Desde el gobierno de Donald Trump siempre ha habido críticas a China sobre cómo gestionó el brote del nuevo coronavirus. Otros países también han cuestionado la falta de transparencia de Pekín y el ocultamiento de datos acerca del origen del SARS-CoV-2.
En las últimas semanas ha aumentado el interés en determinar el origen del virus al igual que la presión desde Estados Unidos. La semana pasada el presidente Trump declaró que había evidencia, con un «alto grado de confianza», de que el nuevo coronavirus se había originado en un laboratorio de Wuhan, en China.
El domingo el secretario de Estado, Mike Pompeo, reiteró que había una «enorme evidencia» sobre el origen del virus en el Instituto de Virología de Alta Seguridad de Wuhan.
No solo Estados Unidos reclama
El Reino Unido, Francia y Alemania también han manifestado sus dudas y críticas de cómo China gestionó la crisis del nuevo coronavirus y la poca información que ha compartido sobre el origen del SARS-CoV-2.
Desde el Reino Unido el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, señaló que China debía responder sobre la aparición del virus y por qué no se detuvo a tiempo.
Desde Francia, el presidente Emmanuel Macron manifestó que con el virus pasaron cosas que «claramente se desconocen». El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, ha exigido a China aclarar el origen exacto del nuevo coronavirus.
En medio de la presión creciente de los gobiernos, medios de Estados Unidos y Europa han publicado un informe de inteligencia elaborado por Five Eyes, una alianza de seguridad entre Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda.
Pekín miente, una versión
Las versiones publicadas son dispares y hasta contradictorias. Unos medios señalan que el informe de 15 páginas acusa a Pekín de mentir sobre el origen del virus. De acuerdo con esta versión el origen del SARS-CoV-2 está en un laboratorio de Wuhan, donde se transmitió a los humanos. Cuando los investigadores en el laboratorio quisieron dar a conocer información sobre el virus, el Estado chino los persiguió y desapareció a los médicos que intentaron informar sobre la aparición del virus, también destruyó pruebas de laboratorio y se negó a proporcionar muestras del virus a investigadores internacionales.
Se afirma que China tenía pruebas de la propagación del virus entre humanos desde principios de diciembre y fue el 20 de enero cuando confirmó este tipo de propagación. También ocultó información sobre los propagadores asintomáticos del virus.
La otra versión
La otra versión que circula en los medios es que el informe de Five Eyes contradice la versión que impulsa la Casa Blanca, que el virus se originó en el Instituto de Virología de Alta Seguridad de Wuhan, que se especializa en la investigación del coronavirus en murciélagos.
El diario izquierdista The Guardian asegura que el dossier de 15 páginas no fue sacado de Five Eyes. Varias agencias británicas y la misma Five Eyes consideran que Pekín no ha sido clara al explicar cómo se inició la propagación del virus en Wuhan. Además, los gobiernos occidentales están preocupados por verse inmersos en una compleja situación internacional que va agravando con el tiempo.
La versión oficial de China es que el SARS-CoV-2 se originó en un mercado húmedo de Wuhan. Más allá de esa explicación no se conoce en qué animal de la vida silvestre se originó el virus y cómo desde ese animal saltó a los humanos. En algún momento, se especuló sobre el pangolín como un huésped intermedio del virus, pero no más. La versión del mercado húmedo de Wuhan es aceptada por la OMS, que también ha sido criticada no solo por Estados Unidos sino también por imunólogos y epidemiólogos.
La ciencia y el origen del SARS-CoV-2
Frente a la versión del mercado húmedo en Wuhan está la opinión de Christian Drosten, el virólogo que asesora al Gobierno de Alemania en materia de la COVID-19.
Drosten no solo ha liderado una gestión bastante acertada de la epidemia en Alemania, sino que también estudia desde hace más de una década los coronavirus. Desde que la extraña neumonía apareció en diciembre sospechaba que se trataba de una nueva cepa de coronavirus.
En una entrevista con Laura Spinney, señaló que no había ninguna razón para suponer que el virus había pasado a los humanos a través de los pangolines. Además, puso en duda que el origen del nuevo coronavirus estuviera en los mercados húmedos .
Drosten explica que en la literatura científica sobre el SARS se dice que el virus se encontraba en los gatos de civeta y en los perros mapache, «algo que los medios pasaron por alto». Los perros mapaches son criados en China en granjas para extraerles el pelaje.
Drosten dijo que si alguien le daba miles de dólares y acceso a China, iría directamente a los sitios donde se crían perros mapache para localizar el origen del SARS-CoV-2.
Más allá de las versiones de la Casa Blanca, más allá de los juegos de inteligencia, el reclamo del mundo a China para conocer el origen del SARS-CoV-2 es legítimo. Todas las evidencias apuntas al tráfico y consumo ilegal de especies silvestres. ¿Estará China dispuesta a dar explicaciones y ser transparente?
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