Los estragos económicos y sociales de la pandemia se anticipaban con cifras gruesas. En España las estimaciones pasan a ser realidad. Desde 2018 a la fecha, 2,5 millones de personas han ingresado por primera vez, a la condición de exclusión social. Un informe conjunto de Cáritas y Foessa, precisa que en total, 11 millones de españoles se encuentran en situación de exclusión social, de los cuales 6 millones, están en exclusión severa.
La encuesta Foessa 2021observa un empeoramiento generalizado de los niveles de integración para el conjunto de la población. “La terrible crisis provocada por la pandemia está dejando un impacto muy preocupante. Con una profunda huella de importantes consecuencias en las condiciones de vida de las personas y familias”, señala el informe.
Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española, y Thomas Ubrich, técnico del Equipo de Estudios, ofrecieron los resultados del Informe “Sociedad expulsada y derecho a ingresos”.
El sondeo fue realizado a más de 7.000 hogares de todas las Comunidades Autónomas. Indica que año y medio después del estallido de la pandemia, se reportan 11 millones las personas que se encuentran en situación de exclusión social. Esto revela un ensanchamiento del espacio de la marginación, donde viven ahora 2,5 millones de personas nuevas respecto a 2018, fecha de la anterior encuesta. Un 22,7% más.
Asimismo se registra un empeoramiento generalizado de los niveles de integración para el conjunto de la población. La integración plena en 2021 —es decir, hogares que no sufren algún rasgo indicativo de la exclusión— es disfrutada por solo 4 de cada 10 hogares (42%). Esto marca un descenso de más de 7 puntos respecto a 2018, donde el porcentaje era del 49%.
Hasta el segundo trimestre de 2021, fueron cinco los trimestres con tasas de crecimiento negativas respecto al mismo período del año anterior.
Cada vez más españoles en exclusión social
Entre los resultados del estudio se presenta a la sociedad en mayor desigualdad, donde el grupo que más crece es el de los más desfavorecidos. Un colectivo al que le cuesta cada vez más participar de la sociedad por sus dificultades para acceder, por ejemplo, a un empleo, al consumo, a una vivienda digna o a cuidar su propio estado de salud.
A pesar de que una buena parte de la sociedad ha perdido varios puestos en el escalafón social, Cáritas Española advierte que los más perjudicados han sido “los que no recibieron el goteo del crecimiento económico cuando llegó la recuperación de la gran recesión”.
Esa desventaja social, acentuada por la COVID-19, ha provocado que por primera vez desde 2007, los españoles en exclusión social severa superen los 6 millones, un 33,3% más que hace tres años.
“Una primera conclusión sería que se ha producido un deslizamiento de los diferentes estratos de la sociedad hacia situaciones de mayor precariedad. Una fuga imparable hacia una sociedad más desigual donde el grupo que más crece es el de los más desfavorecidos”, dijo Thomas Ubrich.
Los datos de Foessa “vienen a constatar que la pandemia está golpeando con más fuerza a los que ya eran los perdedores, a los más frágiles, los que ya tenían dificultades para mantenerse a flote. A los que no ha llegado el escudo social, ni tenían ya el soporte de los mecanismos de protección propios, desgastados en la crisis anterior de 2008”.
Además de los ingresos y las limitaciones de acceso al consumo, el empleo y la vivienda siguen siendo “los derechos sistemáticamente más vulnerados en un nuestro país”, denuncia Cáritas. Uno de cada cuatro hogares sufre desempleo o las consecuencias de un mercado laboral cada vez más precarizado o no tiene acceso a una vivienda.
Inmigrantes y grandes fallas en el IMV
Los españoles han protagonizado una lamentable exclusión social en este tiempo de pandemia. Pero también los inmigrantes. La crisis ha supuesto un duro golpe a un colectivo que ya partía de posiciones de desventaja.
Así, las tasas de exclusión entre las personas con nacionalidad extracomunitaria (54,2%) triplican las registradas entre la población de origen español (15,1%). Una dinámica que es aún más marcada si atendemos a la exclusión severa. Una realidad que afecta a una de cada tres personas con nacionalidad extracomunitaria (33,1%). Y que multiplica por cinco la tasa de exclusión severa entre los españoles (6,6%).
No obstante, si bien en términos de incidencia hay un gran porcentaje de población de origen inmigrante en situación de exclusión, cuando se observan las cifras globales, en términos de distribución de la exclusión la población de origen español sigue siendo la mayoritaria. De cada 100 personas en situación de exclusión severa, 73 son españolas y 27 de origen extranjero. En el otro extremo, si observamos la distribución de la integración plena vemos que la inmensa mayoría (96,7%) es de origen español, frente a un 3,3% de origen inmigrante.
En otro renglón, el informe presenta un balance del Ingreso Mínimo Vital (IMV) para las familias más pobres. Algo más de un año después de su aprobación, aún un altísimo porcentaje de los hogares, en particular en situación de pobreza severa, no cuenta con suficiente información para su solicitud o tramitación.
En suma, tan solo una cuarta parte de los hogares en pobreza severa (el 25,9%) han conseguido realizar el trámite con éxito. En concreto, solo el 18,6% lo está cobrando o, al menos, lo tiene concedido. Además, el 32,6% aún espera respuesta o sigue en trámite, mientras que a casi la mitad, el 48,9%, le ha sido denegado.
Lee también en Cambio16.com: