La pandemia se atravesó en el curso regular de proyectos a escala mundial y los ha detenido. La ONU, sus agencias y otros tantos organismos, apuntan al 2030 como la fecha tope para alcanzar la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Pero la crisis entorpece la meta, para aflicción de millones de niñas y jóvenes en el mundo.
Naciones Unidas y Unicef conmemoran cada 6 de febrero el Día Internacional de esta nociva práctica, enquistada en muchas culturas. Afecta a unas 200 millones de mujeres y niñas en 92 países, fundamentalmente en África, Oriente Medio y Asia meridional. También en algunos países asiáticos como la India, Indonesia, Iraq y Paquistán.
En 2020, la pandemia impactó de manera directa, negativa y desproporcionada a las niñas y las mujeres, susceptibles de esas costumbres aberrantes. El Fondo de Población estima el impacto de las interrupciones en los programas de prevención. Calcula que en el próximo decenio podrían ocurrir 2 millones de casos de mutilación genital femenina que, de otro modo, se podrían haber evitado.
Unicef pide actuar con rapidez y reponer los programas perdidos o detenidos. Considera necesario “financiar nuestros esfuerzos a un nivel igual al de nuestro compromiso. Incluso en aquellos países en los que ya están disminuyendo los casos de mutilación genital femenina, urge multiplicar el avance por diez. Para cumplir con el objetivo mundial de su eliminación en 2030”.
Esto requerirá alrededor de 2.400 millones de dólares en el transcurso de la próxima década, representa menos de 100 dólares por niña. Este es un precio muy pequeño a pagar para preservar la integridad corporal de una niña, su salud y su derecho a decir “no” a esa violación de sus derechos. Sin embargo, la mayor parte de este dinero no se ha recaudado todavía.
Mutilación Genital Femenina en el siglo XXI
Sostiene además el organismo el interés de garantizar que las niñas tengan acceso a educación. A la atención de salud, incluidos servicios de salud sexual y reproductiva y a medios de subsistencia. También que estén protegidas por leyes, políticas y nuevas normas sociales.
“Alentemos las habilidades de liderazgo de las adolescentes y sus pares masculinos e inspiremos su poder para hablar. Y decir “basta” a todas las formas de violencia, incluidos los ataques a sus cuerpos”, señala Unicef.
La mutilación genital femenina es una práctica que implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos. Internacionalmente es reconocida como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.
Puede causar complicaciones de salud a corto y largo plazo. Incluido dolor crónico, infecciones, sangrados, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión. Así como complicaciones durante el parto, infecundidad y, en el peor de los casos, la muerte.
Aunque la práctica se ha mantenido por más de mil años, hay motivos para pensar que se puede acabar con la mutilación genital femenina en una sola generación. Es por ello que la ONU lucha por su erradicación plena en 2030, siguiendo el espíritu del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5.
Este año se inició una campaña de concientización sobre el tema, promovida por esas agencias. Se llama «Una parte de mí». Y es un documental que llama a la esperanza a través de tres sobrevivientes a la mutilación genital femenina. El objetivo es difundirla y ponerle fin a esa práctica. Fue filmada en el desierto de la región de Afar, Etiopía. Y presenta las historias de Zahra, Abida y Khadija, unas mujeres fuertes que dijeron no a esa costumbre.
En España hay riesgos de esas prácticas
Resulta cuesta arriba pensar que en España existan esos métodos. Pero las estadísticas advierten que unas 15.562 niñas, entre los 0 y los 14 años, están en riesgo de una mutilación genital femenina. Son niñas procedentes de países donde se hacen esas prácticas principalmente de zonas del África subsahariana (Nigeria, Senegal, Gambia, Guinea y Ghana)
Según la Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género, Barcelona es la provincia con el riesgo más elevado para unas 746,140 niñas. Detrás está Girona (504,025) y Madrid (335,065).
Este riesgo viene dado por las falsas creencias de que así lo impone el Islam, su religión. Y de que la ablación las hará más fieles, más fértiles, más hacendosas o mejores mujeres.
En la Asociación de Mujeres Africanas de Castilla-La Mancha (Amaclam) y Médicos del Mundo (MDM) tratan de desmontar esos mitos. Dictan talleres de prevención, educación y formación a adolescentes procedentes de países subsaharianos donde se practica la mutilación.
Desde 2015, España cuenta con un protocolo de prevención de la mutilación, que incluye una herramienta muy efectiva para evitar la ablación: el compromiso preventivo.
Este documento se ha desarrollado para que los progenitores de las niñas puedan utilizarlo en sus viajes a sus países. Como elemento de apoyo en su decisión de no practicar la mutilación a sus hijas. Lo firma el pediatra o médico del centro de salud que certifica que las niñas no han sido mutiladas y en él los padres se comprometen a no someterlas a la ablación.
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