Por Cambio16
16/11/2016
Aunque los comentarios con tintes anticapitalistas del Papa Francisco son muy habituales en sus discursos, esta vez el Papa no ha tenido pelos en la lengua al reunirse con las Asociaciones de Empresarios Católicos (UNIAPAC). Ya la semana pasada la semana pasada comparaba el cristianismo con el comunismo, ahora sus baterías se enfilaron contra el mundo empresarial.
En su discurso, el pontífice argentino les recordó que considera que «el dinero es el estiércol del diablo» y sostuvo que las empresas «no deben existir para ganar dinero», sino «para servir».
Añadió que «todas las actividades humanas, también la empresarial, pueden ser un ejercicio de la misericordia» y reflexionó sobre «tres riesgos» que la actividad empresarial asume con frecuencia: «El riesgo de usar bien el dinero, el riesgo de la honestidad y el riesgo de la fraternidad».
En esta línea, Francisco aseguró que «la corrupción está generada por la adoración del dinero y vuelve al corrupto, prisionero de esa misma adoración». Para el Papa, «la corrupción es un fraude a la democracia y abre las puertas a otros males terribles como la droga, la prostitución y la trata de personas, la esclavitud, el comercio de órganos, el tráfico de armas, etcétera».
Jorge Bergoglio consideró que «una de las condiciones necesarias para el progreso social es la ausencia de corrupción» y dijo que favorecer esta, por «activa o pasiva, es ya comenzar a adorar al dios dinero». En ese contexto criticó el sistema de acceso al crédito que es «más accesible y más barato para quien posee más recursos, y más caro y difícil para quien tiene menos»