La OMS se muestra escéptica en contar con una vacuna antes del fin de año y estima una convivencia con el virus hasta 2021. En su papel de orientador de políticas públicas en salud, pide a las poblaciones tener paciencia y no decaer en las medidas de protección. Y descarta intentar una inmunidad de rebaño contra la COVID-19.
“Dejar que las personas contraigan la COVID-19 para conseguir la inmunidad de rebaño no es una estrategia, es una tragedia”, dijo Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud.
El experto advirtió que la mortalidad que se puede producir al intentar esa inmunidad comunitaria es muy elevada, sobre todo entre los adultos mayores o las personas con alguna comorbilidad.
Jarbas explicó que el concepto de inmunidad de rebaño se utiliza para las vacunas. Citó el caso del sarampión, enfermedad que no requiere el 100% de cobertura con la vacuna para proteger a toda la comunidad ya que vacunando a un 95% de los niños, el otro 5% queda protegido.
Este precepto varía para cada enfermedad. En el caso de la COVID-19 todavía no se sabe con exactitud qué proporción de personas infectadas debe haber para que la transmisión deje de ocurrir, señaló.
“No contamos aún con esa información. Tampoco sabemos si puede presentarse una segunda infección después de algunas semanas o meses. Ni sabemos cuánto tiempo puede durar la protección después de haber tenido la enfermedad”, enfatizó.
Lo que sí indicó el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en agosto, es que «el nivel de riesgo global de COVID-19 es muy alto«. Y que «la pandemia es una crisis sanitaria que ocurre sólo una vez por siglo y sus efectos se dejarán sentir en las décadas que vienen».
La inmunidad de rebaño no le fue bien a Suecia
El subdirector de la OPS insiste en que “no es una estrategia válida”, intentar la opción de la inmunidad de rebaño, dados los riesgos que impone a la sociedad.
A manera de ejemplo, confió el caso de Suecia. En ese país optaron por no adoptar el distanciamiento social ni otras medidas recomendadas aspirando a alcanzar la inmunidad comunitaria. “El resultado ha sido una tasa de mortalidad siete veces más alta que la de los otros países nórdicos, cuyas características son muy semejantes y por eso comparable”, asentó.
“¿Está la sociedad dispuesta a pagar un precio tan alto en términos de muertes para una estrategia de la que no tenemos la certeza de que funcionará?”, preguntó. “Yo creo que no”, recalcó.
Sin embargo, en Manaos se habla de una inmunidad de rebaño. Luego de alcanzar el pico, los casos disminuyeron a pesar de la relajación de medidas.
La OPS prefiere que en el globo se acaten las normas. Para proteger a las personas y salvar vidas, la alternativa es implementa las medidas que se conocen, reiteró. El distanciamiento físico, lavado de manos, uso de mascarillas, realización de pruebas y aislamiento de casos.
Además de estas recomendaciones, y los esfuerzos que hace la OMS y los gobiernos, la apuesta en común parece insuficiente. Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y Guy Ryder, director general de la OIT. Así como el relator especial sobre pobreza extrema, Olivier De Schutter plantearon otras acciones.
Consideraron que el enfoque actual de los planes de respuesta no funciona. “Hay que proporcionar un nivel mínimo de protección social, incluidos los más pobres y marginados. Si queremos crear una mayor resistencia y una capacidad de recuperación más eficaz”.
En Manaos, una ardua trayectoria de inmunidad
Manaos fue duramente afectada por la COVID-19. A fines de la primavera, esta ciudad brasileña, de más de 2 millones de personas tuvo 4,5 veces más muertes de las esperadas para esa época del año. Los hospitales y cementerios estaban colapsados y se cavaron fosas comunes para enterrar a los muertos. Pero luego, los casos y los decesos disminuyeron a pesar de una relajación de las medidas de distanciamiento social.
Esa trayectoria ha llevado a algunos investigadores a sugerir que Manaos alcanzó la inmunidad colectiva o inmunidad de rebaño. En un informe publicado en medRxiv, los investigadores advierten que la inmunidad colectiva se desarrolló en la ciudad, después de que entre el 44 y el 52% de la población se infectara en el pico de la epidemia, y eso ralentizó la posterior propagación del virus.
«Estos son los niveles (de infección) más altos que he visto», dijo Elitza Theel, microbióloga de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, que no participó en el estudio. Esa alta tasa de contagio pudo haber tenido un impacto en el curso de la pandemia. “Así es como funciona la inmunidad colectiva. Pero tiene un alto costo … su tasa de mortalidad fue muy alta», comentó.
La inmunidad de rebaño ocurre cuando suficientes personas se vuelven inmunes a una enfermedad infecciosa, ya sea a través de contagios o una vacuna. Esto hace que la epidemia disminuya a medida que el patógeno carece de hospedadores susceptibles.
Los científicos todavía están calculando cuál sería el umbral de inmunidad colectiva para la COVID-19. La mayoría de las estimaciones oscilan entre el 40 y el 60% de la población.
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