Como el flujo y el reflujo de sus olas, el Mar Menor -en la Región de Murcia- se muestra a momentos agonizante y a momentos esperanzador. Esta compleja interacción ha marcado la cotidianidad de esta hermosa laguna del litoral mediterráneo en los últimos años. Una nueva oleada de algas está sitiando la biodiversidad de sus aguas. Mientras decenas de agrupaciones luchan por devolver su salud y vigor. Parte de estas muestras fueron expuestas en la ONU, a propósito del Día de la Tierra.
Desde 2016, o quizás antes, la naturaleza venía dando señales de que el Mar Menor estaba cambiando. Entonces ya no era una laguna cristalina sino una “sopa verde”, cargada de algas que le impregnan espesura y algo similar a la “toxicidad¨. Cuando entran demasiados nutrientes en un ecosistema acuático, se produce un crecimiento masivo de microalgas. Y eso está ocurriendo hoy provocando una nueva alarma.
En 2019 se produjo una mortandad de peces cercana a las 3 toneladas. Episodio que se repitió con creces en 2021 con una recolección de más de 4,5 toneladas de varias especies y algunos crustáceos muertos. Entre ellos, anguila, mújol y chirrete, aunque pocos boquerones, gambas, lenguados y salmonetes postrados y asfixiados en las orillas.
En esta ocasión, se reportan dos tipos de algas flotando en el Mar Menor, las conocidas como cabello de ángel y las ovas. De estas últimas hay una franja de más de 2 kilómetros de largo en La Manga. La principal causa son los excesos de nutrientes procedentes de la agricultura intensiva del entorno del mar.
El proyecto científico RemediOS, liderado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) prevé mejorar la calidad del agua del Mar Menor, hoy con abundantes algas. Con la utilización de bivalvos (un tipo de moluscos) que eliminarían nitratos debido a su capacidad filtradora.
Ostras y su acción filtradora en Mar Menor lleno de algas
El equipo de investigación analizó otras especies en los inicios de esta propuesta de biorremediación, en 2016, como almejas y berberechos. Finalmente se decidieron por la ostra plana (‘Ostrea edulis’), un molusco que llegó a contar con 135 millones de ejemplares en la laguna hace treinta años. En la actualidad solo quedan uno1.000 o 2.000, explicó a La Verdad la principal impulsora de esta solución basada en la naturaleza, Marina Albentosa, científica titular del IEO-CSIC en su sede de Lo Pagán (San Pedro del Pinatar).
“Junto con la nacra, la ostra plana entró al Mar Menor en los años setenta del siglo pasado, cuando se abrió el canal del Estacio. Y cambiaron las condiciones físico-químicas del Mar Menor”, recordó la fisióloga de bivalvos. Albentosa mantiene una red de contactos con otros expertos europeos y estadounidense que trabajan con esta especie en el Mar del Norte, Estados Unidos y Australia.
Cálculos preliminares advierten que se necesitarían 60 millones de ostras para que su función filtradora tenga un efecto positivo en las contaminadas aguas del Mar Menor. Afectadas por un proceso de eutrofización después de cuatro décadas de vertidos urbanos y agrarios.
La investigadora aclaró además que las ostras ejercerían una función complementaria “dentro de un plan integral de actuaciones que debe incluir la eliminación de los vertidos en tierra”.
Presencia excesiva de algas en el Mar Menor
Esta colonia de algas en el Mar Menor también es consecuencia de los vertidos que llegan a la laguna desde hace décadas a través de las ramblas. Y de las abundantes lluvias de las últimas semanas. Produciendo un lavado generalizado de toda la calima que en forma de polvo sahariano se encontraba distribuida en el Campo de Cartagena.
Las últimas mediciones indican que están entrando “valores elevadísimos” de nitrógeno, en torno a los 21.000 kilos diarios, dijo Emilio María Dolores, presidente del comité científico que vigila la laguna. Esta situación alarmante “marca un inicio de eutrofización”, es decir, el enriquecimiento excesivo en nutrientes de un ecosistema acuático.
Comentó que si esta situación no para, probablemente “sea igual o peor que la del año pasado”, con la mortandad de peces y, también de flora, debido a la falta de oxígeno que los asfixia.
