Antes de las cumbres climáticas, científicos y organismos ambientales se apresuran a presentar informes sobre el estatus de la crisis: avances y retrocesos. A manera de presionar las decisiones de alto nivel en el mundo. En la antesala de la COP27, en Egipto, no ha sido la excepción. La ONU y sus agencias emplazan a revisar la adaptación climática y a aflojar el financiamiento internacional hacia los países en desarrollo.
Lo piden las naciones africanas, las más pobres de Asia y América Latina y el Caribe y, aquellas que quieren salir del atolladero en que quedan sumidas con los fenómenos meteorológicos más extremos y frecuentes.
Además de encontrar el dinero y la voluntad política para reducir las emisiones y contener el calentamiento global, se necesitan miles de millones de dólares para proteger a los países del cambio climático. Pues, se ha producido más rápido de lo que habían previsto los científicos.
El financiamiento internacional actual que fluye hacia los países en desarrollo está entre 5 y 10 veces por debajo de lo que se necesita, según el informe del Programa Ambiental de las Naciones Unidas.
En 2020, el dinero de los países donantes reservado para ayudar a los países más pobres a adaptarse al cambio climático fue de solo 29 000 millones de dólares. Muy por debajo de los 340 000 millones de dólares anuales que podrían necesitarse para 2030.
«Es hora de una revisión global de la adaptación climática», dijo el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. Y señaló que había pedido a los fondos verdes para el clima que trabajaran con financiadores públicos y privados para poner a prueba un nuevo acelerador para la inversión en adaptación.
Acelerar la adaptación climática y el financiamiento pide la ONU
Se entiende la adaptación climática como la respuesta al calentamiento global que busca reducir la vulnerabilidad de los sistemas sociales y biológicos de pueblos, regiones y grupos sociales en riesgo.
Acelerar la adaptación climática, solicitada por la ONU, ayudará a los financiadores a trabajar con los países en desarrollo para invertir en sus prioridades y proyectos específicos.
Los fondos de adaptación a menudo se asignan a programas como mejorar la seguridad alimentaria mediante la plantación de cultivos resistentes al calor y la sequía. O en infraestructura, como diques para ayudar a mantener a raya el aumento de las aguas.
En la cumbre climática de la ONU en Glasgow el año pasado, los países desarrollados acordaron duplicar el apoyo para el financiamiento de la adaptación a $ 40 mil millones por año para 2025.
Para la COP27 en Sharm El Sheikh, Egipto, que se inicia en las próximas horas, los países «deben presentar una hoja de ruta creíble. Con hitos claros sobre cómo se entregará, preferiblemente como subvenciones, no como préstamos», puntualizó Guterres.
África ha luchado para responder al empeoramiento de los extremos climáticos. El gasto anual actual en adaptación en el continente es de $11,4 mil millones, o alrededor del 40% de toda la financiación climática, según el Centro Global de Adaptación. Un corredor de soluciones internacionales alojado en los Países Bajos. Cumplir las promesas de emisiones de los países requeriría $ 41 mil millones adicionales al año.
«La financiación de la adaptación está escalando muy lentamente para cerrar la brecha de inversión en África», dijo Patrick Verkooijen. Director ejecutivo del CGA. Uno de los programas clave para combatir este déficit es el Programa de Aceleración de la Adaptación de África. Busca, entre otros fines, recaudar $ 25 mil millones para los países en los próximos tres años.
Desembolsos muy por debajo de los acuerdos
A medida que los impactos climáticos se intensifican en el mundo, las naciones deben aumentar drásticamente la financiación, indicó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En su informe The Adaptation Gap Report 2022: Demasiado poco, demasiado lento, la agencia de la ONU advierte que el fracaso de la adaptación climática pone al mundo en riesgo. Y encuentra que los esfuerzos globales en la planificación y financiación de y la implementación no están a la altura de los crecientes riesgos.
Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA, dijo que “el cambio climático está golpeando a la humanidad con un golpe tras otro, como vimos a lo largo de 2022. De manera más visceral en las inundaciones que sumergieron gran parte de Pakistán. El mundo debe reducir urgentemente las emisiones de gases para limitar los impactos del cambio climático. Pero también se deben aumentar los esfuerzos para adaptarnos a los impactos que ya están aquí. Y lo peor, a los que vendrán».
Recordó que los flujos de financiación combinados para la adaptación y la mitigación en 2020 cayeron. Al menos 17.000 millones por debajo de los 100.000 millones de dólares prometidos a los países en desarrollo. Se necesita una aceleración significativa si se quiere duplicar los flujos financieros de 2019 para 2025, como insta el pacto de Glasgow.
La implementación de acciones de adaptación, concentradas en agricultura, agua, ecosistemas y sectores transversales, está aumentando. Pero no se mantiene al día con los impactos climáticos. Sin un cambio radical en el apoyo, las acciones de adaptación podrían verse superadas por la aceleración de los riesgos climáticos.
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