Pablo Iglesias toma cada día más protagonismo en la gestión de la crisis humanitaria. El vicepresidente para el área social ha llevado la voz cantante del Gobierno en las últimas ruedas de prensa y en las más recientes medidas aprobadas por el Consejo de Ministros. Sin embargo, el sector empresarial comienza a asustarse por el tono del discurso del líder de Podemos.
Tan solo unas palabras a última hora del pasado domingo fueron suficientes para desatar la polémica. «Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general (Artículo 128 de la Constitución)», escribió por Twitter el vicepresidente segundo.
La respuesta fue inmediata y las alarmas saltaron en el mundo empresarial ante la posibilidad de que el Gobierno pueda sobrepasar, con los poderes plenos que le otorga el Estado, la autoridad privada.
Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general (Artículo 128 de la Constitución) #EsteVirusLoParamosUnidos pic.twitter.com/nLP6VYPvkB
— Pablo Iglesias 🔻 (@PabloIglesias) March 29, 2020
El respeto a la propiedad privada es una línea roja que el gobierno de Pedro Sánchez no ha atrevido a sobrepasar. Sin embargo, la presencia de Podemos y específicamente de Iglesias en el Ejecutivo hacen que los fantasmas del comunismo y la nacionalización comiencen a rondar al Estado español.
Iglesias es un político conocido por su posición radical de izquierda. En el programa electoral de Podemos, su líder había incluido a la banca como un actor público.
Críticas a Iglesias
El mensaje de Iglesias no cayó bien entre los empresarios, en especial en el sector energético. Muchos comienzan a temer una mayor intervención en el mercado. El líder del PP, Pablo Casado, no se guardó nada y criticó fuertemente las medidas del gobierno y las declaraciones del vicepresidente segundo.
«Así no. No apoyamos el giro de 180 grados de Sánchez los últimos días hacia las tesis de Podemos, que amenaza con expropiar la propiedad privada y reconoce que aprovecha la pandemia para modificar leyes laborales que han creado millones de empleos. Menos ideología y más eficacia», enfatizó el líder del PP en un video por Twitter.
Así no. No apoyamos el giro de 180 grados de Sánchez los últimos días hacia las tesis de Podemos, que amenaza con expropiar la propiedad privada y reconoce que aprovecha la pandemia para modificar leyes laborales que han creado millones de empleos. Menos ideología y más eficacia. pic.twitter.com/VI8e562zLi
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) March 30, 2020
Desde el sector empresarial también se han expresado. Un miembro del consejo de administración de varias compañías, quien pidió no ser identificado, mostró su descontento con la situación.
«Lo que está ocurriendo es muy grave. Lo malo no es que intervengan empresas, sino que se intervenga el mercado. Y de hecho ya han empezado a hacerlo con la prohibición de los despidos. El mercado deber ser vigilado y regulado para que sea eficiente y no genere desigualdades, pero nunca intervenido: Eso es Venezuela», dijo.
El economista y presidente de la patronal logística, Francisco Aranda, asegura que se ha puesto en marcha una «política antiempresarial».
«La única medida que nos quedaba a las empresas para sobrevivir que era poder adaptar nuestra fuerza laboral, ha sido gravemente bloqueada desde el Estado. La actitud es tan lesiva que si no se tratara de una decidida política antiempresarial, solo se puede achacar a una monstruosa falta de conocimiento de la realidad».
Iglesias le ganó el pulso a Calviño
Desde hace semanas se habían filtrado varios desencuentros entre Pablo Iglesias y la vicepresidenta del área económica Nadia Calviño. El primero fue el artífice de las recientes medidas aprobadas por el Consejo de Ministros, mientras que la segunda, tenía una postura más conservadora para proteger a la economía.
Hace tres semanas, Calviño había dicho que era necesario que España no se paralizará en su totalidad y que era necesario desarrollar estrategias para superar la crisis. Sin embargo, el giro del Gobierno ha sido de 180 grados y ahora Sánchez se inclina hacia el parón económico absoluto para aliviar los embates de la crisis sanitaria.
La decisión se tomó en contra de la opinión de la vicepresidenta económica. La batalla dentro del Gobierno se centra entre los que defienden una inyección de gasto social contra los que miden el impacto, ven más oportuno esperar a las ayudas de Europa y contener la caída del PIB.
La titular de Economía defendió durante la semana pasada la necesidad de mantener funcionando todas las industrias, pero el pulso lo ganó Iglesias, quien tiene al parecer tiene mayor ascendencia sobre Sánchez.
Muchos economistas han expresado que el foco debe estar puesto en evitar el cierre de empresas para no hundir la economía y complicar una recuperación que se antoja larga y costosa.
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