbi et Orbi católico.
La tradición es una bendición papal al mundo en un día especialmente feliz para los católicos.
Pero ha sido uno de los momentos en que Francisco ha lanzado los mensajes más duros de su papado.
En esta línea, este lunes explicó que hay «zonas del mundo donde la paz y la seguridad se ven amenazadas».
En este sentido, pidió que «se superen los antagonismos» en la península coreana.
Así como pidió diálogo sereno entre las diversas componentes sociales en Venezuela
También instó a que se resuelva lo antes posible el conflicto en Ucrania y sus graves repercusiones humanitarias.
Abogó para que «la comunidad internacional no deje de trabajar por la dignidad» rohingya en Birmania.
No olvidó a los «niños obligados a abandonar sus países, siendo fácil presa para los traficantes de personas».
«Jesús conoce bien el dolor de no ser acogido y la dificultad de no tener un lugar donde reclinar la cabeza» dijo Francisco.
«Que nuestros corazones no estén cerrados como las casas de Belén», instó.
Y pidió esfuerzos «para hacer que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana».
Después Francisco impartió la bendición «Urbi et Orbi«(a la ciudad y al mundo).
Finalmente, pidió una Navidad «que renueve lo corazones y, suscite el deseo de construir un futuro más fraterno y solidario, y traiga a todos alegría y esperanza».