La Organización de Naciones Unidas nuevamente llama la atención a los líderes del mundo, a no escudarse en la pandemia, para reducir la protección sobre el medio ambiente.
El relator especial de la ONU sobre los derechos humanos y el medio ambiente, hizo el emplazamiento posterior al anuncio de varios gobiernos de que disminuirán sus normativas ambientales.
David Boyd, señaló, que «a la luz de la crisis ambiental mundial que precede a la COVID-19, estas acciones son irracionales e irresponsables. Ponen en peligro los derechos de las personas vulnerables».
La deforestación, la agricultura industrial, el comercio ilegal de vida silvestre y el cambio climático aumentan el riesgo de futuras pandemias.
Hace un mes, el 17 de marzo, el secretario de las Naciones Unidas, António Guterres invitó a no desestimar el tema del cambio climático por el del coronavirus.
El 75% de todas las enfermedades infecciosas emergentes son de origen animal y están estrechamente vinculadas con la degradación del medioambiente.@unep_espanol explica el impacto en las personas y las econonomías: https://t.co/1qoC6EZW6L #COVID19 pic.twitter.com/XvRs1wZQGX
— Naciones Unidas (@ONU_es) April 14, 2020
En esa ocasión estuvo acompañado del secretario de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas. Ambos se mostraron reflexivos porque “los casquetes polares se están derritiendo seis veces más rápido que en la década de 1990”.
ONU advierte lecciones de la pandemia
El comunicado del experto se produce por el anuncio realizado por varios Gobiernos donde indican que están reduciendo sus exigencias medioambientales. Específicamente, suspendiendo los requisitos de vigilancia ambiental, disminuyendo la aplicación de las normas ecológicas y limitando la participación pública.
«Es probable que estas decisiones políticas den lugar a un deterioro acelerado del medio ambiente y repercutan negativamente en una amplia gama de derechos humanos como el derecho a la vida, la salud, el agua, la cultura y la alimentación, así como al derecho a vivir en un entorno saludable», indicó.
Boyd señaló que, tal y como nos indican las evidencias científicas, las personas que habitan en zonas con mayores niveles de contaminación atmosférica, sufren un mayor riesgo de muerte prematura a causa de la COVID-19. «Del mismo modo, el acceso al agua limpia es esencial para evitar que las personas contraigan y propaguen el virus», dijo.
Destacó una de las lecciones que podemos extraer de la pandemia del coronavirus es que nos demuestra la vital importancia de conservar «un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible».
WMO and partners are working towards an Integrated Global Greenhouse Gas Information System https://t.co/DE6FiHsOai https://t.co/6ZH4nN7Rkk
— World Meteorological Organization (@WMO) April 16, 2020
Riesgos de futuras crisis sanitarias
El relator precisó que tres cuartas partes de las enfermedades infecciosas emergentes son por «zoonosis». Esto quiere decir que se transmiten de los animales salvajes o domesticados a los humanos. Como por ejemplo sucede con el ébola, el SARS, el MERS, y ahora con la COVID-19.
«Los científicos nos advierten que la deforestación, la agricultura industrial. También el comercio ilegal de vida silvestre, el cambio climático y otros tipos de degradación ambiental aumentan el riesgo de futuras pandemias. Elevan la probabilidad de graves violaciones de los derechos humanos», denunció.
Así, Boyd advirtió que una decisión «miope» como la de debilitar o interrumpir las regulaciones ambientales solo servirá para empeorar aún más la situación.
En su opinión, lo que deben hacer los gobiernos es «acelerar los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030», ya que conseguir «un medio ambiente sano es una forma eficaz de prevenir pandemias y proteger los derechos humanos».
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