Las naciones desarrolladas se resisten a controlar las emisiones y dar un paso más al frente en la detención de la crisis del clima
En las históricas audiencias sobre el cambio climático que se celebran ante la Corte Internacional de Justicia, han salido a flote importantes enfrentamientos entre los países desarrollados y los más pobres y vulnerables. Los primeros son grandes emisores de gases contaminantes y los segundos están en la primera línea de los desastres climáticos y han contribuido poco con el calentamiento del planeta.
Las audiencias ante la más alta corte de la ONU en La Haya marcan un hito en la lucha climática. Nunca antes un caso involucró a tantos países e instituciones que buscan influenciar a los jueces en torno al marco legal de la lucha contra el cambio climático. En total, 98 estados están presentando argumentos orales ante el tribunal, junto con un puñado de instituciones, incluida la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
El evento ha visto a poderosos países productores de combustibles fósiles, desde Estados Unidos hasta Rusia, resistirse a lo que consideran un intento de obligarlos a hacer más para controlar las emisiones y brindar reparaciones a quienes sufren debido a su contaminación de carbono.
Este enfrentamiento se ha visto en otros escenarios. En las cumbres climáticas – como en la COP29, en Azerbaiyán- en donde las naciones poderosas se muestran reacias en aumentar su financiación a las naciones en desarrollo que sufren, en mayor medida, los fenómenos climáticos cada vez más extremos. En la CIJ esas diferencias marcadas se dejan relucir.
Enfrentamientos en las audiencias climáticas de la CIJ
Las audiencias sobre las ‘Obligaciones de los Estados frente al cambio climático’ en la CIJ llevan diez días de deliberaciones. Cada día, las delegaciones exponen las dramáticas situaciones que han vivido por catástrofes o desastres del cambio climático y piden justicia.
Estados Unidos –que no reconoce plenamente la autoridad de la CIJ– dijo a la corte que ya existen marcos jurídicos suficientes para abordar el cambio climático. Argumenta que esa instancia no debe cambiar la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Margaret Taylor, asesora jurídica del Departamento de Estado del país, describió el calentamiento global como el “problema de acción colectiva por excelencia” que la Convención y el Acuerdo de París están cuidadosamente diseñados para abordar.
Esos tratados, dijo, encarnan “la expresión más clara, más específica y más actual del consentimiento de los Estados a estar obligados por el derecho internacional con respecto al cambio climático”. Y, por lo tanto, deberían ser el “marco principal” para determinar sus obligaciones.
Exhortó a la corte a “garantizar que su dictamen preserve y promueva la centralidad de este régimen”. Tal opinión es compartida por otros grandes contaminadores, como China e India, así como por Australia y Alemania.
“La corte debe evitar crear obligaciones nuevas o suplementarias encima de las ya existentes”, expresó el representante de India, Luther Rangreji.
Entretanto, Laurence Tubiana, director ejecutivo de la Fundación Europea del Clima y artífice del Acuerdo de París de 2015, dijo que los países no deberían hacer un mal uso de este pacto histórico para “diluir sus responsabilidades y rendición de cuentas en materia climática”.
Anunciar planes climáticos nacionales con objetivos de reducción de emisiones y “que la mayoría no cumple, no es suficiente”, añadió.
Diferencias sobre el derecho a un medio ambiente limpio
En la ronda de audiencias en la sede de la CIJ, en Países Bajos, muchos países creen que las obligaciones jurídicas no deberían limitarse a los acuerdos climáticos existentes. Han pedido al alto tribunal que considere una amplia gama de normas de derecho internacional escritas y no escritas. Incluidas las normas sobre daños transfronterizos, diligencia debida y el deber de cooperar y prevenir daños.
La relevancia y el alcance de los derechos humanos en el contexto del cambio climático también han sido objeto de intensos debates. Los Estados discrepan, en particular, sobre la aplicabilidad del derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. Esto fue reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en una resolución de 2022, pero ha resultado difícil de implementar.