En eventos anteriores, se formaron dos capas de algas en el Mar Menor. La profunda, que deriva en descomposición y con síntomas de anoxia (falta de oxígeno). Y la superficial, con menos salinidad por haberse mezclado con el agua de lluvia. Antes de que se registrara la masiva muerte de peces, algunos investigadores detectaron que los fondos estaban arrasados, recogió El Confidencial. La capa en descomposición estaba consumiendo el oxígeno y produciendo toxinas de compuestos orgánicos. Es decir, generando doble efecto mortal. Y mal olor y la turbidez del agua de la laguna. Los peces huyeron hacia la capa más alta porque abajo había poco oxígeno y muchas sustancias tóxicas.
Algunos estudios advierten que la degradación ambiental del Mar Menor ha sido un proceso continuo desde los primeros asentamientos humanos. El proceso se aceleró en el siglo XIX. Pero en los últimos años se ha exacerbado su deterioro.
Reducir la agricultura intensiva
La plataforma Pacto por el Mar Menor reportó que a fines de marzo y principio de abril hubo importantes lluvias en la región y en la cuenca vertiente del mar. Estas lluvias arrastraron desechos mineros, tales como hierro, zinc, cadmio, arsénico, plomo y manganeso, desde la Sierra Minera. Allí, donde se encuentran balsas y depósitos que fueron abandonados cuando la actividad no fue rentable y quedaron sin sellar adecuadamente con el conocimiento del gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
En 2021, en plena crisis del Mar Menor por la densa capa de algas y la muerte de miles de peces, el Colegio de Biólogos de Murcia elaboró varias propuestas para aminorar el desequilibrio ambiental.
“Asumiendo el coste económico”, indicó el gremio, “que supone para las arcas regionales, debe acometerse la reducción en origen de una parte importante de la agricultura intensiva. Empezando por los regadíos ilegales, sin más demora, transformándose en modelos alternativos sostenibles. O, directamente, finalizándose dicha actividad, especialmente en la zona cercana al Mar Menor. No hacerlo conducirá, irremediablemente, a una mayor degradación del Mar Menor y, por extensión, del Mediterráneo cercano. Donde ya se observan episodios puntuales de eutrofización en algunos puntos del parque regional de Calblanque”.
Entretanto, la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia, emitió una sentencia el mes pasado. Ordenó al órgano competente de la comunidad autónoma de la Región de Murcia a iniciar un procedimiento de exigencia de responsabilidad medioambiental por vertidos al Mar Menor. Contra ocho empresas o empresarios dedicados a la agricultura, “con adopción, en su caso, de las medidas provisionales y/o resolución definitiva que proceda”.
Desaparece la vegetación marina
Voceros de la Iniciativa de Legislación Popular (ILP), que promueve la personalidad jurídica del Mar Menor, viajaron a Nueva York, el Día de la Tierra. En la ‘Harmony With Nature’ de la ONU, dentro del Undécimo Diálogo Interactivo de su Asamblea General sobre la Armonía de la Naturaleza.
Asistieron Teresa Vicente, catedrática de Derechos Humanos y de la Naturaleza de la Universidad de Murcia. Y el abogado ambientalista Eduardo Salazar y el alcalde de Los Alcázares, Mario Pérez Cervera. Justo en momentos en que el Mar Menor presenta grandes riesgos de un nuevo episodio de “sopa verde” y mortandad en el acuífero.
La propuesta que expusieron logró superar en octubre el medio millón de firmas para dotar de personalidad jurídica al Mar Menor se debata en el Congreso. Su objetivo es que el Mar Menor pase a ser un sujeto de derecho para cumplir un objetivo social sin ánimo de lucro. Y que todos los ciudadanos puedan exigir ante los tribunales la reparación a los responsables de los daños en la laguna.
Para la Universidad de Murcia, el hecho de que Naciones Unidas haya incluido a la ILP en el acto, supone «un refrendo definitivo» para que la propuesta siga adelante.
La plataforma denuncia que la laguna de agua salada más grande de Europa se encuentra «gravemente amenazada”. Por el exceso de nutrientes en sus aguas, fruto del impacto de la actividad agraria y la presión urbanística. Una «crisis ecológica y social» que, «lejos de solucionarse», evidencia «el fracaso del actual sistema jurídico de protección». Según datos que maneja la ILP, en el acuífero del Campo de Cartagena se acumulan 300.000 toneladas de nitratos y en 2016 desapareció el 85% de la vegetación marina.
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