“Desert Dumps” o “Vertederos del desierto” es el título de una escalofriante historia, tan dramática como real, que fue ampliamente documentada in situ por un consorcio de grandes medios de comunicación. La UE admitió la existencia de una “situación difícil” después de que el informe periodístico denunciara que países del norte de África estaban arrojando inmigrantes al desierto, con ayuda directa de fondos europeos.
La investigación señala que “Europa apoya, financia y participa directamente en operaciones clandestinas en países del norte de África para arrojar a decenas de miles de negros al desierto o a zonas remotas cada año para impedirles llegar a la Unión Europea”.
Los fondos para estos particulares ‘vertederos’ en el desierto se han pagado con el pretexto de adelantar una “gestión de la migración”. La UE afirma que el dinero no respalda los abusos de los derechos humanos contra las comunidades del África subsahariana en el norte de África. Bruselas afirma públicamente que supervisa de cerca cómo se gasta este dinero. Pero la realidad es muy diferente.
La investigación de un año de duración estuvo coordinada por Lighthouse Reports y colaboraron The Washington Post, Enass, Der Spiegel, El País, IrpiMedia, ARD, Inkyfada y Le Monde. Revela que “Europa financia conscientemente, y en algunos casos participa directamente, en la detención y expulsión sistemática por perfiles raciales de comunidades negras en al menos tres países del norte de África”.
Señala que en Marruecos, Mauritania y Túnez los refugiados y trabajadores migrantes, algunos de los cuales estaban en camino hacia Europa, así como las personas que tenían estatus legal y establecieron medios de vida en estos países, “son detenidos en función del color de su piel. Subidos a autobuses y conducidos hasta el medio de la nada, a menudo zonas áridas y desérticas”.
Trato brutal a inmigrantes del Norte de África
El reportaje reseña que estos inmigrantes se quedan sin asistencia, agua ni comida. Son abandonados en riesgo de secuestro, extorsión, tortura, violencia sexual y, en los peores casos, la muerte. A otros los llevan a zonas fronterizas donde las autoridades los venden a traficantes de personas y a bandas que los torturan para pedir rescate. Una brutal violación a los derechos humanos.
Esta investigación constituye el intento más completo hasta el momento de documentar el conocimiento y la participación europeos en operaciones antiinmigrantes y por motivos raciales en el norte de África, dice Lighthouse Reports. Una ONG, con sede en Países Bajos, y pionera en periodismo colaborativo para ofrecer investigaciones de interés público.
Afirma que Bruselas conoce desde hace años este sistema de desplazamiento masivo. Y que se gestiona gracias al dinero, vehículos, equipos e inteligencia proporcionados por la UE y los países europeos.
La UE ha llegado a acuerdos de cooperación con los tres países nombrados que incluyen financiamiento explícito para aumentar su capacidad para frenar la migración irregular a Europa.
Bruselas ha asignado 150 millones de euros (160 millones de dólares) a Túnez, 210 millones de euros a Mauritania y 624 millones de euros a Marruecos en el marco de estos acuerdos de cooperación.
Los esfuerzos de la UE para que los países africanos frenen los flujos migratorios a través del Mediterráneo van de la mano de una revisión recientemente acordada de las normas de asilo del bloque. Estas normas endurecerán las fronteras de la UE y acelerarán la deportación de los solicitantes de asilo rechazados.
Vertido de personas, prácticas abusivas
El equipo entrevistó a más de 50 supervivientes de estas expulsiones en Mauritania, Marruecos y Túnez. Todos procedentes de países subsaharianos o de África Occidental. Algunos aportaron material visual o datos sobre la ubicación de su viaje, que el pool de medios logró geolocalizar para apoyar sus relatos y trazar un mapa de lo sucedido.
En los casos en que no había pruebas visuales de las operaciones disponibles en Internet, se documentaron mediante reportajes sobre el terreno. “En Marruecos seguimos a los paramilitares de las Fuerzas Auxiliares y los filmamos recogiendo a personas negras de las calles en tres ocasiones. A lo largo de tres días en la capital, Rabat”, señala. “También filmamos cómo detenían a personas en edificios de la administración local antes de subirlas a autobuses sin distintivos y llevarlas a zonas remotas”.
En el informe se describe que en Mauritania utilizaron técnicas similares observando un centro de detención en la capital, Nuakchot. “Vimos y filmamos a refugiados y migrantes que eran llevados al centro en un gran camión y a policías españoles que entraban con regularidad. Filmamos un autobús blanco con migrantes que salía del centro de detención en dirección a la frontera con Mali, una zona de guerra activa”.
Hablaron con funcionarios y ex funcionarios de la UE. Así como con fuentes de las fuerzas policiales nacionales y de organizaciones internacionales con presencia en los países donde se producen los vertidos. En la investigación indican haber comprobado que la UE está al tanto de las operaciones de vertido y, en ocasiones, directamente implicada.
Los funcionarios europeos negaron que se estén utilizando fondos para violar derechos básicos. Pero dos fuentes de alto nivel de la UE afirmaron que era “imposible” rendir cuentas de la forma en que se utilizaron los fondos europeos.
Apoyo al Estado palestino
El equipo de investigación obtuvo varios documentos internos. Incluido uno de la agencia fronteriza de la UE Frontex de principios de este año en el que se afirmaba que Marruecos estaba realizando perfiles raciales y reubicando por la fuerza principalmente a los migrantes negros.
También documentos de acceso público que muestran que los funcionarios de la UE han mantenido discusiones sobre algunas de las prácticas abusivas desde al menos 2019. Los papeles “revelan que la UE está financiando a las fuerzas auxiliares paramilitares marroquíes, a las que filmamos acorralando a personas de piel negra en la capital”.
La Unión Europea admitió esta semana que hay una “situación difícil”. Después de conocerse el reporte periodístico en el que se denuncia que países del norte de África arrojan inmigrantes al desierto, con ayuda directa de fondos comunitarios.
“Es una situación difícil. Es una situación que evoluciona rápidamente y seguiremos trabajando en ello” dijo el portavoz de la Comisión Europea Eric Mamer en respuesta a la investigación.
Mientras quedan expuestas esas vulnerabilidades a los derechos humanos de estos inmigrantes, Noruega, Irlanda y España anunciaron el reconocimiento de un Estado palestino en una decisión histórica. Aunque mayoritariamente simbólica.
Los palestinos celebraron los reconocimientos como una afirmación de su lucha de varias décadas para establecer un Estado en Jerusalén Este, Cisjordania y la Franja de Gaza. Territorios capturados por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967 y que todavía controla.
A la par, Israel retiró a sus embajadores en los tres países y convocó a sus respectivos enviados diplomáticos en el país, acusando a los europeos de recompensar al grupo insurgente Hamás por su letal asalto del 7 de octubre sobre el sur del país que desencadenó la guerra.