Las orillas del Mar Menor se han convertido en un cementerio. Miles de peces muertos tapizan sus arenas. Vecinos y autoridades no salen de su asombro al contemplar esa impresionante mortandad. La Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente de Murcia advierte que el motivo podría ser la histórica ola de calor registrada en los últimos días. Pero grupos de ecologistas atribuyen esta dolorosa estampa a la falta de oxígeno que causan los vertidos de nitratos.
Las imágenes difundidas por ANSE y WWF demuestran que la turbidez invade la columna de agua en las zonas interiores y profundas de la laguna, donde apenas penetra la luz. Durante la inmersión se pudo comprobar que el fondo va perdiendo fauna marina, mientras las praderas de Caulerpa están muriendo de nuevo, y el fango y las emisiones contaminantes se extienden por las aguas.
Anguilas, chapas, mabres, salmonetes, góbidos, chirretes, blénidos, peces aguja, lábridos y doradas y, crustáceos se acumulan sin vida en las costas del Mar Menor. La plataforma Pacto por el Mar Menor denunció la “altísima turbidez” de las aguas, debido al aumento de la clorofila y baja salinidad. Y a los mínimos niveles de oxígeno disuelto que estaban empujando a la laguna a repetir escenas de 2019, cuando se reportó otra importante muerte de peces.
El análisis anticipado no evitó el desborde de la situación. Tres días después esa organización informó del lamentable hallazgo en la Cala del Pino. Después en mar de Cristal e islas menores, y por último en Los Nietos, que no han parado de repetirse por días en otros puntos del Mar Menor, como las playas Los Alemanes y de la Isla del Ciervo.
Las autoridades han procedido a limitar el acceso a esas playas y a retirar los peces, ya en estado de descomposición.
Aguas adentro, los pescadores señalaron que en el centro del Mar Menor no hay casi pescado. “Los peces atrapados en las redes se mueren en poco tiempo, los sacamos en su mayoría mueren”, explicaron a El Ágora.
Miles de peces muertos en el Mar Menor
WWF España y la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse) temen que esta crítica situación se prolongue. «Podría seguir durante los próximos días, dado que las causas que han generado el problema no se han estudiado adecuadamente. Mientras el Mar Menor continúa registrando peces muertos. Y sigue recibiendo grandes cantidades de aguas de drenaje de los cultivos intensivos del Campo de Cartagena, cargadas de nitratos», precisaron las organizaciones.
Pedro García, presidente de la asociación, comentó que la mortalidad de peces se está produciendo ahora durante el verano debido a que hay muchas horas de luz y mucho calor. Además, el agua del Mar Menor no es tan salobre como antes puesto que recibe mucha agua dulce con muchos abonos de la agricultura intensiva que impiden que pase la luz. Como resultado se produce menos oxígeno y se producen volúmenes enormes de masa orgánica que se descomponen.
«Durante años la laguna se ha desequilibrado, no tiene capacidad para responder de forma natural y cuando llega el verano el Mar Menor se rompe, se desequilibra. Es como un enfermo que está tocado», explicó gráficamente. «El origen de su mal no está en las altas temperaturas, que cualquier laguna podría soportar», añadió.
Entretanto, la Consejería de Medio Ambiente de Murcia descartó un episodio de anoxia (falta de oxígeno) en la laguna. Y la Universidad politécnica de Cartagena coincidió con esa tesis al descartar que la presencia de vertidos tóxicos pudiera estar detrás de todo esto. Para ambas, las elevadas temperaturas podrían ser las responsables de estas muertes de peces en el Mar Menor.
Agricultura intensiva y descontrolada
El Instituto Español de Oceanografía (IEO) se une al remolino de opiniones que se han desatado en torno a estos peces muertos en el Mar Menor. Estimó “muy precipitado” atribuir estos decesos únicamente al aumento de las temperaturas. Deja abierta la posibilidad de que en el origen de este evento se encuentren otros factores como la anoxia.
Los expertos del IEO argumentaron que tanto la temperatura media del agua como la frecuencia e intensidad de las olas de calor extremo contribuyen al deterioro de la laguna y dificultan su recuperación. Pero que los organismos afectados en este episodio son también vulnerables a otros factores de estrés, como la anoxia o la toxicidad de elementos contaminantes.
En el entorno del Mar Menor hay 50.000 hectáreas pertenecientes a la Cuenca de Regadío del Campo de Cartagena. Una superficie que se ha multiplicado por 10 entre 1977 y 2017. Se trata de una de las mayores huertas de Europa. Allí se producen una buena parte de las hortalizas y frutas que se consumen en casi todo el continente.
Sin embargo, este espacio de agricultura intensiva ha crecido de manera descontrolada e ilegal en los últimos años. Así, según la Confederación Hidrográfica del Segura, el organismo estatal encargado de la gestión de las aguas de esta región, se calcula que aproximadamente el 20 % de esos terrenos no tienen autorización para utilizar el regadío.
Además, este tipo de agricultura realiza un uso abundante de abono. Se calcula que alrededor de 300.000 toneladas de nitratos que se encuentran en el acuífero subterráneo estarán saliendo durante años hacia el Mar Menor.
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