Mamadou Hébié, profesor asociado de Derecho Internacional en la Universidad de Leiden, que representa a Burkina Faso ante la CIJ, señaló que el Acuerdo de París no crea ninguna exención o derogación del resto del derecho internacional, reseñó Climate Home News.
Mientras, Zachary Phillips, abogado de Antigua y Barbuda, sostuvo que el cumplimiento del Acuerdo de París es “necesario pero puede no ser suficiente” para cumplir con el derecho internacional “consuetudinario” no escrito. Incluida la obligación de prevenir daños.
Sin embargo, varias de las mayores economías del mundo –entre las que más dependen de los combustibles fósiles– han sostenido esta semana que no tienen obligaciones más allá del Pacto de París y la Convención Marco. Australia, por ejemplo, dijo que se trata de “instrumentos centrales” para la cooperación global. Mientras que China apeló a la corte para evitar “fragmentar” el derecho internacional sobre el clima.
Resistencia a reducir los combustibles fósiles
Otros países se muestran igualmente renuentes a dar un paso hacia adelante en sus responsabilidades y obligaciones climáticas. Ghaida Bajbaa, del Ministerio de Energía de Arabia Saudí, dijo que la CMNUCC no proporciona “ninguna base” para que el tribunal autorice límites a la extracción y el consumo de combustibles fósiles.
Maksim Musikhin, director del departamento jurídico del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, se hizo eco de esto. Adicionó que la transición para abandonar los combustibles fósiles, acordada en la COP28 en Dubái en 2023, no es una obligación legal. Más bien un llamado político.
Del otro lado del debate se encuentran los representantes de los pequeños países insulares. Algunos hablaron ante las audiencias de la CIJ por primera vez en la historia de su país. Sus tierras son destruidas por el cambio climático aunque ellos niegan ser responsables de ese fenómeno.
“Es una crisis de sobrevivencia. Es también una crisis de equidad”, comentó a la AFP el representante de Fiyi, Luke Daunivalu. “Nuestro pueblo (…) paga injustamente la factura de una crisis que no creó. Espera justicia, claridad y decisión de este tribunal”, agregó.
Dijo a los jueces de la Corte que “vuestro asesoramiento jurídico resonará a través de las generaciones. Dando forma a un legado de responsabilidad, protección y esperanza para todos”.
En esta histórica jornada de audiencias, la CIJ elaborará una opinión consultiva no vinculante. Un marco para el derecho internacional en la lucha contra el cambio climático.
Todos estamos en la misma canoa
Las declaraciones de países ricos y grandes contaminadores suscitaron la ira de los activistas, que los acusan de “esconderse detrás” de los acuerdos existentes, como el Acuerdo de París de 2015, a veces considerado insuficiente. “Asistimos a una verdadera batalla entre David y Goliat”, observó Joie Chowdhury, abogada del Centro para el Derecho Ambiental Internacional, con sede en EE UU y Suiza.
“Algunos de los grandes contaminadores del mundo, como Estados Unidos y Australia, han intentado pasar por alto su comportamiento histórico. Y su conocimiento de larga data de las causas y consecuencias del cambio climático”, indicó Chowdhury.
La ONU ha pedido a la CIJ pronunciarse sobre dos cuestiones. ¿Qué obligaciones tienen los Estados, según el derecho internacional, de proteger a la Tierra contra las emisiones de gas de efecto invernadero?.Y ¿cuáles son las consecuencias jurídicas de esas obligaciones cuando los Estados, por sus actos y omisiones, causaron daños importantes al sistema climático?
“Cuando camino por nuestras costas, solo veo costas que se erosionan. Veo las huellas que desaparecen de generaciones de marshaleses que han vivido en armonía en estas islas”, comentó John Silk, representante de Islas Marshall. “El pueblo marshalés tiene un dicho: ‘Wa kuk wa jimor’, que significa ‘todos estamos en la misma canoa’”, expresó Silk. “Hoy hago extensivo ese principio a nuestra comunidad internacional”.
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