Cristina Cela Gutiérrez, Universidad De Las Palmas de Gran Canaria
Desde el estallido del brote de coronavirus y la COVID-19, nuestro lenguaje de uso coloquial y cotidiano se ha llenado de terminología especializada: pandemia, cepa, clúster, curva de contagio, o siglas como OMS, EPIs, SARS, MERS. Términos, expresiones y conceptos que, hasta ahora, eran de uso casi exclusivamente limitado a ámbitos médico-sanitarios y científicos.
Estas palabrejas, hasta ahora desconocidas por la gran mayoría, han conseguido hacer que el registro de nuestras conversaciones haya pasado de ser coloquial a formal.
Palabras científicas como ‘trending topics’
Echemos un vistazo a los siguientes ejemplos.
Segundo día de estado de alarma, Whatspp de Lucía, mi compi de trabajo: “Desde que se declaró la situación de alarma por el brote de coronavirus, no salgo de casa sin mi mascarilla, mis guantes y mi gel hidroalcohólico”.
Quinto día de confinamiento, nueve de la mañana, sección de noticias de la tele, un experimentado biólogo comenta: “Según la OMS, el periodo de incubación puede llegar a ser de 24 días, en los que existe un alto riesgo de propagación comunitaria por la acción patógena del virus”.
Si analizamos los ejemplos anteriores, apreciamos cómo estos enunciados que, a simple vista, encajarían en un contexto comunicativo informal entre amigos o compañeros, adquieren un tono más formal y riguroso, simplemente por el mero hecho de utilizar esas nuevas palabras. Todo un léxico que ha pasado a ser tendencia absoluta en conversaciones, medios de comunicación y redes sociales.
Ya no hablamos de mantener la distancia a secas, sino de mantener la “distancia social” para evitar la “propagación comunitaria de persona a persona”.
Ya no decimos que nuestro gobierno ha decretado el estad de alarma, sino que nos encontramos en un estado de “emergencia de salud pública ante un brote pandémico”.
El término “curva”, que hasta ahora utilizábamos en contextos como “las curvas del camino, del río o de la carretera” o “tener curvas de infarto”, en la actualidad lo utilizamos ahora en contextos como “necesitamos aplanar la curva de contagios”.
Eufemismos y formalidades
Hemos sustituido palabras de uso cotidiano y frecuente como médicos, enfermeras y auxiliares, por personal sanitario. Sus jefes son las autoridades sanitarias. Nos referimos a la Organización Mundial de la Salud por sus siglas: la OMS.
No estamos encerrados en casa, sino “confinados”. Un equipo de mascarilla y guantes son ahora “kits de protección o EPIs”. Además, hemos dejado de tener dolores, tos, mocos o “sensación de faltarnos el aire”. Ahora tenemos síntomas, dolencias, o “insuficiencia respiratoria”. Si, por el contrario, no hemos desarrollado ninguno de estos males, entonces somos “asintomáticos”.
Llegados a este punto, debemos plantearnos la siguiente cuestión: ¿Utilizamos correctamente estas nuevas palabras?, ¿conocemos su significado? Porque solamente si conocemos su significado exacto seremos capaces de hacer un uso apropiado de esta recién incorporada batería de términos. Pues bien, empecemos desde el principio.
¿El COVID o la COVID?
Coronavirus es el término que, literalmente, ha puesto patas arriba a medio mundo en pocos días. Por haber pasado de ser una epidemia a convertirse en una pandemia, o por haber pasado de no tener nombre propio a ser “coronado” oficial y globalmente con el nombre COVID (enfermedad del coronavirus) y apellido 19.
COVID-19 es un acrónimo del inglés coronavirus disease 2019. Su origen etimológico proviene de CO, del latín clásico corōna, cosa de forma circular o curvada, aureola, halo o guirnalda que rodea a modo de corona a otro elemento. VI también del latín virus y vinculado a la raíz indoeuropea weis- (fluir, veneno): sustancia nociva, ponzoña, pus e incluso fetidez. Y, por último, D del inglés disease, enfermedad o dolencia. Aunque la mayoría nos referimos a “el COVID-19”, en masculino, por asociación con otros virus, la RAE advierte que debería ser femenino, ya que la palabra que se está sustituyendo es, en realidad, “enfermedad”.
¡Y ojo con confundir epidemia y pandemia! Este último, del latín pan(tο), todo, cada uno, dēm(o)-, población, pueblo y -íā, cualidad, que, a su vez, deriva del griego pándēmos, “que afecta a toda la población”, frente a epidemia, del griego epidēmíā, “estancia en un pueblo”, es decir, la aparición y estancia de la enfermedad en una población. Ahora, sabiendo esto, podremos incorporar exclamaciones como: “¡Maldito virus! ¡Lo que empezó siendo una epidemia con epicentro en Wuhan, ahora es una pandemia que atraviesa fronteras!”.
Y ¿qué dicen de vector? Es como volver a las clases de matemáticas de la escuela: vector, recta, magnitud, escala, longitud… Sin embargo, ahora es: vector viral, vector del brote, vector de contagios, infectados, ingresos, altas. Y así, un largo etcétera de vectores de gran longitud y escala.
‘Palabros’ e invenciones
Esto solo es el principio del novedoso repertorio Terminología COVID19. Todavía nos queda un largo camino de reflexiones lingüísticas que plantear, ya que el lenguaje oral evoluciona y crece casi a la misma velocidad que nuestros pensamientos. Como muestra, dejemos constancia de uno de los últimos neologismos incorporados, Covidiota #COVIDIOTA, aquel que no respeta las normas y rompe el aislamiento.
Y, siguiendo esta misma línea, una lista de humorísticos neologismos que añadir a nuestra Terminología COVID19. Por ejemplo, se me ocurren, Covidartículos y Coviprecios. “Compra durante nuestra semana Coviprecios y ahorra en todos nuestros Covidartículos un 19 %”. También Estar en Covidmodo, cuando alguien decide pasar el fin de semana tranquilo y sin salir de casa. ¿Alguna otra sugerencia?
Espero que esta reflexión lingüística haya conseguido sacarles una sonrisa y desviar su atención de la COVID-19 al Conmuchohumor19.
Cristina Cela Gutiérrez, Traducción e Interpretación., Universidad De Las Palmas de Gran Canaria
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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