De las diez vacunas contra la COVID-19 que se encuentran en fase tres de los ensayos clínicos, dos requieren de un proceso estricto de almacenamiento y transporte de la cadena de frío. Ante la esperanza por los avances científicos, la OPS anticipa que “ningún sistema de salud del mundo está preparado para cubrir las necesidades” de esas vacunas.
En la carrera por dar con un tratamiento eficaz y seguro, se une otra competición que requiere de recursos, logística y decisión. La de instalar cadenas de frío específicas para almacenar y transportar dos de estas vacunas. Una de ellas es la de Pfizer, cuyos análisis apuntan a una eficacia del 90% de los casos.
La vacuna desarrollada con la empresa de biotecnología alemana BioNTech, y la otra, que se desconoce el laboratorio que la respalda, requieren un esfuerzo mayor que las ocho restantes. Necesitan estar conservadas por debajo de -70 °C. Utilizan una novedosa tecnología, «el material genético del virus».
El subdirector de la Organización Panamericana de la Salud, Jarbas Barbosa, dijo que “ningún sistema de salud en el Caribe, en América del Sur. Ni en Estados Unidos y Europa están listos para manejar estas vacunas. Carecen de un almacenamiento a -70 ºC. Si los países van a utilizar esas vacunas tendrán que preparase. Las otras otras vacunas en fase 3 sí se pueden manejar en las cadenas de frío que existen hoy en cualquier país”.
Barbosa indicó que está hablando con instituciones financieras para fortalecer las cadenas de frío de los países que necesiten hacer cambios. Sin embargo, especificó que cuando los tratamientos lleguen a las salas de vacunación no requieren condiciones especiales. Se pueden almacenar entre 2 ºC y 8 ºC por hasta cinco días.
OPS y las cadenas de frío de las vacunas
La nueva tecnología empleada por Pfizer usa material genético del virus. También la llaman tecnología de ARN mensajero (ARNm). ¿Qué significa eso? En el caso de las vacunas de ARNm, se incursiona en un nuevo concepto.
En lugar de introducir en el organismo un patógeno atenuado o una parte de este, para que nuestro cuerpo reaccione y desarrolle defensas frente al invasor, el ARNm tiene otra dimensión.
El microbiólogo Raul Rivas, de la Universidad de Salamanca, explica que el “ARNm proporciona las instrucciones para que sea nuestro propio organismo el que produzca el antígeno. En el caso del SARS-CoV-2, el antígeno es la proteína S o spike protein, la espiga del coronavirus. Tiene capacidad para desencadenar la reacción de nuestro sistema inmune”.
Recuerda que “el ARN es la molécula encargada de transcribir la información genética que contiene el ADN posibilitando la síntesis de proteínas. Llevado al ámbito literario, si la proteína fuera un libro editado y maquetado, el ADN podría ser la información almacenada en la mente del escritor para conformar la historia. Y el ARN sería la herramienta utilizada para transcribir el relato, es decir un bolígrafo o el teclado”.
La del ébola también requiere de temperaturas muy bajas para su preservación. La OPS señala que el transporte de esa vacuna a la temperatura adecuada para mantener la cadena de frío es «una verdadera prueba de ingenio». Para ébola se utilizó ‘Arktek’, un sistema de almacenamiento de vacunas con capacidad para 120.000 dosis desarrollada por Global Good. Una colaboración entre la Fundación Bill y Melinda Gates y el laboratorio de innovación de Intellectual Ventures.
La OPS dijo que estas vacunas se mantienen entre -60 y -80 grados centígrados con estos ‘supertermos’ durante un máximo de 6,5 días, y utiliza una herramienta de seguimiento para comprobar la entrega. Fue desarrollado para transportar vacunas en países o regiones propensas a interrupciones en el suministro de energía o donde la refrigeración no es una opción.
El sentido del negocio
Los hombres de negocio, que los hay incluso detrás de un grupo de investigadores, aprovechan los costos de oportunidad de un hallazgo o descubrimiento científico. Es el caso de Albert Bourla, CEO de Pfizer. El mismo día del anuncio de la eficacia de la vacuna, liquidó 61,8% de sus acciones en la compañía farmacéutica, según consta en los registros de la Comisión del Mercado de Valores.
Bourla vendió un total de 132.508 acciones de la compañía a un precio histórico unitario de 41,94 dólares, lo que equivale a un total de 5,5 millones de dólares (4,7 millones de euros). Esos títulos se habían cotizado en la jornada del viernes en 36,40 dólares, más de un 13% por debajo del precio de venta de las acciones del CEO.
A pesar de la operación, el consejero delegado sigue manteniendo de forma directa un paquete accionarial de 78.273 títulos en la compañía. Además de otros 3.539 de forma indirecta.
Mientras tanto, Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la OPS, se refirió a estas vacunas. Señaló que Pfizer está alcanzando acuerdos bilaterales con varios países, entre ellos los latinoamericanos, como en Argentina, Chile, México, Ecuador y que sigue negociando con Perú y Brasil
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