Por Benito Guerrero
«Me hubiera gustado haber nacido en 1942 para vivir la Segunda Guerra Mundial. En los libros hay páginas y páginas… yo la hubiera querido vivir de verdad. Al fin y al cabo, como soy mujer, no habría tenido que hacer el servicio militar». Alice Sabatini ha sido elegida Miss Italia esta semana y su nombramiento se ha visto empañado por estas declaraciones efectuadas al recoger el galardón pero no ha sido la única.
En una entrevista posterior a su nombramiento le pidieron que dijera un personaje italiano que admirase, a lo que respondió: «Michael Jordan (Brooklyn, 1963), el más grande jugador de la historia del basket». Sin despeinarse, Alice Sabatini completó la respuesta con: «Tengo cinco tatuajes, entre perros, gatos y Michael Jordan«.
Mariana Torres, Nuestra Belleza Latina 2015, eligió a una pareja de chimpancés para preservar la especie humana en caso de holocausto nuclear.
Giosue Cozzarelli será recordada siempre por su repuesta a: «¿Quién es Confucio?» Miss Panamá 2009, después de haberlo calificado de «chino japonés», dijo que había sido el inventor de la confusión. Aquella respuesta dio la vuelta al mundo y la ganadora se hizo muy famosa.
Las redes sociales son otro lugar donde recordar que las reinas de la belleza son humanas y se equivocan. Alicia Machado, Miss Universo 1997, en medio de la tensión internacional por el ataque de Corea del Norte a Corea del Sur, tuiteó: «Esta noche quiero pedirles que me acompañen en una oración por la paz y que estos ataques entre las chinas no empeoren nuestra situación».
En España también hay casos. En un certamen de belleza de Cádiz, una aspirante a la pregunta: «¿Qué país o ciudad del mundo te gustaría visitar?» Respondió: «Andalucía». Al darse cuenta de que Andalucía no era un país, corrigió y dijo: «Murcia».
Remedios Cervantes (Miss España, 1986) tuvo otro desliz mítico en el programa de televisión Atrapa un millón. Mario se jugaba 5.000 € con la pregunta: «Diluido en agua, ¿cuál es mejor conductor, la sal o el azúcar?». La modelo cambió exaltada la respuesta de sal a azúcar en el último momento, haciendo perder al concursante todo su dinero.